miércoles, 26 de junio de 2013

La Estación de Tren de León

Más allá de observaciones voluntaristas, aunque poco fundamentadas financieramente, parece asumido por todos que la estación de ferrocarril de la ciudad leonesa va a quedar ubicada donde actualmente está por bastantes años. No hay posibilidad de acometer el soterramiento proyectado ni de trasladar la instalación. Tampoco hay voluntad de revertir a su condición original las calles que se abrieron sobre las vías, dejando transcurrir los trenes sobre ellas. En consecuencia sería necesario revisar la idoneidad del entorno de la estación, concebido para la provisionalidad. Para empezar, la estación carece de muelles de embarque y desembarque de pasajeros desde automóviles y autobuses, con la salvedad de los taxis. Hay espacio de sobra para poder subsanarlo con una ampliación, incluso ocupando algunos terrenos baldíos anejos. Una estación como la leonesa debe tener al menos dos decenas de plazas para coches en espera y una decena para autobuses. Otro aspecto a tener en cuenta es el aprovechamiento de la antigua estación, hoy abandonada imperdonablemente. La zona entre la calle nueva y la marquesina es muy adecuada para ajardinar y soldar así el espacio urbano entre los barrios de la carretera de Zamora y los de la orilla del Bernesga. El resultado podría ser un corredor verde que enlazase el río con la zona popularmente conocida como la Plaza del Huevo. Otro aspecto relevante sería saber si las obras de soterramiento podrían ser sustituidas eventualmente por túneles de coste asumible en las actuales circunstancias, o por pasos elevados, aunque estas posibilidades causasen un encendido debate. En todo caso hay que estudiar con los técnicos –y el ayuntamiento debe impulsarlo- cómo acelerar el paso de los trenes por León en su camino a Asturias y bajo el supuesto de que todos deben parar en esta estación. Es conocido que el bucle de vías que discurre entre Onzonilla y Trobajo no permite velocidades altas. Eso hay que subsanarlo, de forma que los trenes accedan a la estación a toda la velocidad posible. En definitiva, una vez descartado el soterramiento en el corto plazo hay que tomar nuevas iniciativas.

martes, 18 de junio de 2013

Liderazgo y Economía en León

Los sindicatos manifiestan su preocupación por el posible cierre de la central térmica de Compostilla; la situación de la factoría de Antibióticos no es mejor; la minería del carbón en el occidente de la provincia apunta hacia la desaparición, si no se evita; gran parte de los ganaderos de leche de León se encuentran en una situación crítica; buena parte de las factorías que se habían instalado aprovechando el Plan del Carbón se encuentran cerradas; las iniciativas para completar la Ciudad de la Energía se han parado; el soterramiento del ferrocarril rápido en León y su extensión a Ponferrada y Asturias están paralizados; las autovías a Orense, a Braganza y al oriente de Asturias están olvidadas; el Aeropuerto de León se encuentra en una actividad de mínimos ... En conclusión, revisado el panorama general de la economía provincial se puede caer en el desánimo. En medio de ese marasmo hay unos líderes institucionales que deberían transmitir hacia dónde debemos caminar, qué es lo prioritario, qué peones podemos sacrificar, cuál es su visión de futuro –aunque podamos no compartirlo-. Esos líderes deberían actuar también como interlocutores en los casos que se puedan considerar graves por su dimensión o calidad. La gente reclama una dirección hacia la que ir y hay responsables de ese trabajo. El problema de León es que quienes ocupan esos puestos no están cumpliendo con su función. La presidencia de la Diputación y las alcaldías de León y Ponferrada deberían estar al frente del esfuerzo común porque tienen los conocimientos, los medios y la perspectiva para poder hacerlo. Ocupar esos puestos no puede significar ver pasar la crisis. Las primeras autoridades no pueden estar para resolver cuestiones de detalle mientras la economía provincial se desangra. Por eso hay que exigir a esas cúpulas directivas que desempeñen su papel de portadores de la bandera y que dejen de actuar como traellevas de lo que les dicen unos y otros. Queremos saber qué es lo que piensan, qué es lo que quieren para León con una visión global y a 10 años vista. Y, si no son capaces, puede ser necesario que se vayan para que vengan otros.

martes, 11 de junio de 2013

Salario Mínimo y Bienestar Europeo

La pasada semana una autoridad económica se manifestaba en favor del fin del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) en determinados casos. La cuestión no parece inocente porque abre una puerta y llega cuando se replantea la cuantía de las pensiones públicas, la intocabilidad de paraísos fiscales, la reducción de la sanidad pública, la imposibilidad de aplicar la ley de dependencia … Europa en general, pero sobre todo la del sur está sufriendo un recorte social sin precedentes. Se viene justificando por la incapacidad para generar ingresos públicos simétricos. Sin embargo, cuando se proponen ajustes por la vía de los gastos, no se hace de manera compensatoria con medidas para aumentar los ingresos: aumentar la tributación de las grandes empresas y de las grandes fortunas. Es curioso que propuestas como la reducción del SMI vayan en la línea de reducir la tributación de los trabajadores (si ganan menos, pagan menos impuestos) sin que se proponga compensar por la otra vía. Todo hace pensar que hay la voluntad de que una parte de Europa se degrade. Los datos dicen que la participación de la renta de los trabajadores sobre la renta total está bajando en los últimos años, luego no es que los más ricos de Europa ganen menos por la crisis, como lo demuestra la inversión en derivados financieros (ante la imposibilidad de hacerlo en acciones porque las fábricas ya no crecen y desciende el consumo). Lo que sucede es que hay alguien que no quiere que Europa, el modelo de bienestar por antonomasia, lo siga siendo. Si los salarios suben, consumimos y hay servicios públicos; si bajan, no. Esto nos lleva a la conclusión de que la gran clase media europea tendrá que movilizarse contra una coyuntura que le castiga a beneficio de …, si quiere evitarlo. Veremos movimientos ciudadanos hostigados por los medios de comunicación de los grandes inversores; veremos diputados defendiendo derechos ciudadanos y otros justificando su pérdida; veremos autoridades voceando las virtudes del libre comercio mundial y organizaciones que exigen condiciones dignas a los empresarios del Tercer Mundo; veremos … ¿o lo estamos viendo ya?

martes, 4 de junio de 2013

Reivindicaciones y Juntas Vecinales

La batalla de las juntas vecinales contra el anteproyecto de ley que pretendía liquidarlas está entrando en una nueva fase. Como sabemos, la Provincia de León agrupa más de un tercio de estas instituciones en España. Las juntas vecinales son producto de la oficialización de los concejos. El concejo era la reunión de los vecinos de un pueblo para establecer normas de convivencia, ayuda recíproca, turnos de servicio a la comunidad, así como para administrar los bienes que el conjunto de los vecinos iba adquiriendo. Producto de siglos de actividad, los concejos, representados en sus juntas vecinales, son hoy los mayores propietarios de suelo de la provincia, así como de montes, edificios … En resumen, nos hallamos ante un elemento del patrimonio material e inmaterial de León sin parangón. La actividad de las asociaciones en su defensa se ha centrado en argumentar su carácter histórico y en defender la pervivencia para garantizar la propiedad que tantas generaciones consiguieron reunir. El blindaje de tales recursos para que queden en cualquier caso a beneficio de esos pueblos es fundamental. Sin embargo hay otros aspectos cruciales que conviene plantear. En primer lugar hay que ser conscientes de que la utilidad de las juntas vecinales tal y como las hemos conocido declinó. Las necesidades de los habitantes de nuestros pueblos son nuevas y debería avanzarse en la definición de para qué se las quiere. Que el tipo de servicios que hoy pueden prestar implica más cercanía al ciudadano y más eficacia que la del ayuntamiento es una realidad. Eso debería servir para emplazar a las juntas vecinales a la prestación del servicios en cofinanciación con los ayuntamientos, así como a una reducción del número de municipios sustancial, tal y como se registra en la vecina Portugal. En segundo lugar hay que afrontar que centenares de pueblos están despoblados en la práctica. No hay vecinos para mantener operativa la junta vecinal. En esos casos hay que buscar que los bienes concejiles reviertan en la zona. De lo contrario aparecerán oportunistas que maniobrarán para hacerse con las propiedades comunales a cambio de nada.