Una EPA Histórica

La encuesta de población activa (E.P.A.) del segundo trimestre del año acaba de ser publicada por el Instituto Nacional de Estadística (I.N.E.). Esta herramienta para medir el empleo y la actividad laboral en el país ha sufrido una transformación metodológica a fin de armonizar sus datos con los del resto de los países de la Unión Europea. Aun considerando estos cambios, los guarismos que aporta se pueden calificar de históricos por varias razones:

En primer lugar, la evaluación viene a poner de relieve que la economía española sigue creando empleo a buen ritmo, cuando se aproxima el año y medio del cambio gubernamental. Este dato tiene una lectura política controvertida, ya que viene a desmentir a aquellos que aseguraban que el triunfo electoral de ZP vendría acompañado de un estancamiento económico.

En segundo lugar, la EPA nos muestra una economía que se aproxima ya a los diecinueve millones de trabajadores -una cifra sin precedentes- y que, de continuar la tendencia, serán más al final de este año. Además, el número de personas activas – las que buscan trabajo o lo tienen- creció en 693.000 personas. Sin embargo, el número de ocupados aumentó en 897.000 en el mismo periodo. De ello se deduce que el mercado absorbió la totalidad de los nuevos de demandantes de empleo, y que aún absorbió otros doscientos mil parados.

Los datos a nivel autonómico no se desvían de esta línea. El crecimiento de 49.000 ocupados durante el último año logra compensar la incorporación a la población activa de 37.000 nuevos demandantes de empleo. Sin embargo, el comportamiento es muy irregular dependiendo de la zona en que nos fijemos. La falta de alineación de los territorios de León y Castilla sigue siendo una constante tras veinticinco años de existencia de la Junta.

Es necesario repasar los datos de León para tomar conciencia de cómo está reaccionando nuestro entramado productivo ante el nuevo escenario; una coyuntura generada por las autovías, el aeropuerto y la expectativa creada en torno a la acción del gobierno central en esta tierra. El número de ocupados, aún teniendo en cuenta el cambio metodológico sufrido por la encuesta, resulta espectacular. Hay que remontarse al principio de los años ochenta para encontrar un número próximo a los 185.000 empleados que registra el INE en León. Si la tendencia se mantiene o, incluso, se acelera, como cabría esperar, nos podríamos situar a finales de año en los umbrales de los 190.000.

Incluso, si se atiende a otra variable significativa, como la tasa de actividad, descubrimos que León acaba de abandonar el penúltimo lugar. Sin embargo, la incierta evolución de Asturias y Zamora, sumadas a la debilidad que mantienen Lugo, Orense y Palencia -nuestro entorno próximo- pueden retener el empuje de la economía provincial.