La marcha de Miguel Martínez de la alcaldía de San Andrés del Rabanedo abre nuevas oportunidades. Aunque la sustituta, Eugenia Gancedo, ha sido miembro de su equipo abordará su nueva responsabilidad con deseos de superación. Esto debería relegar la pasividad ante los grandes retos que afronta ese municipio.
Gancedo asume el desafío de transformar un racimo de pueblos y barrios dormitorio en una ciudad. Es posible que San Andrés alcance los 40.000 habitantes en un decenio, lo que le supondría ser más grande que Soria, por ejemplo. Para que esto se pueda traducir en el nacimiento de una urbe cabría esperar ciertos cambios. El primero sería retirar esos bloques de hormigón de pésimo gusto de los parques, donde figura la leyenda: “San Andrés, la ciudad verde”. Ni lo uno ni lo otro. Sobran más comentarios.
Valdría la pena urgir la todavía pendiente conexión transversal de la comisaría con la zona Lidl y
La ubicación de zonas de servicios debería dispersarse, lo que evitaría los problemas de estrangulamiento en las angosturas de Limonar de Cuba o de la calle Burbia, donde es imposible aparcar a ciertas horas. También la ampliación de aceras raquíticas puede paliar la sensación tan poco urbana de estar de paso.
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