jueves, 23 de febrero de 2017

LEÓN 2030

La sucesión de noticias diarias propicia poco la reflexión de lo que deseamos a medio y largo plazo. Sin embargo resulta imprescindible construir una imagen de a dónde queremos que lleguen nuestras ciudades y territorios. La reflexión estratégica, que así se llama, resulta necesaria para actuar con inteligencia. Si no se realiza, el día a día se convierte en un caminar a “salto de mata” de la actualidad. Y las ciudades van perdiendo perfil poco a poco, puesto que hay otras urbes donde los objetivos de medio plazo sí existen. León es una ciudad que se descolgó de esos procesos de reflexión, lo que se ha traducido en una pérdida de relevancia en los últimos veinte años. La tendencia actual marca un declive que podría llevar a medio plazo a sucesos como el cierre del Corte Inglés, por ejemplo, o la desaparición de la Universidad de León para pasar a depender de terceros. Los casi 145.000 habitantes que llegó a tener se quedan ahora por debajo de 125.000 y siguen cayendo. Por eso, si se quiere revertir la tendencia, hay que marcar objetivos más ambiciosos y ceñir la gobernanza a los mismos. Para hablar de metas concretas miremos algunas facetas de la ciudad. La primera sería la consolidación del área urbana, que actualmente se encuentra dividida en multitud de ayuntamientos. Eso dificulta la gestión unitaria y la toma de decisiones, dejando un espacio metropolitano ingobernable. Un León ideal en 2030 incluiría, además del municipio capitalino, los actuales de Villaquilambre y San Andrés, y los más periféricos de Valverde de La Virgen, Sariegos, Santovenia y Valdefresno. Eso permitiría obtener más fondos del estado para el conjunto, enjugar la deuda, liberar fondos de los gastos de funcionamiento para hacer inversiones, ganar capacidad de interlocución ante el resto de administraciones, unificar la red de transportes, unir servicios, etc. Otra meta de León 2030 sería completar la red de comunicaciones urbanas con el tren de FEVE, una nueva carretera que entrase por el área deportiva del campus, mejoras en los accesos desde Lorenzana, el cierre de la ronda norte, una entrada directa al aeropuerto, una línea de cercanías de RENFE o el diseño de la ronda León 50 para comunicar toda la periferia metropolitana. Un objetivo más sería organizar los espacios industriales por tamaños de parcela, los espacios de servicios con el reparto de áreas comerciales, un mapa de instalaciones deportivas, centros de cultura, patrimonio, parques y espacios naturales o centros educativos. La consideración de León 2030 mejoraría la ciudad en términos comparativos con el resto del país.

jueves, 16 de febrero de 2017

LOS GUÍAS EN MONUMENTOS

La visita guiada es hoy un elemento imprescindible para disfrutar en plenitud del recorrido en un monumento. La satisfacción del visitante es muy superior cuando se da a conocer los detalles del lugar, las peculiaridades y las anécdotas. Sin embargo no siempre esta experiencia es positiva. Recientemente visité el Monasterio de las Huelgas Reales en Burgos. Se trata del panteón real de Castilla y reúne un conjunto de piezas extraordinarias. El recinto está gestionado por Patrimonio Nacional y la visita fue pilotada por una guía que supo construir una de las peores de mi vida. La señora fue un vademécum de lo que no se debe hacer: pasiva, displicente, poco implicada e incapaz de resaltar el carácter excepcional de muchas de las piezas que allí se aprecian. Poco después acudí al Museo de la Evolución Humana, donde otra guía nos mostró cómo se puede realizar un buen trabajo lleno de entusiasmo, implicación, claridad expositiva y simpatía. La labor se hizo en ambos casos, pero el resultado fue radicalmente diferente. En el guiado de un monumento hay dos aspectos que marcan el devenir de la visita: la implicación personal del profesional por una parte y la capacidad para destacar lo importante del monumento por otra. Digo esto porque hace pocos días recorrí en una nueva visita guiada el museo de San Isidoro. Debo decir que la persona que la condujo tenía la implicación personal adecuada. Sin embargo no fue capaz de transmitir la relevancia del lugar en toda la magnitud que tiene. Es cierto que habló de las primeras cortes, que explicó el panteón de los reyes o que comentó algunas anécdotas, pero el relato estuvo trufado de tecnicismos y de fechas que la mayor parte del público no entendía. Cuando se cita una fecha en una visita guiada hay que contextualizar, decir lo que pasaba en esa época o no sirve para nada, salvo despistar al público. Hacer descripción con tecnicismos ante un espectador profano es inútil y hace perder la atención del grupo. Y ambos usos están muy arraigados en ciertas escuelas profesionales de guías, sustentadas por ciertas mentalidades profesorales anticuadas. Hay que hablar con una claridad adaptada al público. La alternativa es realizar un trabajo mejorable. Y en León hay un ramillete de monumentos excepcionales que dan un enorme juego al guía para captar la atención del turista y engrandecer la visión de la ciudad. Eso es labor profesional del guía y, si no se hace, se está realizando un mal trabajo. Por eso hay que pedir a estos profesionales que aúnen simpatía, conocimiento, claridad, implicación y narrativa. Nada menos y nada más.

jueves, 9 de febrero de 2017

EL DEBATE TERRITORIAL EN ESPAÑA

La presión del independentismo en Cataluña ha concentrado el debate territorial en España. Esta deriva hacia el monotema catalán aparta la atención de la que debería ser inicialmente una discusión basada en datos. El independentismo pone por delante los sentimientos, que parecen tapar toda argumentación alternativa. Incluso llega a inducir un efecto perverso en el resto del estado que desliza el análisis hacia el mismo campo de juego: el sentimental. Sin embargo hay una realidad objetiva que, sin devaluar el valor de lo identitario, tiene dos ejes principales en lo territorial. El primero es que no hace falta ya especular sobre el resultado de la centralización o la descentralización en España porque 35 años de estado autonómico nos contemplan. Los resultados son claros. Se ha llegado a un nivel de descentralización que pocos países en el mundo pueden igualar. El país ha depurado un sistema de gestión pública poderoso, ya que funciona eficazmente en términos de prestación de servicios. Las cifras de evolución económica son globalmente extraordinarias. Además España ha desarrollado la malla urbana más potente de Europa bajo este periodo. El segundo vector del debate territorial, el estadístico regional, descubre que son las autonomías uniprovinciales las que mejor han evolucionado respecto a sus entornos. Los tres parámetros clave: empleo, renta y población así lo demuestran. Cada autonomía uniprovincial es mejor que las provincias de su entorno que no lo son. Casos intraautonómicos de diferencias intolerables como Coruña/Orense, Valladolid/Zamora, Toledo/Albacete, Sevilla/Jaen o Valencia/Castellón demuestran el mal resultado de las autonomías multiprovinciales. De hecho reclamaciones como la de la autonomía leonesa deberían basarse en modelos uniprovinciales, para agruparse a posteriori en función de lo sentimental y lo cultural. Así lo demuestra la experiencia vasca, tan fructífera en términos de renta y empleo. Es una evidencia que todo lo que salió de Castilla (entendida como maremágnum donde la diferenciación no existe) progresó bien. Todo lo que quedó en Castilla fue mal en estos 35 años. Así comparar León con Cantabria y Navarra, que eran provincias similares hace tres décadas, causa dolor a los leoneses. Por eso planteamientos centralizadores -como los de Rivera por ejemplo- sedicentemente racionales, son puramente ideológicos en lo territorial. No hay nada objetivo ni basado en la experiencia que apoye las tesis centralizadoras. En consecuencia el debate territorial debe plantearse sobre otras bases.

jueves, 2 de febrero de 2017

LOS CAMBIOS DEMOGRÁFICOS EN LEÓN

Se han hecho públicos los datos de padrón municipal como cada año. Ya se puede consultar la población a 1 de enero de 2016 en la web del INE. Como en años anteriores, hemos podido ver que León viene perdiendo entre cinco y seis mil habitantes anualmente. Dado que en enero de 2016 tenía 473.600, actualmente ha de contar con unos 468.000 habitantes. Así que desde 1996 hasta hoy desaparecen 50.000 censados. Es una caída descomunal y va siendo hora de que las instituciones adopten medidas especiales para corregirlo. Podemos hacer un ejercicio de análisis que, aunque no permite el desahogo, es más útil para el común. En primer lugar hay que afirmar que la población en el campo cayó rápidamente en estos veinte años, de manera que la provincia que tenemos hoy tiene poco que ver con la que teníamos en los noventa. Las áreas urbanas también pierden globalmente población, pero lo hacen con más lentitud. En consecuencia tenemos poca población netamente rural y muy dispersa. Para dar servicios a estos ciudadanos hay que repensar la administración pública refundiendo ayuntamientos y fortaleciendo el papel insustituible de las juntas vecinales que aún queden operativas. Fuera de las redes rururbanas de León y Ponferrada, hay menos de 50.000 personas -viviendo realmente- en una superficie que es como la provincia de Lugo. Hay que simplificar la administración, tener menos gasto de gestión y dedicar la mayor parte del presupuesto a dar servicios. Por su parte las áreas urbanas -obviando casos extremos como el del Ayuntamiento de Villablino- declinan o se estancan. Un caso especial es el de la capital: León Ciudad pierde últimamente unos 1.800 habitantes al año, por lo que seguramente en este momento no llegue a los 125.000. Ha perdido veinte mil censados en veinte años y va a peor. Y su área metropolitana tampoco está ganando ya población, sino perdiéndola: San Andrés, Villaquilambre, Valverde de la Virgen o Valdefresno se estancan o caen. La situación de esta ciudad requiere un ejercicio de liderazgo y medidas especiales que causan inquietud porque no parece existir la predisposición para realizarlos. Ponferrada y su entorno inmediato sufren el mismo proceso, pero con más suavidad por el momento. Hay que evitar que caiga en la dinámica de la capital. Un dato positivo es que los nodos intermedios (Astorga, La Bañeza, Bembibre, Santa María del Páramo, Sahagún…) han dejado de caer o caen muy lentamente. Puede ser una consolidación que se traduzca en una oportunidad para fijar residentes. Hay que garantizar una cartera de servicios al ciudadano en estas cabeceras.