viernes, 31 de diciembre de 2010

Atreverse a hablar, saber hablar

Termina el año 2010 y no me resisto a revisar lo que ustedes y yo hemos pasado juntos. Como leoneses hemos asistido a las trompetas del juicio final de la minería. Los próximos cuatro años veremos un cambio sustancial en el que el carbón pasará a representar un papel secundario. Como españoles, la verdad económica nos ha estallado en la cara en el mes de mayo. Parece que llevamos en crisis un siglo y gubernamentalmente se desencadenó hace sólo siete meses. Con todo lo que llevamos visto nadie puede ya anticipar los cambios que nos esperan tras el recodo de 2011.
Como europeos hemos visto hincar la rodilla a nuestra honra económica con las debacles griega e irlandesa, mientras el euro era zarandeado por la desconfianza. El declive de Europa es un hecho y 2011 no hará sino ahondarlo. Como humanos nos hemos sobrecogido con el poder de la naturaleza que paralizó con la nieve los cielos de Europa y Estados Unidos, con los huracanes que han postrado definitivamente algún débil tendejón económico, con los temporales que anegaron la todopoderosa Asia o las barranqueras sudamericanas. A pesar del progreso, nada puede resistir cuando la tierra se desata. El año 2011 promete entregar un capítulo más de ese difícil diálogo entre el progreso económico y el equilibrio natural.
Y mientras tanto, envueltos en esta sensación de crisis ¿qué podemos hacer? Como leoneses tenemos que hablar. Tenemos que perder el miedo a manifestar nuestros pareceres y, además, aprender a compartir la opinión sin insultos, sin sobreactuaciones, con sentido común y razón. Sólo si ese cambio se produce en todos nosotros podremos recuperar las riendas de un futuro que ahora se nos antoja complicado. Sólo la palabra y la razón pueden cambiar el destino de León.
Feliz Año 2011.

miércoles, 29 de diciembre de 2010

Oeste: Crisis y Alternativa

La explotación de los datos de la Encuesta de Población Activa del tercer trimestre de los últimos 10 años permite extraer conclusiones fundamentales sobre la tendencia del mercado laboral español. Ya adelantamos algunas de gran calado la semana pasada. En esta profundizaremos en los desequilibrios territoriales, para subrayar la necesidad de analizar sus causas y de la aplicación posterior de tratamiento.
Habíamos visto cómo las autonomías uniprovinciales han liderado el avance del mercado laboral, con un 37% de incremento, frente al 27% de la media española. Sólo dos núcleos ajenos -el formado por Málaga y Almería, y el integrado por Toledo y Guadalajara- superan esa media destacada, propia de provincias de primera categoría. En todo caso se trata de territorios alejados de León.
Cuando examinamos los últimos puestos por evolución del empleo, observaremos que de las 11 últimas provincias 8 corresponden al oeste: Lugo, Orense, Pontevedra, León, Palencia, Salamanca, Ávila y Cáceres. Además Asturias, La Coruña, Valladolid y Badajoz, sedes autonómicas del área, crecen por debajo de la media de su grupo. Esto proporciona un panorama decadente que habrá que combatir.
En resumen, si consideramos el mercado de trabajo como un síntoma de la vitalidad económica observaremos que en los últimos 10 años las zonas más dinámicas del país están lejos de León. Además nuestra región se encuentra rodeada de provincias con mala evolución, que ocupan el oeste peninsular y que pivotan en torno a dos centros de depresión muy claros: Orense-Lugo y Cáceres-Ávila.
La situación no difiere de la previsible en el año 2000 con los datos que entonces manejábamos. De esto se concluye que las medidas de las instituciones han fracasado o no han sostenido la intensidad requerida. Por esta razón sería necesario que cristalizase una representación política de estas provincias, pero con énfasis en las que presentan peores datos. Ésta actuaría como interlocutora ante el resto de poderes públicos. Se conseguiría así denunciar y corregir decididamente este injustificable desfase del oeste peninsular y su consiguiente pérdida de relevancia.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Primer Decenio del Mercado de Trabajo

Hace unos días el INE publicó los datos de la Encuesta de Población Activa del tercer trimestre. Se trata de una fecha con cierta significación por cuanto, al comparar los datos provinciales con los homólogos de 2000, se muestran las tendencias del primer decenio del Siglo XXI. Como cada año, nos fijaremos en las cifras más relevantes, así como en las de León cotejadas con otras provincias.
Desde el tercer trimestre de 2000 el mercado laboral de España ha crecido un 27%, pero con una repercusión desigual según las provincias. Así, Orense es la única con evolución negativa, aunque acompañada por Lugo, casi estancado. Ambos territorios vecinos sin duda influyen negativamente en el compás de León. Nuestra provincia ocupa el número 40 en esa lista de 50 que mide el crecimiento del mercado laboral, y que no incluye Ceuta y Melilla. Mientras, León supera también a Palencia, Pontevedra y Salamanca, lo que demuestra que nos encontramos en un entorno depauperado. Sólo Cantabria y Burgos se hallan dentro de los 20 primeros puestos si repasamos las provincias próximas.
Destaca Madrid por su dimensión, que es más del 15% del mercado laboral del país, con un avance claro, en tanto Barcelona pierde fuelle, a 3 puntos ya de la capital. León se erige como la provincia 31ª por su tamaño, aunque pierde peso. Sólo 15 han aumentado, lo que se traduce en una concentración notable del empleo en torno a ciertos polos. Pese a todo sigue habiendo provincias pequeñas como Rioja, Guadalajara, Huelva, Cantabria o Almería que han crecido por encima de la media.
Parece que el tener una sede autonómica sigue siendo un motor de crecimiento, ya que entre los primeros puestos existe una desproporción a favor de éstas. La evolución continúa siendo más positiva en las autonomías uniprovinciales. En consecuencia deducimos que el modelo administrativo que convirtió las diputaciones provinciales en autonomías es el más eficiente. En cambio, las sedes multiprovinciales han perdido proyección y su trayectoria se aproxima progresivamente al de los territorios sin sedes. El modelo autonómico multiprovincial es, en definitiva, más ineficiente.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Poítica, Crisis y Mérito

La crisis que atraviesa España lleva aparejada una pérdida de la credibilidad internacional que se enraíza en numerosas causas. Sin embargo aquéllas que más peso tienen son fáciles de comprender, aunque, según parece, difíciles de verbalizar. La gente no se atreve a denunciar algunas cosas para no herir susceptibilidades. Quede claro que no soy de los que creen que cuando un país y muchas economías familiares atraviesan su peor trance haya que andar con paños calientes.
Nuestra credibilidad como país se resiente porque muchos analistas piensan que no hay ni la capacidad ni la formación necesarias en nuestros dirigentes. La práctica, los resultados, han ido demostrando que es así. Y esto sucede porque el país no ha puesto a los mejores a dirigirlo. Un país que no pone a los mejores en los puestos de dirección es un país enfermo.
La cuestión no tiene tinte ideológico. La mentalidad reinante en nuestros partidos políticos permite que personas sin titulación universitaria asuman ministerios, alcaldías importantes o diputaciones. Los casos de Pajín, Corvacho, Blanco, Montilla o Fernández son esclarecedores. Hace falta gritar que no necesitamos chicos majos. Queremos intelectuales capaces de entender un informe del tirón; queremos los mejores negociadores, directores de reunión excelentes, oradores de postín; queremos fueras de serie porque para una dignidad pública española queremos lo mejor; porque este país aspira a lo mejor.
La universidad, aparte de expedir títulos, obliga a atravesar una barrera intelectual de entre 40 y 100 exámenes a lo largo de 3 años como mínimo. Queremos la gente que supera eso porque ya han demostrado algo. Mientras el círculo áulico del presidente del gobierno se configure como una corte de bachilleres no tendremos nada que hacer en el concierto de las naciones desarrolladas.

Élite Profesional y Globalización

La batalla de los controladores aéreos españoles por preservar sus condiciones laborales se puede considerar un episodio más dentro de una tendencia general. En este caso destaca por tratarse de un colectivo reducido que disfruta de enormes privilegios a causa de la inanidad de sus contranegociadores durante años. Eso ha inflado sus prebendas, pero en otro orden de cosas el trasfondo del conflicto se reproduce en otros casos.
La evolución de la sociedad española en los últimos decenios ha sido espectacular. Los niveles formativos de las clases medias han alcanzado los de las naciones desarrolladas. Hace veinte años disponer de ciertos conocimientos de control aéreo, conducción de trenes, medicina general, control alimentario, … situaba en la élite formativa. Hoy, mal que le pese a la mayoría de grupos profesionales, no es así. El acceso al conocimiento es fácil y numerosas personas con talento acceden a estas disciplinas, con y sin título académico, haciendo tambalear la jerarquía social establecida hasta ahora.
No es raro que pacientes pongan en tela de juicio con sólidos argumentos el diagnóstico de un médico. No es infrecuente que jóvenes emitan opiniones técnicas bastante fundadas sobre aviones, instrumentos musicales, arquitectura, historia, estrategia o cualquier otra vertiente considerada de estatus superior por nuestros padres. En definitiva, el conocimiento se ha banalizado.
En la misma medida que la información se vulgariza en los países desarrollados, el abanico salarial se reduce. Los técnicos acceden a su puesto de trabajo con remuneraciones menos diferenciadas respecto al resto del mercado laboral. En ese escenario no es difícil anticipar el descenso salarial de colectivos que ahora resultan sobrerremunerados como controladores aéreos, pilotos de avión, conductores de trenes, … siguiendo la senda que ya han recorrido médicos, empleados de banca, etc, cada uno en su medida.
España se aproxima a modelos de los países más norteños. En consecuencia esos colectivos sólo pueden esperar un ascenso de sus salarios a partir de ahora como acompañamiento al propio progreso económico de nuestro país.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

León y los Jubilados

Periódicamente se asoma a las portadas de los medios locales la noticia de que en León existen tantos cotizantes como receptores de subsidios. Se trata de una cuestión recurrente que aparece y desaparece todos los años. Creo que la falta de análisis de este dato está haciendo perder buenas oportunidades de negocio en la provincia.
En León nuestros niveles de paro, con ser altos, no superan los de otras provincias próximas, por lo que no explican la desproporción. Los perceptores de subsidios son jubilados en una mayoría. En consecuencia se piensa que el volumen de trabajadores se encuentra en caída libre, puesto que si no ¿cómo explicar que haya tantos jubilados?
Recurriendo a los datos de cotizantes de la Seguridad Social descubriremos que, si en noviembre había 167.000, en ese mes de 1999 –donde empiezan las series disponibles en la web del Ministerio- sólo había 147.000. Por este lado las cuentas no nos salen porque hay 20.000 cotizantes más. ¿De dónde salieron entonces tantas pensiones de jubilación?
Otro recurso es consultar los datos de la Encuesta de Población Activa del INE. Dispongo de ellos desde 1981 y, aunque han sufrido cambios metodológicos, pueden servir de guía. En el tercer trimestre de 1981 la EPA detectó 188.000 activos ocupados. La del mismo trimestre de este año establece una cifra de 180.000, levemente inferior. Por lo tanto la alta proporción de jubilados no es causa de una caída extrema de las cifras de empleo en los últimos 30 años.
Pero atendamos a un dato: Burgos cuenta con 161.000 activos ocupados, sólo 19.000 menos que León. ¿Saben su población? 374.000 habitantes, es decir, la friolera de 124.000 menos. ¿Qué quiere decir? podemos afirmar que en León viven muchos jubilados, pero una parte importante de ellos no trabajaron aquí en su etapa productiva. No hay otra explicación. La gente viene una vez jubilada y eso no es malo en absoluto. Todo lo contrario, ojalá viniesen muchos más porque eso nos hace fuertes, aporta capacidad de consumo y demuestra que esta tierra es un lugar confortable, acogedor y barato. ¿Estamos trabajando para potenciar esta oportunidad de mercado?

jueves, 2 de diciembre de 2010

El Nuevo Cruce de Michaisa

Hoy se abre al tráfico la obra que da solución al cruce de Michaisa. Se trata de uno de los cuellos de botella más relevantes de la ciudad. Los históricos atascos se repetían cada día en este gran distribuidor de tráficos que enlaza los dos polígonos industriales, que son los mayores centros de trabajo del área metropolitana, con San Andrés del Rabanedo, La Virgen del Camino, y la propia capital, es decir, con las áreas residenciales donde viven los trabajadores. Por si fuera poco es la salida del gran León hacia el sur.
En esta situación era necesario y urgente dar una solución a ese problemático cruce. Las obras, que han soterrado dos carriles y crean una gran rotonda en superficie, han sido aparatosas. Sin embargo, a pesar de la urgencia hay que decir que la estructura principal de esta encrucijada lleva terminada varios días. Me atrevería a decir que se podía circular por ella hace semanas a falta de pintura y remates varios. Pues bien, parece ser que nada importamos los ciudadanos, porque hasta hoy no se inaugura. Probablemente algún jerifalte necesitaba cuadrar su agenda para poder asistir y los usuarios, contribuyentes al fin, hemos tenido que aguantar unos días el atasco a mayor gloria de la foto de un político.
No se trata de descalificar todo. La obra está bien, pero las formas emborronan una jornada que debiera ser plenamente festiva. El uso y abuso del poder público convierte las instituciones en una finca privada, una especie de rancho donde el político de turno ejerce como un dictadorzuelo. Quizás nos hayamos acostumbrado a este proceder, pero conviene recordar que se trata de pura y simple corrupción. Michaisa podría llevar abierto varios días.