miércoles, 29 de septiembre de 2010

La Banalización del Conocimiento

Ya hablamos sobre algunas claves para salir de la crisis, como salvar los obstáculos burocráticos para emprender o combatir la ineficacia de la enseñanza de idiomas. Hoy nos referiremos a un aspecto que debilita la innovación española: la desconexión entre el mercado laboral y la educación reglada.
Tomemos perspectiva sobre el papel de la educación en el engranaje social. Nuestros centros educativos deberían preparar a los jóvenes para ser buenos ciudadanos en vertientes como la laboral, social, ecológica, etc. La formación debería por tanto adaptarse a las cambiantes necesidades del país. Éste, como conjunto, abordaría así un rumbo de liderazgo.
Sin embargo observamos que el sistema educativo mantiene un alto grado de inmobilidad en sus métodos y contenidos. Las enseñanzas primaria, secundaria y el bachiller no ven corregidas las deficiencias que llenan la universidad y la formación profesional de auténticos iletrados. Esto a pesar de que el problema es conocido de largo. Por otra parte, las formaciones universitaria y profesional –aunque ésta en menor medida- no se encuentran en general conectadas con el campo empresarial. Sin embargo tampoco se ponen medidas resolutivas para paliarlo.
Actualmente internet ha extendido el acceso al conocimiento y además da pie a generarlo a numerosas personas. Como consecuencia algunos de los mejores especialistas ya no están en la universidad. Esto convierte muchas facultades en meras academias que difunden con variable fortuna lo que otros, con más ingenio, dedicación o ambos, elaboran y establecen.
La banalización del conocimiento pone al descubierto la debilidad de unos títulos académicos que ya no marcan diferencias por sí. Debe acometerse un cambio drástico, que puede ser el de los criterios de Bolonia, pero sin cosmética para ocultar a los que sigan atrincherados en la indolencia o la costumbre. De lo contrario el país se encamina a una crisis educativo-laboral. Se podría llegar a que el valor de las personas no se pueda medir por sus títulos, a pesar del enorme gasto que la universidad supone para el país. Entonces ¿para qué serviría la enseñanza pública?

viernes, 24 de septiembre de 2010

Minería y Futuro

La marcha minera arranca de nuevo. Los mineros vendrán a recordarnos cómo una trama de intereses empresariales de compañías eléctricas, gasísticas y carboneras sumada a un gobierno populista les tiene sin cobrar sus nóminas por un trabajo que ya realizaron. Sin duda su lucha es justa. Es la lucha de cualquier asalariado o de cualquier autónomo por cobrar al moroso.
Sin embargo hay otro aspecto que me preocupa más, aunque quede soslayado. El carbón como industria extractiva tiene un final seguro, en ocho años en el mejor de los casos. Quizás sobreviva alguna mina a cielo abierto, pero su importancia laboral será mínima comparada con la actual del sector. ¿Qué piensan hacer los mineros cuando ya no queden minas? Incluso cabe preguntar qué está haciendo un ayuntamiento como Villablino cuyo motor ha sido la minería hasta hoy. Laciana sin minas será como la comarca de Sabero, o peor porque está más lejos de las ciudades pobladas y su naturaleza está más devastada por el cielo abierto.
En definitiva, más allá de la justa reivindicación de los mineros hay que pensar urgentemente en un plan, quizás a 8 años, que permita fijar allí tanta población como se pueda. Un plan elaborado por agentes externos a la comarca, ya que el paisanaje local ha demostrado su bajo perfil para trazar un futuro próspero. Incluso para trazar el presente. Y choca que ahora lleguen las prisas, cuando se lleva decenas de años despilfarrando los fondos de reconversión en cosas inútiles. Sólo ahora podremos ver el triste alcance de tanta inconsciencia en una tierra con futuro incierto. Podemos intentar contener los daños, pero poco más. Una lección para el resto de los leoneses que no debemos olvidar.

martes, 21 de septiembre de 2010

Desempleo e Idiomas

La semana pasada hablábamos de la necesidad de minimizar los plazos para la creación de empresas a fin de fomentar el empleo. Decíamos también que no es el único factor para combatir la destrucción laboral. La fallida enseñanza de idiomas extranjeros en España es otro hándicap destacado.
Se reitera hasta el cansancio lo urgente de cambiar el modelo productivo hacia la innovación. Sin embargo sólo si nuestros productos se exportan se podrá desarrollar el potencial creativo del país. Nuestro mercado tiene un tamaño intermedio, lo que implica que frecuentemente, para alcanzar la rentabilidad de la investigación, debemos vender en el exterior. La internacionalización de las empresas supone crear un departamento de exportación, pero en las actuales circunstancias es difícil. Puede que tengamos buenos técnicos y comerciales, pero en la mayor parte de los casos carecen de un adecuado dominio del inglés, lengua internacional de los negocios. Es complicado encontrar profesionales con un conocimiento lingüístico suficiente adquirido antes de su incorporación a la empresa.
¿Por qué sucede esto si las clases de inglés en los colegios son obligatorias desde edades tempranas? La enseñanza reglada insiste en el estudio de la gramática inglesa olvidando que el inglés o sirve para comunicarse o para casi nada. Los alumnos terminan el bachillerato sin que puedan mantener una conversación fluida con un nativo después de ¡13 años de estudio! Es una de las mayores ineficiencias en el sistema educativo. Sólo quienes acuden a clases externas alcanzan un nivel de comprensión y expresión verbal adecuado.
Tampoco se entiende por qué los estudios universitarios de ciencias técnicas y naturales no se imparten en inglés. ¿Tiene el profesorado el nivel para hacerlo? Ni siquiera en filología inglesa, según me confirman.
En resumen, las personas que compatibilizan el dominio del inglés y la capacitación profesional son escasas. Mientras esta circunstancia se prolongue es improbable que se llegue a ser un país netamente exportador. Urge acabar con este cuello de botella que estrangula la proyección internacional de nuestra economía.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

Desempleo y Creación de Empresas

La crisis desata inquietudes a través de su efecto más traumático: el paro. Si bien la economía mantiene normalmente un dinamismo que lleva a crear empleo por una parte y a erosionarlo por otra, el equilibrio se ha roto. El metabolismo económico arroja un balance destructivo. Las fuerzas que tienden a generar trabajo son inferiores a las que empujan su demolición. Como consecuencia se ha alcanzado los cuatro millones de desempleados en el País.
En la búsqueda de fórmulas para estimular la creación de puestos de trabajo ha llegado la reforma laboral, cuyos efectos se comprobarán en unos meses. Sin embargo sorprende que no se actúe con la misma diligencia en otros campos imprescindibles para cultivar la actividad económica.
No son las condiciones de contratación el único determinante. Para que se creen empresas hace falta crédito, flexibilidad laboral, administraciones que paguen y otras cosas, pero sobre todo personas que apuesten por una iniciativa. La fundación de una buena parte de las empresas ha llegado a través de ciudadanos con mucho entusiasmo y, frecuentemente, no tantos medios económicos. Es común que la iniciativa haya sido producto del empuje de un momento. En ese instante una o varias personas han coincidido en una perspectiva, la intuición de una oportunidad, de una ventana de lanzamiento. Sin embargo todo se estrella contra una tramitación larga y engorrosa que impide la creación de una empresa antes de 8 meses o un año. Comunmente el ánimo que lanzó la iniciativa se agota o decae.
Resulta difícil de comprender que no se esté actuando para que la creación de empresas en multitud de sectores que apenas entrañan riesgos personales o sociales sea posible en un par de semanas como mucho. Eso abriría la posibilidad de que miles de ideas y ciudadanos se lanzasen al campo emprendedor, aun viviendo ya de otras actividades. Sin duda un porcentaje tendría éxito y la generación de empleo sumaría nuevas fuerzas. Por eso el acortamiento de la tramitación necesaria para constituir una empresa e iniciar su actividad tendría que estar entre las primeras prioridades del gobierno en este momento.

jueves, 9 de septiembre de 2010

La Autovía León-Braganza

Acaba de reunirse la Plataforma proautovía León-Braganza en una jornada técnica. Los ponentes trataron la influencia de la ordenación del territorio en el desarrollo de esta obra, que ya da sus primeros pasos a instancias de la Consejería de Fomento.
En esta sesión se informó de dos cuestiones trascendentales: la primera es que el documento central que define las políticas de la Junta de Castilla y León, las Directrices Esenciales, recogen expresamente la autovía León-Braganza como uno de los corredores fundamentales para comunicarnos con el entorno. La segunda cuestión es que se encuentra en avanzado proceso de tramitación las directrices del Corredor de la Plata. Ahí se certifica que el triángulo León-Astorga-Benavente es la segunda mayor aglomeración de la Autonomía. Ambos datos subrayan la necesidad de reforzar el rurbano leonés. La autovía y un Plan de Excelencia Económica que habrá de elaborarse más adelante serán la piezas clave.
En conclusión, a pesar de que los recortes en infraestructuras están omnipresentes, esta autovía debe quedar prevista. En ese sentido se echó de menos en la jornada una mayor participación del partido socialista. Si bien se comprende que los drásticos recortes entorpecen al Ministerio de Fomento para acometer la obra, nada impide incluir el vial en el Plan Estratégico de Infraestructuras para cuando se pueda afrontar.
En definitiva, es necesario que la León-Braganza figure en toda la planificación de obras públicas de España. Después ya se verá cuándo es posible completar la construcción.

Fiesta de la Tradición en La Cabrera

El domingo tuvo lugar la segunda Fiesta de las Tradiciones de La Cabrera. Se trata de una celebración participativa en la que personas de la zona muestran los viejos quehaceres a jóvenes y visitantes. También se reúnen aperos y útiles comunes hace sólo unas décadas y que hoy han caído en desuso. Por varias razones se trata de una de las fiestas más bellas de nuestra provincia.
En este año se llegó a los 500 participantes, lo que para una comarca con algo más de 2200 habitantes es todo un récord. No obstante la comida comunitaria, emplazada en la plaza del Museo de La Cabrera -con unas vistas privilegiadas-, resultó familiar y entrañable. La Fiesta de las Tradiciones ha tomado el camino de convertirse en cita obligada del inicio de septiembre. La causa es el carácter especialmente cercano y acogedor de los cabreireses que se diferencia del de muchas otras comarcas leonesas, más arisco. Se trata de gente con un sentido de la hospitalidad encomiable.
A la fiesta se sumaba este año la valiosa exposición de los fotógrafos Miguel Sánchez y Puri Lozano en el Museo -que permanecerá hasta fin de mes- sobre las labores tradicionales en la comarca. Reúne unas instantáneas tomadas por ambos en los años ochenta que nos muestran una realidad antigua, esforzada y actualmente exótica; una impresionante colección que aúna lo documental con lo artístico.
La Cabrera cuenta con recursos extremadamente atractivos para cualquier visitante, pero desconocidos para la mayoría de los leoneses. Esta fiesta permite acercarse a ellos. Aprovechar el día para pasear por Villar del Monte o Forna, disfrutar del salvaje cauce del río Cabrera, dejar que el viento azote el rostro a 2000 metros de altura en la carretera del Campo de las Danzas, o crestear brevemente las montañas desde el puerto de Fonte da Cova (1850 metros) son experiencias que, reunidas, no tienen parangón en ninguna otra parte de la provincia.
Por eso la Fiesta de las Tradiciones de Encinedo debe convertirse en una plataforma desde la que los leoneses podamos disfrutar más de ese microuniverso comarcal que aúna lo íntimo, lo natural y lo extinto como pocos lugares.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Aeropuerto, Consorcio y Bloqueos

Tras el paréntesis veraniego comienza un nuevo año empresarial y económico. También es un nuevo ciclo para los aeropuertos que, tras los máximos de actividad veraniega, preparan la nueva temporada de operaciones. Son muchos los que han intentado mejorar su posición para ganar cuota de mercado. Algunos lo han conseguido, como Sevilla -que se convierte en base operativa de Ryan Air-, Bilbao –que recupera a esta misma aerolínea tras su polémica marcha del País Vasco en 2007-, o Burgos –que empieza a operar con vuelos a Roma-. Por el contrario, el Aeropuerto de León permanece casi inmóvil, lo que produce una pérdida de peso que preocupa. Si bien se iniciaron algunos contactos para sondear y atraer a algunas líneas de bajo coste, tras la elipsis del promotor de tales gestiones, dicho movimiento parece haberse detenido.
En esta coyuntura cabe cuestionar si el consorcio del aeropuerto de León realiza adecuadamente su trabajo en la actualidad, puesto que no aporta resultados positivos. Hay que recordar que la dirección precedente consiguió un crecimiento continuo de la actividad del aeródromo, es decir, presentó una buena gestión. Con la actual batuta se ha perdido un operador, se ha descendido en el número de vuelos ofertados, han subido los precios de pasaje y parece haberse bloqueado la captación de nuevas compañías aéreas. Todo esto mientras otros aeropuertos regionales crecían o, al menos, exploraban nuevas fórmulas. En resumen, la gestión se puede juzgar muy deficiente. La actual dirección del consorcio aeroportuario debería ser sustituida, sin más.
León, por su ubicación geográfica y oferta endógena, podría convertirse en un centro receptor de turismo de naturaleza y cultural de estratos medio y alto. Este perfil de público reside fundamentalmente en Europa, lo que inclina hacia la captación de una compañía aérea internacional de bajo coste. Esta gestión se debería poner en manos de alguien que evidencie saber hacerlo, al contrario de lo que sucede ahora. Esperemos que la proximidad de las elecciones locales remueva cuantos obstáculos bloquean de forma efectiva nuestro aeropuerto y todo su potencial.