Por un lado están los dos personajes que constituyen el poder saliente: Herrero y Otero. Se trata de ellos dos y poco más, ya que apenas reúnen más apoyos que los de quienes integraron sus candidaturas. El mayor problema que la militancia ve en ellos es que cuando abandonen sus cargos públicos –Herrero ya se ha visto forzado en parte- quedará en evidencia que no dejan herencia alguna. No han conseguido nada concreto a favor de la autonomía para León y han trabajado poco, cosa difícilmente explicable tras tres mandatos en la diputación y cuatro en las cortes. Tampoco fueron capaces de elaborar un proyecto para León, ni han negociado proyectos de ley o normas provinciales. Salvo el cobro de sus salarios poco dejan tras de sí. Esto encorajina a numerosos militantes, que han visto defraudadas sus expectativas. El remate de su trayectoria, despotricando contra sus compañeros a pesar de la falta de autoridad moral, ha empeorado su posición. ¿No tendría la comisión de conflictos algo que decir al respecto?
Por su parte, Chamorro y Moreno han ido acercándose a la vez que el dúo antes citado se separaba del vicealcalde. Éste es la cara amable de
Por otro lado, la corriente “Leonesismo y Sociedad” adoptó a Echevarría como candidato. Éste, procedente de la asociación Ciudadanos del Reino de León, partía con el activo de su procedencia, lo que sumaba legitimidad a su candidatura. Sin embargo las notables lagunas del emergente líder, la falta de cohesión interna de la corriente leonesista, y las actuaciones excéntricas y nada políticas de alguno de sus principales miembros han decapado la pretendida revolución. Si “leonesismo y sociedad” no mide más sus actuaciones por el impacto en la opinión pública puede llegar a ser más un problema que una solución para
Por último está Conceyu Xoven, que por primera vez ha quedado aislado. Si bien se reconoce su avanzada elaboración ideológica, su capacidad de propuesta, su potente liderazgo y las excelencias de su gestión, hay un problema agudo de comunicación. Las fuertes críticas mediáticas recibidas por el concejal en los últimos meses, las posturas extremistas de algunos de sus miembros, la actuación en el anterior congreso -considerada desleal por algunos- y la deficiente divulgación de su actividad han terminado por marginarle. Por último, Otero ha hecho lo posible para tumbar sus candidaturas. Demasiados frentes abiertos, demasiadas explicaciones que dar como para ser escuchadas y entendidas. Conceyu tendrá que replantear su mensaje si quiere recuperar el peso que le correspondería por su alto grado de reflexión sobre León y su capacidad de organización. De lo contrario les espera el limbo o la segregación.
Nos encontramos, por tanto, ante un proceso de renovación clave para el futuro de
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