jueves, 29 de diciembre de 2016

SIGLO XXI Y TRABAJO

Si los últimos veinte años del Siglo XX cambiaron el mapa del empleo en España, los dieciséis primeros del Siglo XXI han resultado aún más turbulentos. A consecuencia de tales transformaciones el reparto de la población en España también está modificándose rápidamente. Por eso actuar sobre el empleo es decisivo si se pretende que la población provincial evolucione en un dirección acorde. En el Siglo XXI encontramos 3 grandes grupos de evolución, que son las provincias con autonomía uniprovincial por un lado, las que son sedes de autonomías multiprovinciales por otro y finalmente las provincias sin sede autonómica. Las principales locomotoras del empleo y la población son las autonomías uniprovinciales, cuyo volumen de trabajadores ocupados ha crecido un 37,45%. Las sedes de autonomías multiprovinciales iniciaron la centuria al mismo ritmo, pero luego se ha enlentecido. El crecimiento consolidado en los 16 años del siglo es del 23.17% tras un fuerte desplome en la crisis, probablemente debida al cambio tecnológico. Las delegaciones autonómicas de las empresas se están cerrando masivamente ante la posibilidad de centralizar la mayor parte de los servicios, justo al contrario de lo sucedido al inicio del proceso autonómico. La incidencia ha sido más grande en las provincias que mayores delegaciones tenían: las sedes multiprovinciales. Por último, las provincias sin sede autonómica han crecido un 23,13%, pero con una trayectoria más discreta. Madrid y Barcelona agrupan el 28% del mercado laboral español y, sumando las siguientes 6 provincias por tamaño, ya se alcanza el 50%. Son casi todas mediterráneas y no hay ninguna en el norte de España. Las primeras septentrionales, Vizcaya y Coruña en noveno y décimo puesto, pierden peso cada año. León es la trigésimo segunda en este cuadro. Dentro de las provincias sin sede autonómica hay un pequeño grupo de 5 que crecen muy rápido: cuatro mediterráneas y una en la periferia de Madrid. El resto repuntan menos que las sedes uniprovinciales. Por su parte, el noroeste se mueve entre la decadencia y la debilidad. De las provincias de todo tipo, solo Asturias va un poco mejor que el resto. Galicia, salvo La Coruña, tiene los peores resultados del país. Y si consideramos la autonomía, Segovia (periferia de Madrid) y Burgos van algo mejor, pero las otras siete provincias solo destacan sobre Galicia. En conclusión parece haber tres claves para el crecimiento: ser sede autonómica (aunque es menos importante de lo que fue), ser autonomía uniprovincial (la ventaja más clara) y estar en el Mediterráneo o en torno a Madrid.

LEÓN Y LOS PARQUES EMPRESARIALES

La provincia de León va tomando conciencia de su peso creciente en determinados campos. Es como un despertar progresivo, de sector en sector. Los dos campos en los que este proceso resulta más evidente son el químico-farmacéutico y el de las tecnologías de la información, aunque con el tiempo lleguen a existir más. Ese tirón debería traducirse en una proyección exterior de la importancia de tales sectores en la sociedad leonesa. Para lograrlo se pueden ejecutar dos acciones. La primera es agrupar instalaciones ligadas a una actividad en un campus o parque empresarial. Eso es más fácil en sectores que no requieran potentes instalaciones fijas como el TIC. En cambio pensar en llevarlo a cabo con empresas e institutos como DSM, Wacker, Antibióticos, Laboratorios Syva, Laboratorios Ovejero, Laboratorios Calier, 4D Pharma, Chemo, Inbiotec, Gadea, MabXcience, BIomar o Labotec, es complicado e incluso inconveniente. En laboratorios de este tipo las contaminaciones cruzadas podrían ser un problema si compartiesen espacios industriales. En fin, que mover una fábrica con fermentadores y medidas de esterilidad es difícil, y por añadidura, poner cerca a varias poco adecuado. Sin embargo se puede hacer un parque empresarial virtual desde el que se proyecte la imagen de innovación. El propio Ayuntamiento de León debería tener el interés en hacer una web con todas las empresas biotecnológicas y sus links correspondientes. Ese sería un gran escaparate para la ciudad. El sector de las tecnologías de la información sí permite el desplazamiento físico de buena parte de sus instalaciones. En este caso hay que pensar cómo se podría aportar un valor añadido a estas empresas. Un lugar idóneo para concentrar organizaciones del negocio cibernético es el edificio que fuera sede de Caja España. Se trata de la mejor instalación para este cometido en todo el noroeste español. En él caben muchos puestos y sus dotaciones son muy avanzadas. Incluso el INCIBE, que requiere unas medidas de seguridad crecientes, podría tener en el Portillo la sede más adecuada. Que HP, INCIBE, Caléndula, PROCONSI, el nuevo CPD de Mercadona y todo el cluster TIC puedan contar con una referencia en un solo área, nucleada en torno a un edificio inteligente y representativo, supone maximizar las ventajas de tanto talento acumulado. Y para movilizar ambos sectores se necesita un gestor, que podría llegar del Ayuntamiento de León tanto si las empresas se encuentran en el municipio como en la periferia urbana. Se trata de una actuación lógica que contribuiría a generar empleo y a dar más notoriedad al nodo leonés.

FIESTAS, COMEFCIO Y URBANISMO

En estos días prenavideños podemos apreciar cómo la liberalización de horarios permite que las grandes superficies abran en numerosos festivos. Si el pequeño comercio mantuviese sus mostradores abiertos las mismas horas, caería en la esclavización de sus trabajadores. Es inviable que un pequeño establecimiento abra el mismo rango horario que un hipermercado. Por lo tanto la liberalización excesiva tiene una consecuencia directa: la entrega de buena parte del mercado a las grandes superficies. Eso implica el cierre de muchos locales comerciales, que quedan vacíos y a la vista. El proceso se agudiza cuando las condiciones económicas del lugar son desfavorables, como es el caso de León ciudad. No vale como solución decir que “hay que adaptarse para sobrevivir”. La realidad es que León ha perdido potencia comercial, que el pastel a repartir es más pequeño y que las principales víctimas son los comercios pequeños porque así lo han decidido los políticos. La ultraliberalización horaria y laboral les ha rematado. A consecuencia de esto un paseo por León transmite la imagen de una ciudad venida a menos. La estética urbana se ha empobrecido y hay locales vacíos y comercios cutres con profusión. Eso por no hablar además de los miles de pisos en venta en una ciudad de bajos salarios que pierde población. En consecuencia la decisión de liberalizar las condiciones comerciales tiene incidencia en el vigor de la trama urbana, muy especialmente en esta ciudad. Pero supone también mermas en otros aspectos, como la desvitalización del mercado central de abastos, que ha reducido su importancia notablemente, o en el descenso de precio de los bajos comerciales y los pisos, o en la evacuación de recursos económicos hacia otros lugares –recursos que el comercio local hubiese recirculado en León-, o en la imposibilidad de los pequeños proveedores locales de colocar aquí todos sus productos. La ciudad se empobrece cuando la balanza se desequilibra hacia la hiperestricción o hacia la ultraflexibilidad. Existen otros modelos, más equilibrados, y más restrictivos que éste, con horarios comerciales y laborales humanizados, y remisos con el establecimiento de nuevos hipermercados. En el País Vasco no hay más que comparar su comercio con el de León para darse cuenta de los efectos de esa política, a pesar de que Euskadi ha sufrido la crisis y está decayendo año tras año. En definitiva por una parte la decisión de ultraliberalizar el comercio en León es puramente política puesto que hay otros caminos, y por otro lado tiene muchos efectos negativos inducidos.

jueves, 8 de diciembre de 2016

ACERCAR EL OESTE

La cultura leonesa se caracteriza por mantener un patrón a lo largo del territorio: la ocupación humana se realiza mediante aldeas muy autónomas que se arraciman en espacios cerrados. Esas demarcaciones comarcales compartimentan fuertemente el territorio. Cada comarca tiene unas peculiaridades asentadas sobre el patrón base: la red de aldeas con un alto grado de autogobierno (concejo, comunales, una iglesia parroquial y un cementerio) y un mercado comarcal que actúa como cabecera. Durante el Siglo XX esos espacios casi cerrados vieron abrirse las comunicaciones, salvo en algunos casos concretos. Es el arco oeste de la provincia el más afectado por el retraso de las carreteras. Eso, que hoy es una desventaja, puede resultar una oportunidad para el desarrollo. La llegada de la autovía a Galicia ha facilitado el asentamiento de población en el Valle de Valcárcel y el desarrollo de un núcleo de referencia turística en el muy accesible Valle de Balboa. Éste último contiene la mayor concentración de pallozas que existe, y ha dado pie a un pequeño y activo complejo turístico en torno a esas construcciones y su recreación. Sin embargo se trata de un espacio reducido, por más que resulte bellísimo. Por eso abrir una carretera aprovechando las pistas desde Balboa hacia el Valle de Ancares y, desde allí, hasta el de Fornela es una oportunidad que la Diputación y los alcaldes de la zona debieran valorar con seriedad para ampliar el horizonte del turista. Si desde Fornela se pudiese continuar hasta la carretera de Anllares a Cerredo, la ruta sería perfecta. Nos encontraríamos ante un hito turístico de primer orden, que daría más importancia todavía a Balboa y que impulsaría los alicaídos valles contiguos, todos ellos diferentes, todos ellos apartados, pero todos ellos también muy atractivos. De la misma manera que la carretera de las Portillinas, que surca los Montes de León desde Corporales hasta el Morredero rozando los 2000 metros de altura, es una de las grandes rutas de España, la que puede atravesar Balboa, Ancares y Fornela sería un itinerario prodigioso. Aprovechando esa mejora de la accesibilidad se podría multiplicar las posibilidades de todos los negocios que allí permiten ganarse la vida a la gente. La ocasión es tan clara que solo hace falta voluntad política para abrir una carretera rural que permita experimentar una aventura inolvidable en el recóndito oeste leonés, el último reducto de las pallozas. Por otra parte, que Galicia esté aprovechando más -con buen criterio- un recurso fundamentalmente leonés, carece de explicación lógica.

jueves, 1 de diciembre de 2016

LA BIOMASA Y LO SUBYACENTE

El Ayuntamiento de León no ha podido sacar adelante el proyecto de central de biomasa. La razón de fondo no es la oposición de ningún grupo político, como se quiere dar a entender. La causa fundamental es que es imposible situar a una distancia prudencial de las zonas residenciales del casco urbano una central térmica (que no es otra cosa lo que se quiere construir). Y eso sucede porque la ciudad de León está fragmentada en varios ayuntamientos. No es normal que el espacio municipal de León esté prácticamente colmatado por edificios porque es minúsculo. No es lógico que los 50.000 habitantes que son ciudad de León, pero residen en barrios con ayuntamiento (llamados san Andrés del Rabanedo y Villaquilambre) no tributen en la ciudad que les da buena parte de los servicios. No es aceptable que los proyectos de la ciudad se bloqueen porque el que tiene espacio para hacerlo no tiene el tamaño ni la iniciativa, y el que tiene el tamaño y la iniciativa no tiene espacio. No se entiende una ciudad con 3 alcaldes, con tres cuerpos de policía municipal, con dos redes de autobuses superpuestas, con 50 concejales y decenas de puestos políticos de confianza. No hay justificación para que lo mismo que Burgos (175.000 habitantes) resuelve con 1400 empleados necesite en esta ciudad trimunicipal 2500. No hay forma de explicar que los pisos de San Andrés valgan menos porque no son de León y los de dos calles más allá valgan más porque sí son León. O no se explica el abandono de muchos parques en Villaquilambre por falta de recursos, mientras León cuenta con un equipo experto de jardinería. Lo que ha pasado con la central de biomasa es lo mismo que con muchos otros proyectos, como grandes avenidas que quedan cortadas al cambiar de municipio, o riberas de río cuidadas hasta que se llega a un límite municipal absurdo, o patrullas de policía que no pueden seguir al delincuente por una calle que termina en otro ayuntamiento. La auténtica urbe de León son los 200.000 habitantes que viven en un radio de 10 kms de la Catedral. Mientras que eso no se traduzca en una autoridad municipal única, esta ciudad verá cercenado su futuro por falta de operatividad, porque todo es muy difícil de desarrollar aquí, porque hay un millar de reyezuelos que influyen en cada decisión. En esta ocasión hemos podido ver cuáles son sus efectos: una iniciativa positiva, pero imposible por lo constreñido del espacio municipal. Y la solución es muy fácil conceptualmente: fusionar los municipios y usar los espacios. Es un beneficio para todos los ciudadanos, aunque algunos ediles se quedarían sin sillón.

¿LEÓN DE MODA?

Parece que el lema “León está de moda” es la coletilla de las intervenciones de algunos políticos. Parece más una frase hecha que algo que esté fundamentado y es hora de asumir que, si queremos que León esté de moda (que en verdad no lo está), hay que hacer algo más que decirlo. Al respecto merecería la pena realizar un plan de márketing de ciudad que subsane la carencia más grave de nuestra capital y su provincia: la falta de visibilidad exterior. Y los planes, una vez hechos, son para llevarlos a cabo, claro, que de buenas intenciones está el infierno empedrado. León necesita venderse argumentando elementos diferenciales respecto a otras ciudades. Con el marchamo de ciudad muy mona no se puede llenar las camas de los hoteles ni los comedores de los restaurantes. El márketing supone poner en valor lo propio haciéndolo pasar de elemento descriptivo a ventaja frente a los competidores. Por eso León necesita toda la información de qué se puede ver en la web, en una web oficial, cosa que aún no sucede. Además debe ofertar un lugar donde se vean todas las convocatorias de la ciudad y provincia: desde el magosto más humilde al concierto más llamativo en una sala privada, pasando por el auditorio. Poner a León de moda supone también entrar en una dinámica de celebración de efemérides que deje claro el papel fundamental de la ciudad y del Pueblo Leonés en la configuración de España. No es León un lugar con poco que celebrar. Por ejemplo tenemos el año que viene el milenario del Fuero de León, un documento de hace mil años que reconocía nada menos que la inviolabilidad del domicilio en la ciudad. Se trata de una referencia en la Europa medieval. Pero a uno se le pone la cara alegre cuando piensa que cada diez años se podría celebrar cosas como la fundación del campamento romano en torno al año 29, la reconquista en 853, la llegada de la sede regia a León en 910, la fundación de la iglesia de Palat del Rey, la más antigua de la ciudad, en 931, la fundación de lo que hoy es San Isidoro en 956, que entonces tenía la advocación de San Pelayo, el ataque de Almanzor a León en 987, la coronación de Alfonso VII como emperador, las cortes de 1188… y un montón de efemérides más. León tiene una historia como para dar envidia. En consecuencia preparar una selección de años para celebrar efemérides destacadas no plantea ningún problema. Dar el paso para proyectar la imagen-ciudad hacia el exterior es poner la ciudad de moda, pero de verdad. Por lo tanto, como ya están hechos los carteles, ahora toca crear contenidos que atraigan a los visitantes.