martes, 30 de noviembre de 2010

Aeropuerto Envenenado

El desarrollo del Aeropuerto de La Virgen del Camino está originando un ruidoso debate político en León. Los malos resultados de esta infraestructura están directamente relacionados con la gestión del consorcio creado para impulsarlo. La presidencia del mismo ha tenido la responsabilidad de operar para la promoción desde que se fundó. En consecuencia los descensos de estos años, desde que Carrasco lo comanda, están erosionando su proyección política. El aeropuerto se ha convertido en una carga desaconsejable para la presidenta de la Diputación cuando sólo quedan seis meses para las elecciones.
Aunque ya se comentaba por fuentes indirectas, acaba de conocerse documentalmente que el consorcio tuvo un precontrato y el interés manifiesto de Ryan Air para establecer 4 vuelos internacionales. Se ocultó esta información hasta que quien actuaba como negociador ha respondido, y lo ha hecho público con pruebas. Ahora nadie sabe cómo explicar la grave dejación, puesto que nunca se maniobró para cerrar ese acuerdo. Por el contrario los organismos homólogos de los aeródromos vecinos sí lo hicieron.
Por otra parte, se había argumentado que la población leonesa era insuficiente para llenar los vuelos internacionales. Al parecer quien lo hizo tampoco se enteró de que el aeropuerto se había implantado para que gentes de otras partes viniesen a León, como repetimos incansablemente desde los años noventa. Esto y la mala gestión del consorcio provincial de turismo, que no contempla como objetivos preferenciales los destinos de los vuelos, demuestra el escaso interés de algunos por el potencial del aeropuerto.
En cualquier caso la presidencia del consorcio del aeropuerto debería pasar a otra persona. Carrasco se libraría de un problema inoportuno y de difícil solución. León saldría ganando también. Otra cuestión es quién asumiría la presidencia. Para la mayoría de los políticos el aeropuerto es un asunto envenenado, puesto que la coyuntura económica no permite abrigar muchas esperanzas sobre una evolución ascendente. El consorcio ha quemado los contactos. Sólo una invocación a la lealtad podría desatascar esta situación.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Valladolid y la Mala Fama

Paseaba por Valladolid este fin de semana. La urbe luce colorista, viva y bonita tras un proceso de embellecimiento profundo. Es una ciudad con dos partes diferenciadas: ensache y centro histórico, y los barrios. El primero de ambos reúne un par de elementos excepcionales -la Plaza Mayor y San Pablo- y numerosos espacios de gran atractivo –la iglesia de la Antigua, el claustro de las Francesas, la Academia de Caballería, el Campo Grande, …-. Por el contrario, los barrios son un conjunto abigarrado de casas estéticamente feas.
Conversaba sobre la aversión que se profesa en nuestra tierra a Valladolid y todo lo que con esa ciudad tenga que ver. La visión desde allí es que en León hay una repulsión ciega que no se entiende. Y es verdad que existe un estrato sociológico que sustenta un odio casi antropológico a ese nombre. Para ese grupo Valladolid es el horizonte enemigo, la bestia, el mal que ha de ser vencido.
Sin embargo no todos los leoneses tienen esa visión indiscriminada. Es indudable que León ciudad lleva cuatro siglos siendo mucho más pequeño que la urbe del Pisuerga. La relevancia política legionense en el último siglo ha sido siempre menor que la de su vecina. León ha emergido desde un profundo estado de depresión que convirtió la capital en un villorrio rural al margen del juego del poder. Eso es indiscutible. Como lo es también que en León hay una ambición de liderazgo insatisfecha que no tienen otras ciudades. Son muchos los que ven esta doble realidad.
Pero cuando uno observa en Valladolid las enormes obras autonómicas del Centro Miguel Delibes, las Cortes, el Monasterio de Prado, el hospital militar, … por valor de cientos de millones de euros entiende cómo los leoneses han llegado a odiar tanto a esa ciudad. Desde las sedes de la Junta se maniobra para gastar la mayor parte posible del presupuesto en Valladolid, y se consigue. En León, cabecera de una provincia poblada y extensa, sujeto de derechos políticos históricos, se siente este expolio como un ataque pertinaz a sus intereses. Si en la Junta/Valladolid no se actúa de otra manera sólo pueden esperar en León una reacción de rechazo .

jueves, 18 de noviembre de 2010

La Oficina de Turismo

Esta semana se ha estrenado con una gran noticia: la apertura de una oficina de información para el turismo en la Plaza de San Marcelo. Habrá quien piense que esta calificación resulta excesiva, pero no es así. Por el contrario, se trata de una cuestión crucial.
La oficina de turismo es lo primero que encuentran muchos de los visitantes, en busca de información sobre la ciudad y su entorno. Hablamos por tanto de la tarjeta de presentación que damos al turista cuando acude a nuestra tierra. De ello depende su primera impresión: si somos limpios y ordenados, si somos cordiales, si actuamos con profesionalidad, si nuestra oferta es buena o mala, si somos chapuceros o previsores. En resumen, una oficina de turismo crea expectativas e indica si quienes son responsables de la misma (autoridades, ciudadanos, instituciones) son una birria o un prodigio de eficiencia o alguna de las posibilidades intermedias.
En este sentido León era una pena, con la oficina de la Plaza de la Catedral, anticuada y donde apenas se hablaba inglés, o con la de las traseras de la Diputación, en la que chicas muy profesionales te atendían en un garito canijo y mal indicado. Ambas son una muestra de la importancia real que se da a este sector económico en ciertas instituciones.
La nueva oficina es el resultado de la segregación de los entes de turismo capitalino y provincial. Es la primera consecuencia de una separación fructífera e imprescindible que provoca la competencia y margina a los incompetentes. Por fin tenemos una recepción de turistas digna como Logroño, Burgos, La Coruña o Cáceres. Felicitémonos y reconozcamos que obras son amores y no buenas razones. Ojalá este despacho llegue a estar dotado de folletos sobre toda la provincia. Sólo entonces la alegría sería completa.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

De Funcionarios y Venganzas

La crisis ha puesto en boga citas como la “baja productividad de los funcionarios” o la “necesidad de reducir su número”. Por otra parte, las autoridades económicas internacionales recomiendan reducir el peso del sector público español, aunque el presidente del gobierno no parezca dispuesto. La percepción de los ciudadanos es que la administración pública es un maremágnum en el que al lado de profesionales dignos convive un absentismo laboral injustificado. En definitiva, existe un problema con esta cuestión que no puede quedar oculto.
Entre esos empleados hay diversas categorías, ya que no todos son “funcionarios”, palabra que sólo define a una de ellas. Sin embargo no es éste el rasero que permite diferenciar entre unos y otros. La clave está en el acceso a la función pública. Por un lado se encuentran los que llegan a la misma a través de un examen justo con tribunales imparciales. Por el otro se halla el numerosísimo grupo de los que han accedido a dedo de forma más o menos camuflada, y los contratados con criterio similar por empresas públicas (que no son todos los reclutados). Son estos dos últimos grupos los que deberían ser depurados según una parte importante de la ciudadanía. Quienes no discriminan entre unos y otros son movidos exclusivamente por la envidia o el desconocimiento y un inexplicable afán de venganza nacido sabe Dios de qué. Por eso los empleados públicos, al otro lado de la trinchera, no deberían confundir a los que increpan sin más con los que reclaman una higienización laboral de lo público.
Por otra parte, está el problema del control del rendimiento en los entes de la Administración, una necesidad inaplazable ante las evidentes malas prácticas en numerosos puestos de trabajo. También habría que revisar los exámenes de acceso, que sólo miden conocimientos y no actitudes o personalidad. Por ejemplo, para dar clases en secundaria no vale cualquiera con conocimientos. Se requiere una actitud determinada ante aulas conflictivas y padres henchidos de poder y carentes de educación. Por último, choca que sean ciertos sindicatos quienes más se resistan a estas reformas. ¿Por qué será?

jueves, 11 de noviembre de 2010

El Reino de León y sus Betatos

Botines es la sede de la exposición sobre El Reino de León y sus Beatos. Se trata de la cuarta desplegada con motivo del 1.100 aniversario del Reino de León. Sin duda podemos decir que es la más valiosa de todas ellas. Esto se debe al gran valor de las piezas, pues muchas originales.
Se percibe en torno a la exhibición el rastro de todos los males que han aquejado a este milcentenario. La muestra no es extensa porque el número de objetos es bastante reducido. ¿Por qué? Porque se ha preparado tarde y tramitar la cesión de elementos muy valiosos del patrimonio histórico suele exigir muchos trámites y tiempo. No ha habido plazo para más. Las piezas proceden del entorno de León y, en menor medida, del territorio autonómico. Es donde se ha conseguido reunir de una forma rápida, imagino que pidiendo más de un favor, la colección para la muestra.
La apertura de la exposición ha sido tardía. Se debe a que la idea fue desarrollada tarde, como casi todo en este milcentenario. Además, la publicidad está siendo reducidísima a pesar del gran valor de la muestra. El interés de la Junta de Castilla y León en ocultar cualquier cuestión que destaque el Reino de León ha quedado una vez más de manifiesto, aunque esto lo organice la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales. Sólo eso explica el interés autonómico por dirigir los fastos a la vez que la casi absoluta falta de presencia en los medios de difusión, responsabilidad directa del ente. La realidad histórica ha quedado sepultada por toneladas de miedo.
Con todo, presenciar esta exposición es recomendable y quien acuda conociendo las limitaciones verá superadas sus expectativas. Los objetos mostrados son interesantísimos y singulares. El apoyo videográfico es reducido, pero eficaz. La iluminación realza el conjunto. Sólo un pero: el Beato de Tábara –único original de su clase en la exposición- está colocado en su vitrina de manera que no se aprecia.
En resumen, una cita imprescindible para quien quiera saber algo más del Reino de León. También una ocasión para comprobar el maltrato informativo con todo aquello que implique dar realce a la historia de esta región.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

El Juego del Carbón y el Engaño

La melé en la que se embarulla la reconversión del carbón se resume en varias batallas. Las eléctricas tiran contra el sector carbonero español, aunque no les molesta seguir importando mineral foráneo al mismo precio, lo que demuestra que quieren operar en estricto oligopolio, o sea, que nos quieren apresar en su rancho eléctrico. Los empresarios del carbón atacan a las eléctricas a través de la protesta de los mineros, a los que dejan sin cobrar, en lo que se viene llamando chantaje. Todos reclaman al ministerio un arreglo favorable para sí mismos, pero sin explicar qué van a poner de su parte, lo que se reconoce como cara dura. El ministerio corre de un lado para otro, sin mucho criterio propio, intentando que el follón no tenga un coste de imagen excesivo para el gobierno central, lo que subraya su incompetencia. La Junta asiste entre la inacción y el regocijo al zipizape que se le ha preparado al gobierno socialista de Madrid, pero con esta actitud ni representa a León, ni a los mineros, ni a casi nadie. Más parece una gestoría mala que un gobierno autonómico en defensa de los intereses del ciudadano. Los mineros quieren que todo siga igual, aunque saben que es imposible, lo que destila inconsciencia. Bruselas quiere que se contamine menos, por lo que presiona para cerrar las minas, pero no hace igual con las centrales térmicas, lo que atufa a cinismo. Los comisarios de la competencia quieren extinguir las subvenciones, pero no protestan por las condiciones degradantes y antiecológicas en que se obtiene el material importado, lo que se denomina hacer el bobo.
Y en medio de ese marasmo nos preguntamos con sorpresa: entonces para las cuencas mineras ¿carbón o nada?

El Culebrón Municipal en León

La marcha/expulsión de Ana Guada y María José Alonso del grupo popular en el Ayuntamiento de León ha puesto de relieve el nivel del debate político leonés. Las dos concejalas han abandonado el PP antes de que la presidenta las expulsase. El pretexto para el expediente era el impago de cuotas. Que Dios coja confesada a Carrasco como aplique la misma regla a todos los militantes.
Pero la reflexión de hoy quiere fijar la atención en los argumentos que han guiado el debate público en estos días. Uno de los elementos sustantivos que ha desatado la polémica es la asignación de sueldos, remuneraciones que los populares pretendían trasvasar de las dos concejalas a otros miembros del equipo. Otro de los capítulos de esta opereta ha sido el descubrimiento de que el portavoz popular, que tachaba de tránsfugas a las antedichas por su salida del grupo, fue militante de UPL hasta que le ofrecieron entrar en la lista popular. Si bien, en ortodoxia, eso no es ser tránsfuga, desde el punto de vista moral tiene poca defensa.
Por otra parte me pregunto cómo es posible que, sabiendo los concejales de UPL la procedencia ideológica de Cayón, no hayan dicho nada hasta la fecha. Se me antojan mansos de corrida de pueblo. Además el papel del PSOE, entre irónico y regocijado, metiendo el dedo en el ojo a los populares con las nuevas asignaciones, es de una banalidad que no pasa desapercibida.
Y entramos en el fondo de la cuestión: a medio año de las elecciones municipales se continúa sin hablar de proyecto de ciudad. No sabemos el criterio de Fernández sobre la León-Braganza o la imprescindible absorción de San Andrés del Rabanedo, por ejemplo. Conocer la opinión de Chamorro sobre lo que sea es una entelequia. El pensamiento de los populares acerca de cualquier cuestión es … lo contrario de lo que diga el alcalde.
Mientras tanto León pierde perfil frente a otras ciudades sin que apreciemos un timón firme. Peor aún si pensamos que el futuro de Zapatero en la presidencia se antoja corto, y que las obras dejarán de llegar. Sólo nos quedará entonces mejorar la gestión y para eso necesitamos un objetivo. ¿Tienen un objetivo para León?