jueves, 28 de agosto de 2014

EL SECTOR ALIMENTARIO DE LEÓN

León se presenta como una de las provincias de más interés alimentario. Siglos de aislamiento y compartimentación comarcal produjeron una gastronomía característica, variada y abundante. Ha sido la búsqueda secular de medios de conservación de esos alimentos, sumado a la polivalencia de estas tierras lo que ha generado una carta de productos regionales que no es comparable a la de la mayoría de las provincias. Existen dos denominaciones de origen de vino: Bierzo y Tierra de León. Existen legumbres como la Alubia de La Bañeza o la Lenteja Pardina de Tierra de Campos. Hay curados como el Botillo del Bierzo, la Cecina de León, o la marca “Chorizo de León”. Encontramos productos de la huerta como el Pimiento Asado del Bierzo o el Pimiento de Fresno. Hay quesos como el de Valdeón. Las frutas también tienen su representación con la Reineta del Bierzo. Los dulces -las Mantecadas de Astorga, por ejemplo- también tienen presencia. Si cito estos alimentos en concreto es porque cuentan con algún tipo de sello que los reconoce como productos diferenciados. Sin embargo hay más que pueden ser objeto de esta labor de selección y promoción como la castaña parede del Bierzo, la cerezas de Cabreros, las mollejas de ternera, la cecina de chivo, el puerro de Sahagún, la morcilla de León, las patatas de la Vega del Tuerto, las peras asaderas de las Arrimadas, etc. León ofrece gran variedad de producciones y por eso la industria alimentaria leonesa debería ser considerado un pilar central en el renacer económico de León. Por otra parte, la capacidad de producción de alimentos de León es poco común tanto por la gran superficie provincial como por sus regadíos y avanzados esquemas productivos. Además existen aquí las tecnologías de transformación para hacer de los productos primarios objetos de consumo final en los mercados al por menor. Por estas causas urge trabajar en varios campos desde las asociaciones de empresas y también desde la administración, que no parece ser consciente. En primer lugar hay que seguir diferenciando nuevos productos a través de la creación de denominaciones de origen, de indicaciones geográficas protegidas o por otras fórmulas. Por otro lado es necesario apoyar el crecimiento de la dimensión media de las empresas que, si son muy pequeñas, no pueden penetrar en los mercados con eficacia. Además debería cuidarse la creación de un parque de empresas de apoyo como laboratorios, envasadoras, transportistas, etc. Por eso alrededor de la tradición puede ponerse un pilar industrial de León.

jueves, 21 de agosto de 2014

EMPRESARIOS Y ESTRATEGIAS

Comentan en una asociación leonesa de empresarios que León debe estar más implicado en proyectos propios y menos en quejarse de Valladolid. Igualmente las cámaras de comercio, que agrupan también a empresarios, han proporcionado una lista de obras públicas nuevas que consideran necesarias. Entre ellas hay infraestructuras de León. Parece que este tiempo veraniego ha dado pie a la reflexión estratégica en el colectivo empresarial local y es motivo de alegría porque, si algo le ha caracterizado hasta hoy es el cortoplacismo, la escasa visión global del territorio y la deficiente capacidad de reflexión para proponer estrategias propias. Se puede estar de acuerdo o no con lo que proponen, pero eso importa menos. La disensión da pie al debate y de él salen conclusiones positivas. Dice Cepedano que los leoneses debemos estar más atentos a nuestros propios problemas y tiene razón. Aunque hay grupos de reflexión sobre los temas leoneses y capacidad para proponer alternativas, no se percibe ese compromiso en las organizaciones empresariales o en las élites de León. Se suelen unir a reivindicaciones que han creado y fundamentado otros. Por eso no debaten ni proponen nuevos argumentos. Puede que hayan decidido cambiar. En Valladolid, por cierto, tienen buenos ejemplos de cómo lanzar iniciativas como “Valladolid Siglo XXI”, que se pueden imitar. Respecto a la excesiva preocupación por Valladolid, tienen la razón sólo en parte. Allí nadie se preocupa por León. Cierto grupo de políticos de la Junta se ha dedicado a apropiarse de cualquier iniciativa que surgiera en León y que les interesase durante los últimos años, pero no se puede hablar de una acción programada y sistemática. Eso es bueno en cuanto a que no hay un plan organizado contra León; pero es malo también porque no se cumplen los deberes de la autonomía con este territorio (de acción proactiva por el desarrollo, como se hace con Valladolid desde siempre), ni León tiene quien le represente en el nivel autonómico de la administración, lo que es una desventaja competitiva grave. Que las propuestas de las asociaciones empresariales puedan paliar ese déficit no se duda. Ahora hay que demostrar que existe capacidad para proponer, para negociar y para conseguir que se haga. Sin duda uno de los mayores problemas que sufre León es la dificultad de sacar adelante cualquier iniciativa ante las administraciones de la propia provincia: ayuntamientos, Diputación, Delegación de la Junta. Ese es el primer gran reto: un cambio en la mentalidad de la gestión pública.

jueves, 14 de agosto de 2014

CRISIS E HIPERFORMACIÓN

El enorme porcentaje de desempleo que sufre España ha hecho recurrir a lugares comunes que no son ciertos por más que se repitan. Uno de los más habituales es que los trabajadores no encuentran trabajo por falta de formación. Según este mantra, si se forma a los trabajadores, la demanda de empleados surge. Por esa causa muchos jóvenes prolongan su periodo de estudios indefinidamente de manera inútil y frustrante. De esa pulsión perversa vive un sector económico tan inflado como poco eficiente. Las ofertas de empleo son las que son, con independencia de la calidad académica de los trabajadores que se demandan. Incrementar el nivel formativo de los aspirantes supone meterlos en una carrera de hipercompetitividad, pero no aumenta el empleo. Es habitual que se llegue al absurdo de un currículo lleno de cursos, carreras y hasta doctorados para empleos que requieren una cualificación básica. Eso le cuesta al país una fortuna descomunal y una frustración no menor. En general podemos distinguir dos grupos de desempleados según su formación: los que acumulan multitud de cursos y los que apenas cuentan con alguno. Entre los que reúnen hitos formativos como quien acumula cascotes se suele dar que el uso vehicular del inglés coloquial y el conocimiento de un tercer idioma, son puntos débiles. Alguien debería explicar a alumnos y profesores que si una lengua no sirve para comunicarse con fluidez, es que no sirve –salvo para filólogos- para trabajar. Es el uso y no el título lo que se busca en la economía real. Respecto a los parados poco formados, a estos sí les hace falta el inglés coloquial, que ya es un estándar, y conocimientos en tareas profesionales con demanda real. Si no, huelga cualquier gasto en formación. El problema de paro en España ha degenerado en una burbuja en el sector formativo porque se sobreforma a millones de alumnos que no lo necesitan. Otra cosa sería que quisiesen formarse por afición, pero no nos engañemos, la formación está siendo una alternativa al paro puro y duro. Hay que supervisar el perfil formativo de los demandantes de trabajo y subvencionar la formación que se considere estrictamente necesaria, pero no toda. La formación no puede convertirse en un simple entretenimiento para parados. Por otra parte es imprescindible encaminar a los alumnos en itinerarios formativos según sus aptitudes y la demanda real y constatada del mercado. La experiencia nos ha demostrado que la libertad de elección académica es bonita en principio, pero desastrosa en cuanto a los resultados.

jueves, 7 de agosto de 2014

LEÓN Y LA SEGURIDAD SOCIAL

Los datos de cotizantes a la Seguridad Social de julio han sido portada en casi todos los medios de comunicación. Esta etapa preelectoral -puesto que queda menos de 9 meses para las próximas elecciones- hace que el gobierno se muestre triunfalista con la tímida evolución de las cifras, mientras la oposición pone en duda el positivo significado de estos datos. Por nuestra parte debemos analizar fríamente, sin banderías, la serie estadística de cotizantes para sacar conclusiones propias. En primer lugar hay que decir que España empezó a perder cotizantes a la Seguridad Social en junio de 2008 respecto al mismo mes del año anterior, sin que en ningún momento ese diferencial se haya vuelto positivo hasta enero de 2014. Durante ese periodo, de cinco años y medio, se pasó por momentos de aguda destrucción de empleo, como el final de 2008, 2009 y el primer cuatrimestre de 2010 -casi dos años-, y el intenso, pero menos hondo, entre el final de 2011, 2012 y 2013 -dos años justos-. El resto de la etapa de crisis se destruyó empleo cada mes respecto al año anterior, pero con una intensidad algo menor. En resumen, el país llevaba casi seis años destruyendo empleo fuertemente, con dos picos muy graves en 2009 y 2012. Esto es lo que denominan una crisis en “W”. Ahora cambia la tendencia, pero débilmente. Por otro lado, según esta serie estadística, León entró en la etapa de destrucción de empleo en agosto de 2008. Este mes de julio de 2014 es el primero en que hay una cifra interanual positiva. Hablamos por lo tanto de seis años de destrucción de empleo. Pero podemos también comparar su intensidad con la global de España. Los datos de León, que habían sido mejores –o menos malos- que los de la media nacional hasta abril de 2010, empiezan a mostrar entonces una evolución de nuestra economía peor que la española. Luego repuntan débilmente a finales de 2011, pero tras el primer cuatrimestre de 2012 caen abruptamente otra vez respecto a España sin que haya variado esa tendencia. El momento más desfavorable comparativamente para León respecto a la media española se concentra entre finales de 2012 y la actualidad. En otras palabras, León sufrió la crisis con menos intensidad en la primera fase de caída aguda, pero desde 2012 se encuentra en una tendencia peor que la media española. En consecuencia, desde 2012 León está perdiendo peso de manera notoria en el conjunto del país. Visto la pusilanimidad de los políticos de León, me pregunto qué tienen que decir las organizaciones empresariales sobre esta cuestión.