Si algo hay de malo en estas operaciones es que las cajas de ahorro están muy influidas por los políticos, pero hay que tener en cuenta que la dirección de las más grandes está profesionalizada hasta el extremo. Ese es el caso de las dos cajas implicadas. Otra cosa es que
En el caso de León, las observaciones acerca del peligro que representa la absorción deben ser matizadas. Hay que partir de la premisa de que el empleo en el carbón desaparecerá; hecho indiscutible que se puede comprobar siguiendo los datos de la seguridad social. En Agosto de 1999 León contaba con 5674 afiliados al régimen especial del carbón. El mes de Agosto que acaba de concluir contó 3241. En otras palabras, cada año perdemos unos 400 empleos mineros de media, aunque la velocidad de descenso se viene incrementando las últimas anualidades hasta 450.
Si la operación de fusión se produce, no habrá nuevo equipo directivo hasta dentro de un año. El plan estratégico se dará a conocer otro más tarde, por lo que las primeras directrices del nuevo gigante energético no se conocerían antes de dos años. En ese momento León contará con unos 2350 afiliados al régimen especial del carbón. En consecuencia, la incidencia que la nueva empresa podrá tener en la evolución de la minería es reducida.
Lo que sí es determinante, al margen ya de
Ojalá el consumo energético de León pueda justificar tanta generación eléctrica dentro de unos años.
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