domingo, 27 de septiembre de 2015

LEÓN, AVE Y MADRID

Comentaba en alguna de las últimas columnas que Madrid se está convirtiendo en un imán de población y empleo, y que este papel se puede reforzar por los efectos del proceso catalán, sean cuales sean sus resultados. Tal coyuntura afecta directamente a ciudades medias como León, que ya no captan emigrantes del campo porque éste se ha vaciado. La siguiente etapa de la demografía española, que ya ha llegado, es la pérdida de población de estas ciudades en favor de Madrid. La Comunidad de Madrid reunía 2.773.000 cotizantes a la seguridad social en agosto de este año. Barcelona cuenta con 2.273.000. Por esas casualidades de la vida hay justo medio millón más de cotizantes ya en la provincia manchega que en la mediterránea. Si consideramos el conjunto de Cataluña, veremos que allí constan 3.066.000 cotizantes, que son más de los de la provincia de Madrid. Pero comparados así, habría que sumar a la urbe matritense toda su área de influencia: Toledo, Cuenca, Guadalajara y Segovia, otros 415.000 trabajadores, de lo que resulta que el gran Madrid es ya el principal mercado de trabajo de España. A ello se suma que la velocidad de crecimiento es superior a la de la mayoría de los territorios y que, con la fuga de empresas de Cataluña, el proceso se está acelerando. Es evidente que estos cambios suponen una amenaza para la sostenibilidad urbana de ciudades como León. Por eso acontecimientos como la llegada del AVE tienen que ser capitalizados adecuadamente para corregir el éxodo de actividad hacia la capital de España. Es importante que el Parque Tecnológico de León se venda a empresas de Madrid. En menos de dos horas se puede trasladar cualquier trabajador entre las dos ciudades. Los precios de las parcelas industriales son en León más bajas. Los costes de mantenimiento de una instalación, la seguridad, diversos proveedores o los salarios de referencia probablemente también. Eso por no hablar de vivienda o coste de la vida para los empleados. Hay que hacerlo saber. León presenta facilidades que deben ser vendidas en la capital de España para la implantación de empresas en nuestros polígonos industriales. Desde aquí se accede fácilmente a los mercados del norte de España y cuenta con un aeropuerto para viajar al Mediterráneo. León puede ser una buena opción para fijar actividades empresariales si las instituciones facilitan ese proceso de manera proactiva. Por eso el AVE, incluso por el efecto publicitario que tiene para un desconocedor de estas tierras, es una oportunidad para el relanzamiento de León.

jueves, 17 de septiembre de 2015

LEÓN Y EL CATALANISMO

El proceso abierto en Cataluña por los partidos independentistas va a producir cambios en los equilibrios del estado inexorablemente. En un primer escenario, si las fuerzas en torno a Mas consiguen una mayoría de los votos, el proceso de independencia avanzará gracias al reconocimiento internacional de algunos estados. Pese a que no está bien visto el segregacionismo entre la generalidad de los mandatarios, una respuesta mayoritariamente positiva a él abriría un camino hacia la separación de Cataluña. En ese caso se produciría una importante fuga de sedes sociales de empresas hacia Madrid. El crecimiento del mercado laboral en la capital de España cebaría el ya pronunciado desarrollo de ésta en detrimento de todas aquellas ciudades intermedias que no tengan una sólida posición económica. León y Ponferrada, que atraviesan profundas crisis de identidad en su vocación empresarial, sufrirían una desvitalización aún mayor de la que ya experimentan. En un segundo escenario los partidos independentistas podrían obtener una mayoría parlamentaria, pero no en votos. En ese caso el respaldo internacional al proceso de segregación sería irrelevante. Sin embargo la situación tampoco permitirá mantener el equilibrio actual. Todo indica que los partidos no independentistas impulsarán una negociación que privilegie a Cataluña para acallar las protestas. En ese caso habrá menos recursos para el resto de los territorios y, entre ellos, para León. Como reacción las autonomías darán aún más ventajas a sus capitales para combatir el efecto de absorción económica de Madrid. Por eso las ciudades intermedias que no son cabecera autonómica van a sufrir en primer término los efectos económicos de los nuevos acuerdos. ¿Qué se puede hacer ante eso? Nodos como León o Ponferrada que, una vez vaciado el campo, son las siguientes víctimas del proceso de despoblamiento en España, disponen de pocas alternativas para mantener –ya no digamos hacer crecer- su demografía. Tienen que alinear a todas sus fuerzas vivas para encontrar la vocación económica de la urbe y empujar al unísono en esa dirección. De ahí que la insistencia de algunos foros ciudadanos, como León en Positivo o Proyecto León, en realizar un plan estratégico que nos comprometa a todos en un horizonte a 10 años no debe dejarse caer en el olvido. España atraviesa un momento histórico que afecta a nuestras ciudades de manera sustancial. Los dirigentes capaces de tener la grandeza de miras como para aunar los esfuerzos de todos acertadamente pasarán a la posteridad como grandes estrategas.

jueves, 10 de septiembre de 2015

LA CIUDAD QUE QUEREMOS

Definir el tipo de ciudad que queremos que sea León en el futuro es una labor compleja, ya que exige descubrir algunos de los principales factores –entre los muchos que hay- que dirigen de manera destacada la configuración de la urbe. Uno de ellos es la apuesta por la rehabilitación del centro histórico y las zonas anejas. En León hay muchos pisos vacíos en el casco antiguo y en el ensanche. Si se quiere mantener la ciudad nucleada, hay que mimar estas zonas con políticas que rejuvenezcan la población. Las ciudades europeas tal y como las conocemos –paseables, centros de socialización …- son un producto de principios del Siglo XX. Los centros medievales y modernistas han constituido la referencia urbana y aún lo son. Caracterizan y dan personalidad a las ciudades europeas. Restaurarlos como espacio de convivencia es fundamental, si se quiere hacer ciudad. Otro aspecto relevante es la superficie de centros comerciales que se permitirá. Son imprescindibles para estimular la economía, pero ha de ponérseles coto para equilibrar la coexistencia del pequeño establecimiento, que garantiza calles atractivas y vivas, con esas grandes áreas comerciales, que absorben buena parte de la actividad de los centros clásicos sin llegar a integrarse en la ciudad del todo. La imagen de calles vacías, monocordes y poco iluminadas, que es tan frecuente en muchos barrios de Centroeuropa, no es un modelo ideal para la ciudad mediterránea, auténtico escenario de la vida de sus habitantes. Una faceta más es la integración de los servicios de transporte en el centro de la ciudad o en su inmediatez. España ha terminado prácticamente el proceso de urbanización de su población. La mayor parte ya está en ciudades y el campo no puede aportar contingentes de nuevos ciudadanos. Esto significa que solo las grandes urbes continuarán creciendo. Las ciudades intermedias, como León, mantendrán su tamaño más o menos. Por eso el planteamiento de sacar del casco urbano servicios como el ferrocarril puede ser un fracaso como el de Burgos o el de Segovia. Lo que hará atractivos estos nodos urbanos es la facilidad para acceder a todo. En eso también se ha de trabajar. Un factor más es el incremento de la población y el aumento de las remuneraciones medias. León ha sufrido un fuerte declive en este aspecto. Falta población joven y la oferta salarial está degradada. Ahí tiene un reto la alcaldía si quiere garantizar el sostenimiento de la ciudad a largo plazo porque la imagen arruinada de Detroit podría repetirse en algunas ciudades españolas.

jueves, 3 de septiembre de 2015

LA DIPUTACION EN MARCHA

Vaya por delante que sé que voy a recibir críticas por esta columna. Muchos lectores están acostumbrados a escritos cañeros, de esos que ponen el dedo sobre los fallos más dolorosos en la gestión pública. Sin embargo creo que los columnistas deben ser equilibrados y que, si hay que ponerse agresivos cuando se detectan fallos inaceptables, hay que reconocer la buena ejecutoria cuando se produce. El nuevo equipo de gobierno de la diputación está marcando su propio estilo. Bajo la dirección de Majo parece que se va tratando sucesivamente un tema tras otro, aplicando el criterio … un criterio, algo que tantas veces ha faltado. En una institución acostumbrada a la levedad en el segundo nivel y al desplante en el más alto, parece que por fin se puede dialogar con cierta naturalidad. No es Majo una persona inane, se le nota autoridad e ideas claras, pero con apertura. Si bien sus manifestaciones antes de las elecciones acerca del aeropuerto merecieron mis críticas, ahora parece que todo retorna a una lógica. Dice una máxima aplicada a la gestión: “no toques lo que funciona”. Los vuelos, tras una agudísima bajada de pasajeros, vuelven a tomar una trayectoria al alza. Y eso lo explica el de Barcelona -que es la base de este aeropuerto- a precios razonables y en horarios lógicos. La diputación, a través del consorcio, ha decidido prorrogar el acuerdo con la compañía que lo estaba operando. Buena decisión, aunque siempre que se condicione a los horarios y las tarifas. La imposición gubernamental de poner un funcionario de habilitación nacional como tesorero en cada ayuntamiento ha sido contestada por el presidente con firmeza. Aunque no lo comparto, respeto su creencia de que es mejor no fusionar los ayuntamientos pequeños. Solo así se podría pagar a este funcionario. Me parece coherente su respuesta con su criterio. El capítulo más reciente trata de los parques de bomberos en la provincia. Se intenta seguir el criterio de utilizar las instituciones para dar servicio a los ciudadanos. Se pretende contar en las zonas más remotas incluso con recursos de municipios de otras provincias. Por fin un político no considera los entes públicos un fin en sí mismo, sino un recurso para dar servicios a los contribuyentes. Hace mucho que no veíamos a alguien tan implicado en dar una solución a cada problema y no en poner un problema para cada solución. Se puede debatir si buscar los bomberos en otra provincia es aceptable, pero siempre que lo primero sea dar el servicio antiincendios. Así nunca se pierde de vista lo fundamental: el servicio.