viernes, 18 de noviembre de 2016

LEÓN Y LA TRADICIÓN AERONÁUTICA

La ciudad de León está fuertemente enraizada en los orígenes de la navegación aérea española, aunque para muchos sea un hecho desconocido. En los campos aeronáutico y naval la tradición ha marcado el devenir de ciudades y bases porque se sigue considerando un elemento esencial para fijar nuevos proyectos y desarrollar otros. Por eso la historia aeronáutica de León es una fortaleza que las fuerzas vivas de la ciudad deben hacer valer ante todas las instancias para desplegar nuevas potencialidades. La historia empieza con el decreto de 1920 que dispuso la creación de las 4 primeras bases aéreas militares en España: Madrid, Sevilla, Zaragoza y León. En 1923 aterrizaba el primer avión, aunque el aeródromo no se inaugurase hasta 1929. Entre 1937 y 1939 trabajaban 1800 personas entre la base y la maestranza, cuando la ciudad apenas tenía 40.000 habitantes. Tras la guerra se creó la escuela de oficiales de aviación, que luego se fue a San Javier casi al tiempo que llegaba la que hoy conocemos como Escuela de Suboficiales. Por lo tanto León ha sido una pieza clave en la historia de la aeronáutica española y fundamental en sus inicios. Fruto de esa trayectoria se encuentra en León un grupo de organizaciones de diversos tipos en torno a la actividad aérea. Existe un aeropuerto militar, también un aeropuerto civil público, otro aeropuerto privado en los Oteros, una escuela de suboficiales del ejército, una escuela universitaria de ingeniería aeronáutica, una base de drones del Ejército de Tierra, una base de helicópteros de la Guardia Civil, Cartum que es el departamento de drones del Instituto de Automática y Fabricación de la universidad, una escuela de pilotos privada cuya primera promoción está a punto de salir, un club social, el Aeroclub, ligado a la tradición aérea leonesa, un fabricante proveedor de piezas de Airbus y dos campos de vuelo de ultraligeros. No hay ciudades en nuestro entorno que puedan aproximarse a una vocación aeronáutica como la leonesa. Por eso no se entiende la tibieza de ciertos políticos ante iniciativas para el desarrollo del sector, para mejorar el aeropuerto civil de La Virgen del Camino y su funcionalidad, o para desplegar definitivamente las posibilidades de León como plataforma de conexión de vuelos regionales europeos de una amplia zona región. Es probable que la mayor parte de los leoneses no tengan perspectiva sobre la proyección de esta ciudad en la navegación aérea, pero hay que salir del error. León entraña una larga historia en el sector aéreo y hay que dar a esta ciudad la proyección que le corresponde por tradición y vocación.

lunes, 14 de noviembre de 2016

EL PALACIO DEL CONDE LUNA

El Palacio del Conde Luna de León alberga la exposición “Raíces: el legado de un reino. León 910-1230”. Se trata de un espacio necesario en la ciudad y que en su momento se rellenó con un contenido interesante, pero marcado por la premura, ya que la muestra se elaboró con poco tiempo. A día de hoy su visita, estimulante, resulta manifiestamente mejorable. En primer lugar habría que revisar la ambientación de trajes y maniquíes, que sirvieron para salir del paso en su momento. No se puede mantener un disfraz de carnaval del medievo en un espacio que quiere dar una imagen digna del Reino de León. También la cartelería puede ser mejorada, así como la luz. Hay luminarias que producen reflejos en los carteles y que habría que reposicionar. Otro aspecto que no está puesto en valor es el propio edificio. El Palacio del Conde se encuentra sobre el solar del que fuera segundo palacio real de León, ya que el primero se ubicó en las termas romanas donde hoy admiramos la Pulchra Leonina. A aquel palacio regio pertenecen los muros de tapial que se aprecian en el interior del edificio actual y que siguen esperando una interpretación y explicación para los visitantes. También la ventana trifora prerrománica que luce sobre la puerta gótica parece provenir de esa construcción hoy desaparecida. Al espacio palaciego pertenece también la iglesia de Palat del Rey, que fuera primer panteón real. De esa capilla palatina queda una valiosa cúpula de gallones con 1100 años de vida a la que nadie hace apenas alusión, aunque sea de las piezas arquitectónicas más valiosas de la ciudad. Pero incluso más allá de la mejora de la exposición actual y de la puesta en valor del conjunto palatino del Conde Luna está la posibilidad de hacer exposiciones temporales sobre el Reino de León. La concentración de valiosos materiales en esta ciudad y su entorno daría para renovar cada cierto tiempo un área expositiva con ese destino. Ejemplos de las exposiciones que se podrían preparar son la arquitectura del Reino de León, el prerrománico leonés, los sellos documentales y firmas de los reyes, el fuero de León y sus homólogos, las cortes del Reino de León, la continuidad del Reino hasta nuestros días, las catedrales del Reino, peculiaridades del románico en el Reino, las relaciones internacionales de León medieval, las grandes batallas del Reino, la expansión territorial de León, los casas nobles del Reino, la joyería, los códices, etc. Como se ve, hay elementos para extraer mucho más jugo al Palacio del Conde y solo hace falta voluntad política para llevarlo a cabo.

jueves, 3 de noviembre de 2016

DESPOBLACIÓN Y MAL DIAGNÓSTICO

Los últimos días se ha puesto de moda hablar de la despoblación en esta autonomía, como si se tratase de algo nuevo. Las cifras del Instituto Nacional de Estadística han mostrado que, frente al crecimiento de la población en España en los últimos 30 años (8 millones de habitantes), la autonomía ha perdido cien mil habitantes. Al hilo de esto algún medio de comunicación ha realizado reportajes especiales sobre el tema con cierta frivolidad. La noticia no es nueva. Quien haya seguido los datos de población cada año sabía ya que la autonomía es un ejemplo de lo que no tiene que pasar. Sin embargo la prensa llama a técnicos, a profesores universitarios, o a los miembros del Consejo Económico Social y el discurso que proporcionan es tan falto de rigor en este problema concreto y tan pobre en sus soluciones que uno toma conciencia de que no les importa apenas. Sin ir más lejos, escuchaba hablar en la radio de los datos de población de esta autonomía en los años sesenta. ¿Cómo se puede hablar de eso desde el ámbito académico si la Junta no existía? Al CES le pasa algo parecido, que no diferencia entre territorios y así les luce el pelo. El comportamiento de las dos regiones que conforman la autonomía ha sido diferente. Los sistemas de ocupación del territorio son diferentes. Los recursos para fijar población son diferentes. Lo único que parece uniforme es la incompetencia para hacer un análisis riguroso de los técnicos afines al régimen; para diferenciar territorios más o menos homogéneos y proponer soluciones adaptadas. El nivel de decadencia poblacional es directamente proporcional al grado de servilismo de la mayoría sedicentemente académica. En realidad hay que deducir que, pese a que la población se desploma en León desde hace años, es ahora cuando aparece la alarma porque empieza a caer en Valladolid. Incluso la ciudad pierde población. Pero nadie se pregunta qué ha fallado en el esquema global de promoción empresarial de la Junta. Porque el problema por el que se marcha la gente es la falta de oferta laboral. La política de la Junta, a juzgar por los resultados, es un desastre, pero nadie se atreve a decirlo claramente. Y por la misma causa hay que proclamar que, si continúan haciendo lo mismo, los resultados no cambiarán. Hoy no me toca hacer propuestas, aunque las tengo. Hoy toca subrayar que bajo estos pésimos resultados en la política de población lo que hay es incompetencia de unos, y cobardía y conformismo de otros. La situación es de extrema gravedad pero ¿alguien les ve preocupados de verdad o dispuestos a cambiar?

LEÓN Y LA LOGÍSTICA

Durante muchos años ha estado de moda poner en valor la posición de poblaciones y áreas para la actividad logística. Todas tenían virtudes y cada representante político se dedicaba a argumentarlas en las entrevistas. Pasados los años y pese a que todas la ubicaciones tenían sus ventajas, sólo algunas han cobrado importancia para los operadores de carga y pasajeros. ¿Cuál ha sido la diferencia entre unos y otros? No fue por sí misma la construcción de infraestructuras la clave. La promoción y difusión entre los operadores actuó de revulsivo para que algunas áreas adquiriesen relevancia sobre las otras. Así que construir una autovía que mejore la eficiencia del desplazamiento en una ruta no es actualmente garantía para que ese itinerario cobre importancia en el transporte. Lo fue hace muchos años, al principio de la modernización de la malla de infraestructuras, cuando no había redes de gran capacidad y cada trayecto nuevo de vía rápida abría una ruta con espectaculares mejoras. Hoy existen muchas alternativas para el transporte entre un origen y un destino. Por eso a la nueva infraestuctura hay que sumarle una acción de divulgación hacia quienes gestionan las rutas de carga y pasajeros, y otra de promoción económica y administrativa. Se deberían proporcionar las facilidades y las razones para que un operador modifique sus rutas actuales y adopte otras nuevas. Después de conocer la ruta propuesta, los empresarios y directivos del sector logístico han de encontrar una red adecuada de gasolineras, de estaciones de servicio, una demanda de transporte de mercancías o pasajeros en el trayecto, la buena disposición en las administraciones públicas… Hay que darle a los “carrier” el trabajo de reflexión ya hecho. En resumen, debemos ser comerciales con las rutas que intentamos promover. En León hemos tenido ejemplos de ambos tipos. La Autovía León-Burgos vino a subsanar la ausencia de una ruta este-oeste que tenía muy malas alternativas. Por eso se ha convertido en la vía autonómica con mayor carga de camiones, que desplazan a diario unas 70.000 toneladas sin esfuerzo. Y tenemos otra de esas características en cartera: la León-Braganza. Un ejemplo de lo contrario ha sido la autovía de la Ruta de la Plata, abierta hace unos meses. Pese a que comunica una cadena de ciudades, que vertebra una gran ruta norte-sur y que sirve de enlace con otro país a través de varios nodos, no soporta apenas tráfico de camiones. En otras palabras, si las instituciones y colectivos empresariales no promocionan estas rutas, quedarán a título de inventario.

LA ARQUITECTURA DE UN REINO

Los 320 años que duró el Reino de León dieron para mucho: generaron centenares de documentos, una base legal fundamental para el ordenamiento actual, numerosas efemérides, personajes notorios, etc. Es tanta la herencia que podrían existir especialistas en el Reino de León en las instituciones. De todo ello lo más visible que ha llegado hasta nuestros días es la arquitectura de la época. Una parte guarda elementos comunes con otras de ese momento, sobre todo en los últimos 180 años, en el románico. Otra parte, fundamentalmente anterior a 1050, es de gran singularidad. Son 140 años en los que se construyó con criterios peculiares y con un marcado carácter local. Es tal singularidad lo que da un valor extraordinario al conjunto. Cuando los visitantes extranjeros llegan a León buscan aquellos aspectos que no pueden encontrar en sus lugares de origen. No es fácil sorprender a un francés con un edificio románico. Sólo si cuenta con unas pinturas como las del panteón de San Isidoro les resulta exótico. Incluso la catedral, siempre apabullante, sorprenderá menos a un centroeuropeo. Sin embargo visitar la cúpula de la iglesia de Palat del Rey, del novecientos y pico, donde escuchó misa Ramiro II, es emocionante para ellos; o la ventana trifora (una ventana de reyes por tanto) del palacio del Conde Luna, trasladada probablemente desde el primer palacio real, que es otra rareza. Por supuesto una visita a San Miguel de Escalada, con una zona netamente prerrománica leonesa y otra del primer románico, en la que probablemente hubo un scriptorium, puede mover al público culto. O ir a Santo Tomás de las Ollas o a la iglesia de Peñalba de Santiago e imaginar la liturgia mozárabe, que puede ser alucinante para el turista formado. Y existe también el capítulo de la arquitectura que empieza a ser románica, pero aún guarda detalles del prerrománico leonés como Vizbayo, en Ponferrada, como la entrada al panteón de San Isidoro desde la iglesia, como la iglesia de Villarmún, o las ventanas del ábside de la iglesia de Destriana y la torre de San Esteban de Corullón, o restos como el cancel de Felechas. León está lleno de lugares con arquitecturas y restos peculiares, ligadas al Reino de León y que merecerían quedar agrupados bajo un sello, enseña que podría extenderse fuera de la provincia. Hablar de Lebeña (Cantabria), del oratorio de Samos (Lugo), de Celanova (Orense), de Santa Marta de Tera (Zamora), de Mazote (Valladolid), de Priesca (Asturias), de Lourosa (Portugal) o de Olleros de Pisuerga (Palencia) es hablar del Reino de León. Y eso hay que ponerlo en valor.