La historia de Valladolid en los últimos años configura uno de sus episodios más existosos desde el breve traslado de la corte de Felipe III a esa capital. El crecimiento de la población, el aumento del empleo y la relevancia alcanzada en
En primer lugar hay que citar el desacierto comercial del modelo de automóvil que se produce en exclusiva en Valladolid. Las escasas ventas han obligado a un notable descenso de la producción, lo que se está transmitiendo a la red de proveedores de la fábrica. Las consecuencias se traducen en reducciones de personal, tanto en la empresa matriz como en sus satélites. Esto supone un impacto negativo sobre el empleo -que se dejará notar durante los meses venideros-, dado que el efecto multiplicador del sector del automóvil sobre la actividad laboral es el más alto de la gran industria.
Además, la negativa de la marca a producir en Valladolid la próxima versión de otro modelo, que se lanzará en octubre, hace pensar a algunos empleados que, en realidad, los directivos intentan acometer una deslocalización encubierta. La cuestión tiene una trascendencia superior, si cabe, porque sucede en la compañía más subvencionada por
La crisis de la remolacha también afectará a Valladolid, que ha sido la primera productora del país durante muchos años, lo que contribuirá a desertizar aún más grandes áreas de su provincia. La desaparición de los fondos de cohesión europeos, que recibieron mayoritariamente Burgos y Valladolid –a pesar de que hubiesen correspondido a otras provincias-, también será un factor negativo para el futuro. Lo mismo sucede con la desaparición del Plan del Carbón, que sirvió para derivar inversiones con fondos propios de
Un elemento nuevo es la constatación de que las empresas empiezan a fijarse en León, con independencia de lo que
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