jueves, 30 de abril de 2015

PROGRAMAS PARA LA CIUDAD

Un programa electoral debe ser un ejercicio de reflexión sobre el presente y el futuro de una entidad de población. Cuando su ejecución mira exclusivamente por el funcionamiento de los servicios públicos básicos, no se produce promoción de la entidad. El núcleo de población se estanca o decrece. Es entonces cuando el número de habitantes cae y empiezan a aparecer problemas de viabilidad financiera. Cuando un municipio pierde población merman también los recursos que recibe. Sin embargo suele pasar que debe hacer frente a deudas que adquirió cuando era más grande. También suele suceder que se encuentra con plantillas grandes, que con el tiempo no se justifican para prestar los servicios en un ayuntamiento cada vez más pequeño. Un ejemplo evidente y dramático lo tenemos en Villablino. El municipio ha perdido mucha población y continúa haciéndolo a ritmos escalofriantes, pero ha contraído grandes deudas y tiene un número de empleados insostenible, que proceden de la etapa anterior, con mucha más población. A esa coyuntura se ha llegado por poner al frente a equipos de gobierno que no se preocuparon de la promoción exterior de la capital lacianiega. Una de las conclusiones que se deriva de este ejemplo es que para ser alcalde no vale cualquiera. Hay que procurar que gane gente con la formación adecuada, personas prudentes y a la vez avispadas para ver qué ventajas tiene su municipio y promocionarlas fuera de él. Otro ejemplo evidente es el de la capital leonesa. La promoción exterior de León ha sido irrelevante últimamente. Eso se ha traducido en una pérdida de pulso económico, de generación de puestos de trabajo y de atractivo para la inmigración. León no es capaz de fijar población y la pierde cada año. El último censo la sitúa ya en menos de 130.000 cuando llegó a pasar de 140.000 habitantes hace no tanto. Por eso los equipos de gobierno municipales han de combinar formación para poder hacer las cosas juiciosamente, con dinamismo para ser proactivos y adelantarse a los acontecimientos tomando la iniciativa, y con orden para garantizar que la organización interna del ayuntamiento sea eficaz. Pero además es imprescindible visión global para entender la situación de León en su entorno y trazar las bases para que gane importancia y dimensión. Por lo tanto no valen los equipos de gobierno encerrados en la actividad rutinaria del municipio, como el que termina ahora su mandato en León, ni ediles dedicados al viaje y al discurso en tierras lejanas, como ha sufrido la ciudad leonesa en ocasiones anteriores.

viernes, 24 de abril de 2015

FIESTA Y GESTIÓN AUTONÓMICA

El 23 de abril se celebra, donde se celebre, el día de la autonomía de Castilla y León. La fecha se intenta revestir de dignidad, pero resulta difícilmente creíble. En su trayectoria política la Junta no ha conseguido recibir un reconocimiento unánime como institución legítima de todos los ciudadanos. Nunca ha sido reconocida plenamente en León. En el resto de las provincias, salvo en Valladolid y Palencia, no suscita reacción. La presencia de la Junta es una imposición de facto, una cosa que se encuentra uno, un telar puesto por las élites a mayor gloria de sí mismas. La Junta no es la institución de todos los ciudadanos porque es algo sobrevenido en unos casos e impuesto en otros. En su incapacidad para la autocrítica, la Junta no acepta la realidad de un territorio que 30 años después continúa desarticulado. La sensación de que se trata de un ejercicio de colonialismo, donde la metrópoli saca recursos de las colonias, está tan asentada que en muchos casos suscita el odio. A nadie se le puede escapar con los datos estadísticos ante sí que las 3 grandes autonomías: Castilla y León, Andalucía y Castilla-La Mancha, son un ejercicio político fallido. Acumulan los mayores desniveles internos de riqueza, la mayor desigualdad entre territorios, las diferencias sociales y de servicios públicos más sonrojantes del país. ¿Qué sería de estas autonomías sin las provincias tras el estruendoso fracaso que han significado como redistribuidoras de la riqueza? Y es Castilla y León la peor, la más desigual, la que menos esperanza ofrece. Se acaba de saber que esta autonomía es la que más población ha perdido de todas en el último año en términos relativos, y la segunda en términos absolutos. Está la cosa como para celebraciones. Y la cuarta parte de esa pérdida es de León, de ese territorio al que muchos junteros motejan de victimista. Que se lo digan al Instituto Nacional de Estadística. Y quizás ellos, los junteros, nos puedan explicar en su ineptitud cómo es posible explicar que miles de personas abandonen la provincia de León cada año desde hace muchos sin que la famosa Junta, responsable de la promoción industrial, consiga detenerlo. Igual es que los victimistas tienen razón. Porque ante tal desastre -no cabe otro calificativo- solo hay dos posibilidades: o los que mandan son una cuadrilla de incompetentes o esta autonomía es un error garrafal. Si la respuesta es la primera, que se vayan. Si la respuesta es la segunda y estos señores la defienden, es que les importa más el pesebre que los ciudadanos. Difícil elección.

jueves, 16 de abril de 2015

EL DEBATE DEL AVE

Un documento de FEDEA ha puesto en duda la viabilidad del AVE en España. Las reacciones de algunos miembros del gobierno, así como el silencio de otros representantes induce a pensar que el debate político ha perdido perfil. El documento en cuestión basa su crítica en cálculos numéricos y en comparaciones con trenes similares de otros países. Los argumentos de nuestros políticos no pasan de la reacción encendida -sin citar una sola cifra- y de los juicios de valor sin elemento de contraste alguno. Que las obras del AVE son desaconsejables en la mayor parte del país es una evidencia tan palpable que no se necesitan estudios muy finos. Que en buena parte del país lo más adecuado hubiese sido adecuar las vías para trenes de velocidad alta (250 kms/hora) es una verdad de perogrullo. Sin embargo esta huida ciega hacia adelante a que se han acostumbrado nuestros políticos promete llevar al país a ineficiencias que nos hagan a todos más pobres por muchos años. Las cifras del AVE son tan descomunales que no admiten duda. Un kilómetro de vía viene a costar 15 millones de euros por lo barato. El mantenimiento de ese kilómetro supondrá 120.000 euros cada año. Esto supone, por ejemplo, que solo el mantenimiento de los 3000 kms de vía que habrá a finales año supondrán 360 millones de euros en mantenimiento anual. Cada kilómetro construido permitiría costear más de 4 de nueva autovía. Eso por no hablar de los 40.000 euros por asiento que cuesta un tren. Por esa razón que España sea el segundo país del mundo en kilómetros de vía AVE y el primero en relación a su población suena a disparate. La realidad es que nunca podremos recuperar esa inversión, que aparece como una carga y que nos hace menos competitivos en el mundo. La mejora de flujos económicos que implica el tren de alta velocidad en España no cubrirá ni con mucho su coste. Y a pesar de todo la contumaz política española es incapaz de frenar esta locura, como ha sucedido en otros casos. Al hilo de esto me viene a la cabeza la construcción masiva de plantas gasificadoras, o el despliegue desmedido de paneles fotovoltaicos subvencionados o la multiplicación de obra pública portuaria. Por eso el ataque a la minúscula inversión en aeropuertos me parece tan ridícula siempre que escribo. El avión podría ser una buena solución para el transporte regional europeo en un país que es geográficamente una península y que no puede construir un tren (en esto sí que iría bien) al Gran Londres, al Benelux, a la Cuenca del Rin o a la Padania/Provenza, lugares que concentran la población de Europa.

jueves, 9 de abril de 2015

COMENTARIOS DE SEMANA SANTA

Concluyó la Semana Santa leonesa más concurrida de los últimos años. Como en las anteriores ediciones la lluvia había causado estragos, esta vez se podía ver en toda su plenitud el potencial, las mejoras y la configuración a día de hoy de estas fiestas. Y digo fiestas porque no hay que vestir de otra cosa esta semana de pasión, que lo es en gran parte por la liberación de los instintos. Puede que algunas personas lo vivan como una celebración religiosa, pero si se analiza el número de cofrades divorciados, de los que abortaron, de los que no practican los oficios religiosos, de los que blasfeman, de los que… y de los que permiten que esto suceda sin más, no queda duda de que para la mayor parte de los participantes es más una ocasión para la convivencia en fiesta que otra cosa. Un aspecto que me parece relevante por la pérdida de atractivo de algunas procesiones y lo que ello puede aparejar, es el enlentecimiento en el discurrir por las calles. Probablemente se debe a la necesidad de colocar tanta banda de cornetas y tambores acompañando a cada paso, y de separar unas de otras para que se mezcle menos el sonido. Eso provoca desajustes que retienen el progreso de los pasos. Una procesión es sobre todo una narración que, como una película, ha de tener su ritmo, o bien resultará una pesadez, como una peli mala. Algunas procesiones están cayendo en esto y creo que los responsables de las hermandades deberían actuar para evitarlo. Otro aspecto, inseparable de la muestra sacra, es el del Entierro de Genarín. Nadie puede dudar a estas alturas de que la Semana Santa de León sería una más entre muchas (por más que el esfuerzo de las cofradías sea grande, cosa que no se pone en discusión) sin este elemento diferencial, capaz de atraer a la ciudad periodistas, reportajes y miles de visitantes. No importa cuánto de irreverente hay en ello porque es una convocatoria sincera, sin doblez, que dice lo que es. Más sincera por ejemplo que los finales de procesión, tan dados al postureo por los aspirantes a concejal, aunque lleven cucurucho. El Entierro de Genarín contribuye a dar la imagen de una ciudad de santos y golfos, de un lugar que aúna lo mejor y lo peor, la cara y la cruz. Y es que esta ciudad literaria, hija de militares romanos y cortes medievales reúne bares sin fin. León es como un bar enorme en Semana Santa. Y que sea un representante del sector el que diga que la noche del Jueves Santo es floja por el Entierro de Genarín, cuando no conocemos cómo sería sin él, ha de deberse a la fragancia de la limonada.

jueves, 2 de abril de 2015

LECCIONES DE ANDALUCÍA

Las elecciones municipales de León son objeto de especulaciones con previsiones variadas. Por esta razón las elecciones autonómicas andaluzas, aún con las limitaciones que supone la distancia con aquellas tierras, marcan tendencias generales que son válidas para intuir la dirección del voto aquí. La primera es la que indica el resultado del PSOE, que en Andalucía tenía la situación más favorable (convocó por sorpresa las elecciones, dejando sin candidatos claros ni conocidos a la competencia, aunque para ello pusiese en peligro cualquier posibilidad de pacto de gobierno). A pesar de eso perdió 120.000 votos. En León la competencia es más peligrosa y conocida -aunque sin exageraciones-. No es difícil prever una bajada desde el 31% al 20-24% de los votos, lo que dejaría una horquilla de 5 a 7 concejales. La segunda tendencia es la de caída del PP, que no puede ser tan abrupta como en Andalucía porque el candidato es más conocido. Sin embargo todos los indicadores anticipan una bajada probable del 44% al 29-33% de los votos. La horquilla sería entonces de 9 a 11 concejales, lo que les alejaría de la mayoría absoluta. La tendencia de Ciudadanos no es tan clara, ya que la candidatura no es conocida y habrá que ver la capacidad de transmisión de una propuesta atractiva. Está claro que este partido representa la renovación suave y que en Andalucía estuvo por encima de las previsiones. Sin embargo queda un mes largo hasta las elecciones y no sabemos si mantendrán ese ascenso sin desgaste. En todo caso su escalada implica la bajada del PP y, menos, del PSOE. Pensar en una horquilla de 3 a 6 concejales para Ciudadanos no parece disparatada. La franquicia de Podemos se presenta con el hándicap de soportar el ataque mediático a su rupturismo que, tras el ascenso fulgurante, está provocando un leve descenso de la intención de voto. Una horquilla similar a la de Ciudadanos, 3 a 6 concejales, tras reunir cabreados y exvotantes de IU y del PSOE, parece lógica. Por último la UPL se juega el ser o no ser. El candidato es apenas conocido y su discurso débil, como su liderazgo. Las encuestas siempre infravaloraron los resultados finales de los leonesistas, que suelen superar las previsiones. Por eso en esta ocasión puede que saquen 1 concejal a pesar de los negativos augurios, pero también pueden quedar sin ninguno. En resumen, es probable que el Ayuntamiento de León requiera un pacto a tres bandas para reunir los 14 concejales que dan la mayoría absoluta. La habilidad para el diálogo de los candidatos va a ser crucial en el próximo mandato.