Nadie puede dudar que la ciudad de Ponferrada ha sufrido un cambio radical en los últimos diez años. Este núcleo, que al principìo de los años noventa no pasaba de ser un poblachón de aspecto bastante descuidado, ha pasado a estructurarse como un conjunto de áreas de diferente categoría y especialización. De la falta de un centro urbano evidente y la ausencia de una jerarquía de barrios hemos pasado a un modelo organizado, que ha sido rematado con jardines y áreas de paseo amenizadas con vegetación y atractivo mobiliario urbano. Las zonas peatonales han sacado a la calle un número de paseantes desconocido en aquella Ponferrada rural de hace decenio y medio. Las dotaciones comerciales, sanitarias, educativas, culturales o deportivas son incluso superiores a las de algunas capitales de provincia de tamaño similar. Sin embargo aún queda por aprovechar recursos que, a la vista de los ponferradinos, carecen de valor aparente, pero que pueden ser cruciales si se pretende sentar las bases para lograr la ciudad de referencia en los accesos a Galicia que todos queremos.
En una urbe que ha cubierto la mayoría de las necesidades más elementales de la población de manera satisfactoria –aunque todo pueda ser mejorable- se necesita potenciar un aspecto que marca la diferencia entre ciudades modernas: el patrimonio arquitectónico. De no ser así el conjunto urbano puede ser percibido como un lugar sin personalidad ni atractivo.
En este aspecto se ha hecho énfasis en la recuperación del Castillo, directriz muy acertada por cuanto pocas ciudades cuentan con un baluarte de esas dimensiones y características en el casco urbano. También la recuperación de
2 comentarios:
Ojalá no se pierdan esas maravillosas balconadas de madera que le dan tanto sabor al casco antiguo.
Deberían demoler el instituto Gil y Carrasco... una burrada de hace no tantos años
¿No te recuerda esta burrada al Instituto General y Técnico que demolieron para hacer el engendro del Juan del Encina en León?
Publicar un comentario