Durante la pasada semana hemos asistido al debate sobre la conveniencia o no de situar la bandera de León en los balcones de
Por otra parte, que se apunte la necesidad de un tratamiento equilibrado para un símbolo de la colectividad en la que
Sin embargo el equipo rectoral ha adoptado la postura de la inhibición, que es la de la falta de criterio. Torpe político –ya que los puestos rectorales son electivos- el que decide optar por la vía de la dilación con algo que suscita la aprobación general en la sociedad que le sustenta. El rector se escuda en no sé qué reglamentos y competencias para no colgar nuestra bandera. Se sustenta, en el fondo, en la razón mercenaria: León no tiene competencias en temas universitarios, que es tanto como decir que León ya no paga. Cabe interrogarse sobre su actitud cuando otra universidad reclame -ya lo hace-, con más influencias que argumentos, la carrera de Biotecnología, por ejemplo. Como las universidades son financiadas por
En definitiva, si un equipo rectoral no está dispuesto a comprometerse con la mera exposición de los símbolos de León ¿qué se puede esperar cuando haya que defender intereses y asuntos de mayor calado en foros lejanos? Como se ve, la significación de este debate ayuda a otear más allá de la simple colocación de la bandera. Esperemos que la amplia nómina de intelectuales que luce el Campus sirva para reconsiderar esta aproximación innecesaria al conflicto.
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