jueves, 28 de abril de 2016

LAS CORTES Y EL POSTUREO

La idea de reunir a los parlamentarios de la autonomía en San Isidoro es producto del postureo y la propaganda. Solo eso podemos concluir cuando se examina los resultados de la gestión de la Junta en la provincia de León. Si tomamos por ejemplo parámetros como la tasa de actividad, la evolución del número de trabajadores ocupados, el crecimiento de la población y los niveles medios de renta, podemos saber fiablemente cómo evoluciona la provincia. No vamos a atiborrar esta breve columna de guarismos, pero basta saber que León es la penúltima provincia española en tasa de actividad laboral; en la evolución de los trabajadores ocupados es de las diez últimas provincias del país en lo que va de siglo; la población cae tan rápidamente cada año que solo otra provincia española presenta datos similares; por último, los niveles de renta se han desplomado desde el inicio del proceso autonómico -cuando estaban en el segundo cuartil- para caer hasta el último entre las provincias españolas. En resumen, el balance de la gestión global de la Junta es absolutamente desfavorable y no merece paliativo alguno. A ello se suma que en estos 33 años la tendencia al declive es constante y que, de la misma forma, hay provincias autonómicas con tendencia contraria. En otras palabras, eso quiere decir que los problemas que generan esta decadencia son estructurales, que residen en la Junta y en sus instituciones, y que no son coyunturales o producto de un momento. La Junta de Castilla y León no sirve a los intereses de León, puesto que tiene las competencias en empleo, industria y fomento, economía y población, y todo va mal desde el principio. Por esta razón que las cortes vengan a reunirse a San Isidoro 33 años después del proceso autonómico es una maniobra de distracción. La presidenta de las cortes, máxima responsable además de la fundación que intenta promover una supuesta identidad castellano-leonesa, se ha inventado este acto. Pero a estas alturas obras son amores y no buenas razones. La Junta significa en León decadencia y empobrecimiento. Y por mucha comisión de bien pagados de la que se rodee Clemente para que la aconsejen, la realidad económica es tozuda. Y eso por no entrar en los fundamentos históricos de la autonomía, en la falta de legitimidad del proceso constituyente … no hay por donde cogerlo. La reunión de las cortes en San Isidoro utiliza una institución como herramienta de propaganda. Y no por mucho repetir otra vez una mentira llega ésta a convertirse en verdad. Castilla y León no existe como comunidad y perjudica a los leoneses.

jueves, 21 de abril de 2016

EL CONSERVATORIO Y LA RAZÓN

El pretendido traslado del Conservatorio de música a los bajos del Estadio Reino de León ha generado una de las más agrias respuestas a la Junta de Castilla y León y al alcalde. En esta discusión ha prevalecido la pasión frente a la racionalidad y hay un punto de prepotencia en la postura de las instituciones. Pienso que el debate podía haber transcurrido por caminos más lógicos. El traslado del conservatorio a los extrarradios de la ciudad, en una zona de putas y de ensayo nocturno de papones, oscura y mal comunicada a las horas de mayor actividad del centro de enseñanza es una propuesta inadecuada; peregrina incluso. Y eso es objetivamente así, porque si el estadio hubiese estado en una zona céntrica y accesible, la discusión hubiese sido otra. Que al conservatorio acuden hoy a pie una multitud de niños y chavales es una realidad y no es lo mismo ponerlo en el centro que en una zona marginal, como la que se propone. Hasta ahí queda claro que Silván, Rey y el lucero del alba, llegado el caso, no tienen razón. Por otro lado, que existe un parque inmobiliario de las administraciones vacío y sin uso es una realidad. Es verdad que resulta absurdo gastar en construir un edificio nuevo si existen locales vacíos. En esta vertiente Silván y Rey tienen razón. No pagamos impuestos para construir edificios inútiles. Habría que ver si del parque vacío (escuela de minas, laboratorio pecuario…) hay algo que se pueda reconvertir, sea cual sea la administración titular. Y pienso que oportunidades existen dedicando gestión y buena voluntad. Escuchar al consejero decir que no está dispuesto a pagar alquileres resulta ofensivo. La diputación leonesa lleva pagando servicios que corresponden a la Junta muchos años; dinero que la Junta se ahorró en servicios a los leoneses. Que se ponga ahora estupendo el consejero con este tema no es de recibo. Le pagamos para que ponga soluciones, no para que cree problemas. Y si no sabe, siendo de León, hay mucha gente válida para hacer el trabajo. En resumen, se puede concluir que en este tema la autoridad ha consultado menos de lo que debe, que los clientes (los alumnos y sus padres) reclaman guiados de la pasión, que es mala consejera, y que hay solución seguro, igual que puede haber mejores consejeros y alcaldes. En su capacidad de gestión está el quitarme la razón. No hay por qué hacer un edificio nuevo si existen ya construidos y bien ubicados, pero habrá que gastar lo que haga falta para adaptarlos. Quizás los empleados de la diputación podrían ir a otro edificio de los que hay vacíos. ¿Por qué no?

domingo, 17 de abril de 2016

CONTROVERSIAS SOBRE LA CATEDRAL

El fin de semana pasado celebraba su quincuagésimo aniversario la Capilla Clásica de León con un concierto en la Catedral. Fue una actuación fantástica y un acto que transmitió sensaciones poliédricas. La pieza elegida era de gran belleza y el acompañamiento del coro por la Joven Orquesta Leonesa un acierto. Hubo algunos detalles que afearon algo la ocasión. El primero fue la gélida temperatura del templo, algo que en estos tiempos se puede solventar. El segundo fue el sobreaforo, un fallo de la organización que llevó a gran parte de los asistentes a quedar de pie y en zonas donde la acústica no es adecuada. El tercer detalle incorrecto fue la larga lectura, de veinticinco minutos, de la historia de la Capilla Clásica en un templo helado y con un público mal acomodado. Se me justificó que se trataba de un acto, pero la gente allí iba a oÍr un concierto. Porque si de escuchar durante media hora una declamación en esas condiciones se tratase, el templo estaría semivacío. Y digo esto con el deseo de que el error no se repita, porque el concierto en sí merecía la pena y además porque la Capilla Clásica merece todas las felicitaciones por su trayectoria y labor. Un aspecto esencial que quedó claro una vez más para quienes sentimos la Catedral es la necesidad de desmontar el trascoro y la sillería del coro, y de trasladarlos a dependencias del Museo Catedralicio. Esto, que puede parecer un disparate, tiene explicación. El trascoro es una obra renacentista de primer nivel. Lleva 450 años en ese sitio, pero está desubicada en un conjunto homogéneamente gótico. A pesar de su valor, apenas se aprecia porque queda diluido en la obra edilicia. Además corta la visión de la nave mayor y no responde a necesidades litúrgicas o artísticas. Es un precioso armatoste, pero armatoste al fin. Donde está no se valoriza, y condiciona y degrada el uso del edificio, como lo hizo en este concierto y en cuantos actos se celebran. El trascoro y la sillería del coro merecen un tratamiento individualizado y expositivo en otra parte, y la Catedral merece ser apreciada en su inmensidad. Debido al trascoro es imposible hacer un concierto como el de la Capilla Clásica en la nave principal de la Catedral. El trascoro renacentista corta la dinámica espacial gótica de Santa María, concebida como una imponente nave vertical de gran profundidad, elevación y luz, apreciables desde las puertas. Hay que hacer justicia al edificio, y a la preciosa escultura del coro y el trascoro individualizándolos. Solo así podremos entender y disfrutar ambas obras en toda su intensidad.

PARTIDOS Y ADMINISTRACIONES

La exigencia del partido de Albert Rivera de ahorrar en las administraciones públicas es una propuesta poco madura tal y como se ha planteado. Ha generado un debate amplio en el país a cuenta de la propuesta de eliminar las diputaciones. Sin embargo los miembros de ese partido continúan esgrimiendo razones que se podrían aplicar a cualquier otra administración, como el alto gasto en personal o la opacidad. Cualquier entidad que sea prestadora directa de servicios tendrá un alto gasto en nóminas, puesto que no hay otra forma de cumplir ese cometido. En consecuencia no se ha justificado por qué se debe suprimir las diputaciones y no, por ejemplo, las comunidades autónomas, que son tan opacas como las primeras. Sin embargo lo que sí sabemos es que las autonomías multiprovinciales son ineficientes y creadoras de desigualdad entre los ciudadanos. Y lo son más cuanto más grande es la autonomía. ¿No sería mejor convertir en autonomías las diputaciones, y eliminar ese escalón tal y como está concebido en la actualidad? Por otra parte se habla de suprimir indiscriminadamente ayuntamientos, como si todos fuesen lo mismo. Nada más lejos de la realidad. En los microayuntamientos (menos de 500 habitantes) los gastos del secretario y la administración se llevan gran parte del presupuesto, por lo que sí sería lógico fusionar estas entidades hasta alcanzar una dimensión mínima de 1000 habitantes al menos. El proceso debería repetirse tantas veces como fuese necesario cuando la pérdida de población obligase a ello. Sin embargo en estas corporaciones los gastos del alcalde, los concejales y los grupos políticos son mínimos, por lo que no se puede atribuir por ese lado falta de eficiencia a la institución. Donde realmente está sobredimensionado el gasto es en las ciudades a partir de 50.000 habitantes. Esto sucede porque en las últimas décadas han crecido hasta absorber física y funcionalmente a los pueblos de alrededor sin que desaparezcan sus ayuntamientos. Es en estas aglomeraciones urbanas donde encontramos casos como los de Valladolid y Laguna de Duero, Salamanca y Santa Marta de Tormes, Santander y Maliaño, Coruña y Perillo, o León y San Andrés del Rabanedo, ayuntamientos contiguos que forman parte de la misma ciudad. Es ahí donde el gasto en concejales, grupos políticos y gastos duplicados se dispara. No hay un organismo más fragmentado que el municipal ni uno más coherente con las especificidades del territorio que las diputaciones. Por eso la propuesta de reforma de la administración debe hacerse con criterios más rigurosos y meditados.

ESPICHAS Y GENARINES

La última fiesta de Industriales en el Campus de Vegazana ha dejado un paisaje de desperdicios por todo el recinto. El ayuntamiento se inhibió de la limpieza tras la fiestona con el argumento de que la universidad es consciente y responsable para tratar los efectos de estos actos. Me congratulo del papel de la institución municipal en este caso. Si el rectorado permite sin más –de hecho o por dejación- la celebración de la espicha, ha de gestionar las consecuencias. Hay que asumir que las escuelas y facultades tienen fiestas patronales. Desde hace decenios son celebradas por los alumnos, chicos de dieciocho a veintitantos años, dentro y fuera del campus. Los actos incluyen fiestas con alcohol, tertulia al aire libre, música… Sorprende la pasividad de la institución universitaria que, sabiendo que va a existir celebración se haga lo que se haga, no pone bidones de recogida de basuras y toma medidas para paliar la conversión del espacio universitario en un vertedero. Si la fiesta va a tener lugar, minorícense sus efectos negativos. ¿Es que los rectores y vicerrectores no fueron estudiantes? ¿Pero piensan que han cambiado tanto los alumnos en los últimos años? ¿Qué hubiesen hecho ellos en su etapa estudiantil en las mismas circunstancias? Parecen nuevos. Hay que concluir que el rectorado ha estado en la inopia. Mucho más cuando hablamos de algo que sucede año tras año. Serán muy listos para otras cosas, pero para ésta no. El ayuntamiento leonés ha adoptado medidas especiales para la celebración de Genarín, justo al contrario que el rectorado con la espicha. Por fin parece que se asume que la procesión del golfo pellejero es una parte más de la Semana Santa leonesa. Algunos cofrades se muestran contrariados, al igual que el cura que no ve el pelo a esos mismos cofrades a lo largo del año en misa –agnósticos de facto o incluso ateos como son-. Y es que estamos en una sociedad y una ciudad llenas de contradicciones, paradojas que dan identidad y atractivo a esta urbe para que vengan de Madrid a gastar los dineros que no llegan por otras vías. Innegablemente existe un paralelismo entre ambas fiestas en algunos aspectos, pero el tratamiento ha sido radicalmente distinto por la universidad y la alcaldía. El nuevo equipo municipal ha entendido que, si no puedes luchar contra algo, solo puedes unirte en lo positivo y minimizar sus efectos negativos. Tomen nota en el rectorado y no pretendan que los jóvenes no celebren todo lo celebrable. No sean panolis. Además, ¡hasta ahí podíamos llegar!

PLAN ESTRATÉGICO DE PONFERRADA

La semana pasada comentábamos la iniciativa de un colectivo de empresarios para elaborar alternativas de desarrollo para El Bierzo. Sin duda la comarca atraviesa un momento crítico y debería movilizar todas sus fuerzas para salir de la espiral de decadencia económica en que ha caído. Hasta ahora no se ha percibido que las instituciones sean capaces de liderar esa reacción. Como en la mayor parte de las instancias políticas del país, parece que no existen los conocimientos necesarios entre sus dirigentes para inducir un cambio de tendencia. Por eso es necesario buscar fuera de las instituciones públicas los medios técnicos para organizar los trabajos que Ponferrada necesita a fin de recuperar actividad y de crecer. Una herramienta comúnmente utilizada en muchas ciudades y territorios es la redacción y aplicación de un plan estratégico. Se trata de un documento redactado por consultores externos a partir de la información disponible y de las opiniones de las fuerzas vivas del lugar en cuestión. El estudio se ha de consensuar entre todos: políticos, empresarios, asociaciones… para que así comprometan su apoyo y participación. Todo plan estratégico contendrá una visión: la situación de Ponferrada dentro de unos años, tras la aplicación del plan, pensando en positivo. Para lograr ese escenario se establecen unos objetivos parciales y estrategias adecuadas para alcanzarlos. En esa ejecución se compromete a todos para que alineen sus fuerzas, para que no haya dispersión. Así todo el Bierzo empujaría en la búsqueda de los objetivos y, si el plan está bien trazado, ese Bierzo imaginado se alcanzará. Casi todos los ciudadanos pueden tomar parte en el plan estratégico porque las distintas acciones abarcarían casi todas las facetas sociales. La consecución de un plan estratégico es una forma eficaz de avanzar, tal y como se ha demostrado en centenares de ciudades que hoy son mucho más importantes que antes de realizar su propio plan. Además, como Ponferrada es el motor del Bierzo, el centro de referencia del occidente provincial, y de las comarcas orensanas y lucenses limítrofes, los resultados positivos beneficiarían a una zona muy amplia. Quizás este plan pondría negro sobre blanco cuáles son los pasos para que Ponferrada alcance los cien mil habitantes algún día, cifra que marca la barrera que separa a una ciudad intermedia de una urbe pequeña. En consecuencia este grupo de empresarios, que tanta influencia han de tener en Ponferrada y su comarca, debieran solicitar la redacción de una plan estratégico lo antes posible.

ALTERNATIVAS PARA EL BIERZO

Se ha creado la Agrupación para la Promoción y el Desarrollo Económico del Bierzo, excelente idea que moviliza las fuerzas vivas empresariales en pos de objetivos comunes. Una de las primeras conclusiones es que el Bierzo necesita salidas hacia el puerto de Oporto, de lo que se induce el peso de los empresarios pizarreros en esta iniciativa. Así debe ser, puesto que la facturación conjunta del sector es la más importante en esa zona. Indudablemente la conexión con los puertos de mar ha de ser una prioridad en cualquier estrategia de desarrollo económico. Las posibilidades de comunicar la aglomeración del Bierzo con nuevos puertos (la Coruña ya es accesible) pasan por hacer vías rápidas hacia Asturias, hacia Galicia-sur y hacia Portugal. Hacia Galicia-sur existe la posibilidad de mejorar la vía por Monforte de Lemos o bien por Tribes. Ambas son muy costosas por la dificultad orográfica. Sin embargo hay una opción con la que no se ha contado y que no es disparatada: la conexión mediante túneles con Sanabria. Supondría dar salida con pocos kilómetros, al área de influencia de Ponferrada hacia la Autovía Rías Bajas y hacia Braganza, en Portugal; esto en cuanto se haga la vía rápida por la que la Plataforma León-Braganza lucha hace mucho. Desde ahí habría acceso a los puertos de Vigo y Oporto por carreteras de gran capacidad. Hay que valorar que la inversión necesaria no sería superior a las otras alternativas, y sin embargo el efecto para la Ponferrada metropolitana e industrial es la ruptura de una barrera actualmente infranqueable. Algo parecido sucede con la salida hacia Asturias, que podría realizarse por Cerredo sin mayores problemas. Es cierto que deja a Villablino a un lado, pero el centro de actividad es Ponferrada y hay que buscar las mejores alternativas para esa ciudad. Y eso es así para este caso y para otros porque, si el núcleo económico de Ponferrada sigue debilitándose, el área entre Lugo, Orense y León quedará descabezada y sin esperanzas de recuperación a corto y medio plazo. El nodo de Ponferrada no debe perder la masa crítica de 80.000 habitantes y no queda apenas tiempo para evitarlo. Los empresarios del oriente provincial deben haber entendido que el papel geoestratégico de Ponferrada como motor de todo su área es crucial para evitar el desplome y desertización de toda la zona. Por eso poner por delante las prioridades de esa ciudad, ante una situación tan crítica como la que vivimos, es una actitud audaz, acertada y valiente. Esta nueva asociación es una ventana a la esperanza en un panorama desalentador.

POLÍTICA Y PROFESIÓN

Uno de los problemas que tiene la actividad política en España es la segmentación profesional de los que participan en ella. Dedicarse a la política una temporada debería ser la ambición de muchos ciudadanos. Sin embargo el panorama laboral del país bloquea la participación efectiva de la mayor parte de la población. Dejar el puesto de trabajo en una empresa para dedicar cuatro años a la actividad pública es inviable para la mayoría de los trabajadores. Solo empresas muy grandes pueden permitir una decisión de este tipo sin que se produzca impacto en la carrera profesional del trabajador. Por esa razón la política se ha llenado de profesionales que sólo se dedican a ella, de abogados y empresarios autónomos, que pueden retornar a su actividad, de parados (en menor medida) y de funcionarios, que tienen total disponibilidad para su retorno laboral. No se pone en duda la idoneidad de estas personas individualmente, pero sí se puede poner la del conjunto resultante. Un congreso compuesto por personas extraídas solamente de esos estratos profesionales no representa a un país. Y esa será la situación mientras el nivel de paro en España sea un disparate y la reincorporación al puesto de trabajo en muchas actividades profesionales sea una entelequia. La extracción de los representantes políticos contribuye además a una progresiva pérdida de perspectiva de la realidad del país. Pasarse gran parte del día en contacto con abogados, empresarios, funcionarios y parados no da elementos de referencia suficientes para tomar conciencia de los problemas que globalmente tiene el estado, la autonomía, la provincia o el ayuntamiento. Esa es la causa de que las cúpulas de las instituciones se conviertan en camarillas alejadas de la realidad, que defienden privilegios impropios de una situación complicada en lo económico y lo social. ¿Qué hacer entonces para paliar este grave defecto en las instituciones del país? Hay que reducir el número de políticos y de sus asesores. Tal y como se comenta en algunos partidos, existe una burbuja que hay que pinchar. Pero eso no supone hacer desaparecer instituciones necesarias, como las diputaciones. Además hay que convertir la elección directa de candidatos en una barrera de entrada al mundo de la política. Cada político debe ganar su elección hablando con los ciudadanos. Solo así se puede obligar a quienes llegan a las más altas instancias a no perder el contacto con la calle. Mientras alguien dependa sólo de que le metan en una lista para seguir en política, el servilismo y el compadreo están garantizados.