Con el nombramiento del nuevo alcalde en el mayor municipio leonés ha llegado el momento de hacer balance de la etapa que termina, y de revisar las espectativas para la que comienza. Más si cabe tras el cambio de color político de la alcaldía.
Mirando hacia atrás podemos recordar algunos de los grandes hitos transformadores que la ciudad de León vio en las últimas legislaturas. Con Morano el casco urbano incorporó grandes áreas verdes periféricas, siguiendo el modelo vitoriano, aunque su aspecto no sufrió cambios sustanciales. En la primera legislatura de Amilivia el centro histórico se vio embellecido y se reincorporó a la vida ciudadana tras una depauperación prolongada. La ciudad desarrolló el Polígono de Eras y comenzó el cierre de huecos vacíos, como
Parece que por ahí deberían discurrir las directrices del equipo entrante. Sanear las arcas municipales es una necesidad, más que una medida recomendable. Poner coto a las contrataciones innecesarias y acomodar las plantillas de trabajadores a los servicios que se han de prestar es otro aspecto que debería ser central para los nuevos gestores. Las medidas sociales en el ámbito de la vivienda contribuirían a dar oxígeno económico a una institución que ve cómo el censo de residentes decrece a causa de la exigente selección económica.
Otro aspecto relevante, sobre el que se suele pasar de puntillas, es la participación económica de
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