jueves, 29 de enero de 2015

EL PADRÓN MUNICIPAL DE LEÓN

Se acaba de hacer público el padrón municipal de la provincia leonesa. Su comparación con los de años anteriores sirve para sacar conclusiones acerca de la trayectoria provincial y de cada municipio en particular. Más aún si pensamos que las elecciones locales son en mayo y que los cambios reflejan la dinámica de cada municipio. En primer lugar hay que comentar que la población provincial ha pasado de los 495.000 habitantes aproximadamente en 2012 a los 485.000 de 2014. En solo dos años se han perdido diez mil, uno de los casos insólitos del país. Esto quiere decir que en la Diputación provincial se han hecho las cosas mal. Pero como la Junta de Castilla y León influye todavía más en la fijación de población, mediante la política industrial y de promoción económica, la conclusión es que su gestión ha sido un desastre. La capital perdió dos mil habitantes entre los dos años, lo que pone en tela de juicio la gestión del actual equipo municipal. La ciudad ha bajado de los 130.000 habitantes, por lo que se coloca al borde de la irrelevancia en cualquier foro de ciudades españolas. Por su parte San Andrés del Rabanedo se mantiene en 31.700 y Villaquilambre crece levemente hasta los 18.500. De ello se colige que el área metropolitana leonesa pierde población, ya que el resto de municipios de la misma no aportan crecimientos sustanciales. En resumen, esta forma de mantener fragmentada la urbe en varios municipios, que caminan como la banda de Pancho Villa, cada uno a su aire, conduce a la ciudad al declive y a la invisibilidad para el resto de España. Ciudades como Burgos o Salamanca son nominalmente más grandes sin serlo en realidad. Tienen más presencia en cualquier foro. La fragmentación municipal solo beneficia a los que cobran por la política. La segunda ciudad, Ponferrada, ha perdido casi mil doscientos habitantes en dos años. Es un reflejo de lo negativa que ha sido la agitada vida consistorial para la marcha de la ciudad. Ponferrada debería erigirse como centro urbano de referencia en el enorme triángulo territorial Lugo-Orense-León, pero con este declive se asoman muchas dudas sobre esa aspiración. Hay 146 de los 211 municipios que no llegan a los 1000 habitantes. La lista crece cada año. Frente a los que hablan de municipalismo, hay que preguntarse de qué sirve una institución sin capacidad de inversión, de interlocución y de maniobra. Más aún entre los 40 ayuntamientos que no llegan a 300 habitantes. Urge una concentración municipal meditada, pero obligatoria. Hay demasiados generales para tan poca infantería.

jueves, 22 de enero de 2015

EL CENSO DE POBLACIÓN EN LEÓN

Uno de los temas de actualidad en nuestra provincia es el del censo de población y su tendencia a la baja durante los últimos años. Alcanzó el entorno de los 520.000 ya en el periodo constitucional desde los 560.000 en la etapa de la dictadura, para caer ahora hasta los 485.000 sin cambiar su trayectoria hasta el momento. Para buscar una explicación se recurre a la relación directa entre el número de habitantes y el trabajo disponible, ya que si en una región no hay trabajo la gente se irá. En León, según la última Encuesta de Población Activa, correspondiente al tercer trimestre de 2104, hay unas 166.000 personas trabajando para una población de 485.000 habitantes según el padrón municipal de 2014. Una cifra de trabajadores similar presenta Ciudad Real, que cuenta con 520.000 habitantes. Huelva tiene un censo similar a Ciudad Real, pero ocho mil trabajadores menos que León. En otras palabras, estas provincias son las más parecidas en su mercado laboral a la nuestra, pero hay más personas viviendo en ellas. Por el contrario en Lérida, con veinte mil trabajadores más que en León, el censo es menor: 440.000 habitantes. Una explicación a estas diferencias podría estar en el número de pensionistas residentes en cada provincia, que también perciben ingresos cada mes. En León hay unos 143.000 a diciembre de 2014, muchos más que los 98.000 de Ciudad Real, que los 93.000 de Huelva o que los 97.000 de Lérida. Esta enorme diferencia está relacionada con el curioso fenómeno del retorno de los emigrantes a León tras terminar su etapa laboral. Constituye una auténtica singularidad leonesa respecto a casi todo el resto del país. En consecuencia no podemos decir que las cifras de pensionistas nos den una explicación de por qué la población leonesa cae tan abruptamente. De hecho si sumamos las personas que perciben una remuneración: asalariados y pensionistas, encontramos que León cuenta con 309.000 para 485.000 habitantes. Ciudad Real, con 520.000 habitantes, tiene 265.000 perceptores. Huelva, con población similar, 252.000. Por último, Lérida con 440.000 habitantes, tiene 283.000 personas con una asignación mensual. En resumen, León tiene una desproporcionada tendencia a perder población que habrá que analizar y tratar. Si el modelo leonés siguiese los parámetros de Lérida en términos de perceptores de asignación mensual, tenderíamos a estabilizarnos en 480.000 habitantes. Sin embargo nada garantiza esto y nuestros políticos deben reflejar en sus programas electorales medidas drásticas para revertir la aguda pérdida de población.

jueves, 15 de enero de 2015

DISTRIBUCIÓN TERRITORIAL DEL TRABAJO

Uno de los aspectos más significativos para conocer el vigor económico de las provincias es el peso de sus mercados laborales sobre el total español. Del análisis del tamaño y de cómo se agrupan en áreas más o menos activas se deduce una estructura del país más allá de lo que es puramente el territorio. Si además estimamos la tendencia llegaremos a la conclusión de que hay unas zonas que crecen en relevancia y otras que, por el contrario, están perdiéndola. En primer lugar hay que decir que las cinco mayores provincias por el empleo que detecta la Encuesta de Población Activa son, por este orden, Madrid, Barcelona, Valencia, Alicante y Sevilla. Por sí solas reúnen el 40% de la oferta laboral española, aunque sólo son 5 de 52. Si alcanzamos la mitad del mercado de trabajo sólo hay que añadir tres provincias más: Málaga, Baleares y Murcia. Esas 8 han aumentado además su peso relativo desde el año 2000 hasta el 2014, salvo Sevilla, que lo mantiene, y Valencia, que ha bajado. Es relevante constatar que ninguna de estas demarcaciones se encuentra en el norte del país. Todas son mediterráneas, con la excepción de Madrid y de Sevilla. Como restan 44 provincias para distribuir el otro 50% del empleo, se deduce que el peso del norte de España es pequeño y decreciente. Concretamente en el caso de León, que es la trigésimo segunda provincia por su mercado de empleo, ha pasado del 1,08% al 0,95% entre 2000 y 2014. Además se sitúa en una zona deprimida, con vecinas que son las de peor comportamiento del país: Lugo y Orense. Por esta razón no se debería dejar pasar el proceso electoral de mayo sin que los programas políticos reflejen medidas que vengan a paliar la pérdida de peso económico de la zona. Y eso se tiene que reflejar desde una visión estratégica, global, que desborde las fronteras autonómicas, porque este problema las supera y afecta a zonas amplias del país. Es más, las divergencias dentro del ámbito autonómico hace que existan provincias con tendencias opuestas. Un ejemplo de estas acciones que abordan problemas de estado desde una visión amplia es la reunión de las diputaciones de Soria, Teruel y Cuenca. Se va a tratar el problema de despoblamiento que sufren y acudirán con un planteamiento común a otras instancias. León debería liderar una asociación de este tipo con las vecinas Lugo, Orense, Zamora y Palencia para advertir del profundo declive de toda la zona que conforma el núcleo del noroeste español. Sus problemas difieren de los de Valladolid o Asturias y hasta hoy carecen de la resonancia necesaria.

jueves, 8 de enero de 2015

EL TRABAJO EN LEÓN

Se han hecho públicos los datos de cotizantes a la Seguridad Social, como cada inicio de mes. En ellos se refleja la dimensión del mercado de trabajo en León, así como a qué se dedican sus ciudadanos. En términos generales hay un cierto crecimiento del número de cotizantes, aunque muy débil. Si alcanzó su mínimo en febrero, con unos 146.500, ahora se encuentra en torno a los 150.000, pero avanza con extrema lentitud respecto al conjunto del país. Un indicador de la tendencia a crecer es que se hemos pasado de cifras similares en los cotizantes a la Seguridad Social (SS) y en el número de ocupados de la Encuesta de Población Activa (EPA) a otras dispares. La EPA, como su nombre indica, es una estimación, aunque bastante certera. Cuando sus cifras son muy superiores a las de cotizantes, muestra empleo oculto. Si apenas hay empleo irregular, quiere decir que la vitalidad del mercado laboral es muy escasa. En León han llegado a ser casi iguales la SS y la EPA hace unos meses, lo que demostraba la depauperación de la economía provincial. Ahora, si bien lentamente, la EPA va subiendo más deprisa que el dato de la SS, lo que trasluce que nuestro mercado de trabajo toma aliento. A pesar de esta tendencia positiva, cuando se compara la evolución leonesa con la española, comprobamos que es mucho peor. España , después de un mínimo en febrero, ha experimentado una expansión del número de cotizantes a la SS, mucho más pronunciada que la de León. En lo que va del Siglo XXI nuestra economía ha pasado de tener cinco mil cotizantes largos al régimen del carbón a poco más de mil. En el régimen general, en el que están la mayoría de los asalariados, hay diez mil más ahora. En el régimen de autónomos existe un aumento de los no ligados al campo de unos mil y pesa más en la economía de León que en las de nuestro alrededor. En los autónomos del campo el retroceso es notable con casi siete mil menos desde 2000, aunque los cotizantes agrarios por cuenta ajena, se mantienen en torno a mil. Por último, ha crecido la cifra de trabajadores en el hogar, con casi dos mil quinientas incorporaciones. En resumen, la economía leonesa tiene un mercado laboral casi estancado, pero que crece débilmente. La expectativa parece mejorar, pero con una trayectoria peor que la del conjunto del estado. Por último, en lo que va de siglo se ha producido la reconversión del carbón y la del campo, ambas drásticas, que han quedado absorbidas por el crecimiento de los trabajadores por cuenta ajena. El número de trabajadores global se mantiene en una España que crece.