viernes, 28 de marzo de 2014

LEÓN Y EL TURISMO DE OCIO

La visita a otras ciudades de nuestro entorno próximo puede dejar algunas conclusiones interesantes sobre el sector de servicios leonés. La primera es que en muy pocas ciudades, si las hay, existe una proporción tan alta de bares sobre el número de habitantes. La segunda es que en ninguna ciudad hay tantas zonas de vinos y tan amplias como aquí: el Húmedo, el Romántico, la Pícara, la Junta … La tercera es que en pocas ciudades hay una oferta de tapas gratuitas como la de aquí. La cuarta es que la oferta de vinos en muchos bares de León no tiene comparación en casi ninguna ciudad. La quinta es que el número de personas que vienen atraídas por el ambiente de bares los fines de semana no tiene réplica en casi ningún sitio: despedidas de soltero, cumpleaños … La sexta es que la oferta de música en vivo de distintos tipos y la de actos culturales es muy superior a la de cualquier ciudad de nuestro tamaño. La séptima es que la población local está enganchada a esta dinámica y tanto bares como actos culturales no están precisamente sin público, aunque la crisis se haya dejado notar. Pese a la reconversión del sector hostelero en León, la ciudad cuenta con una oferta de ocio excepcional, que se mantiene con una amplia base de consumo local. La cuestión es que, tal y como está la economía, este recurso se podría explotar mucho más. La publicidad de León no hace hincapié en esta característica destacada, que además forma parte de la idiosincrasia de la ciudad desde hace decenios. Por otra parte, actos como las fiestas universitarias, el Entierro de Genarín o concentraciones de jóvenes deberían estar directamente toleradas y sometidas a cierto grado de control (todo lo laxo que se necesite) que vendría a paliar sus efectos negativos (fundamentalmente el de la suciedad). Quejarse de que este tipo de celebraciones ensucian y pretender prohibirlas es propio de alguien que no comprende que esta ciudad es eso al menos en parte; no sólo, pero una parte importante del alma leonesa es golfa sin tapujos y sin aspavientos. La capital del reino es seria a ratos y a ratos bandarra, y eso es lo que la hace atractiva, chocante, exótica y agradable de vivir para los que la habitan y para los que la visitan. Por eso el ayuntamiento no debe pensar con premisas de otra ciudad, porque la que regenta es ésta y ha de estar preparado para lo que, en consecuencia, venga. Y hacerse el ofendido de nada sirve cuando se es usuario intensivo de las principales barras de bar de este nuestro regio, entrañable, divertido y golfo León.

miércoles, 19 de marzo de 2014

LA IMPORTANTE DECISIÓN DE FEVE

Se discute estos días sobre las posibilidades que existen para el desarrollo del tranvía desde la estación de Matallana. Uno no puede evitar la desazón que causa que las argumentaciones se pierdan en un debate de salón entre partidos. La cuestión de lo que va a pasar con esa obra tiene mucho más alcance para la ciudad y para la provincia de lo que está trascendiendo. La primera cuestión que hay que tener clara es que la incomunicación del tren de FEVE con el centro de la ciudad está haciendo un inmenso daño a ese medio de transporte. Si se quiere vender billetes de este ferrocarril o de cualquiera, lo primero que hay que buscar es la fácil accesibilidad de la estación. Lo que está sucediendo es justo lo contrario. Como la obra se eterniza, se corre el peligro de que muchos potenciales clientes terminen por ignorar este servicio de transporte. En definitiva, la falta de una solución inmediata para el ferrocarril de vía estrecha puede suponer su cierre por la reducción drástica de pasaje. En este sentido la falta de decisiones taxativas y rápidas es inaceptable. Si lo que se pretende es acabar con el servicio de FEVE en esta provincia, dígase abiertamente y que cada uno asuma sus responsabilidades. Si el servicio se pierde por dejadez, habrá que llamar a los responsables incompetentes y mandarles a su casa antes de que hagan más daño. La segunda cuestión es saber de una vez -que tiempo han tenido los responsables para decidirlo- qué se va a hacer con el tramo entre la estación de Renueva y la Universidad. Si no se mete el tren hasta el centro, será porque quitan los raíles. Si fuese el caso ¿qué alternativas existen para explotar rápidamente ese corredor urbano? Hay que salvar el tren, así lo creo, y esta cuestión no puede esperar más. Y este tren no es sólo de León, sino que da servicio a una parte del área metropolitana y a varias cabeceras de la montaña, pero su mantenimiento depende de lo que haga la ciudad. Y no es una cuestión de criticar por criticar. Sin embargo no hay ningún proyecto en marcha para la ciudad que se vea decididamente impulsado desde que entró el actual equipo municipal. Da la impresión de que los proyectos se les pudren en las manos en el perpètuo lamento de que no hay dinero. Y es verdad, los anteriores (todos) dejaron las arcas municipales vacías, pero no todo son los dineros; está la voluntad de defender una idea de ciudad, si es que se tiene. Y ahí anida una duda que se ha de despejar: ¿tiene una idea de ciudad este equipo municipal o es un grupo de contables?

viernes, 14 de marzo de 2014

LEÓN CIUDAD Y EL FERROCARRIL VELOZ

La crisis económica ha desmantelado los planteamientos para soterrar las vías del ferrocarril en gran parte del país. León no ha sido una excepción y ahora hay que repensar el proyecto y solicitar aquello que más nos convenga, pero ajustado a las posibilidades actuales. Por otra parte, no hay que olvidar que los soterramientos estaban financiados con la venta de terrenos a precio de oro. En otras palabras, los soterramientos se iban a financiar cobrando una locura por el suelo de cada piso. En resumen, la financiación de los soterramientos del ferrocarril era una causa más de la burbuja del ladrillo. El peligro de estos replanteamientos está en ser gregarios, es decir, en querer hacer lo que todos. Y eso puede estar bien o no, porque la realidad leonesa tiene sus peculiaridades. Hay algunos factores a tener en cuenta sobre los demás por su importancia. El primero es la accesibilidad de la nueva estación. Si el embarque se realiza lejos de la ciudad el tren perderá importancia y la inversión no será aprovechada. Eso aconseja dejar la estación donde está o sacarla, como muy lejos, a la zona del Lidl de Trobajo del Camino. Un segundo factor es aprovechar la intermodalidad, es decir, la posibilidad de cambiar de medio de transporte público fácilmente. Bajo ese punto de vista la estación de trenes debe quedar al lado de la de autobuses. Un tercer factor es la viabilidad financiera del proyecto. En este tema hay que ser realistas y olvidarse de las quimeras de 2007. Hay que solicitar un soterramiento, que siempre será caro, pero a la vez asumible, por lo que habrá que reducir la longitud. Otro factor más es evitar el fondo de saco actual para acabar con la polémica que está privando a León de algunas frecuencias ferroviarias. No se puede perder oferta porque entonces ninguna inversión se rentabilizará al máximo. Para eso es aconsejable dar continuidad al recorrido a través de la vieja estación. Un último factor importante es mantener las calles que se abrieron a través de las viejas vías y permeabilizar más el resto de zonas afectadas por el ferrocarril para compactar más la ciudad y abrir nuevas posibilidades en los barrios. Personalmente, considerando todo esto, creo que la solución pasa por volver a la vieja estación y soterrar desde la nueva calle del Palacio de Congresos hasta el Crucero. Habría que sacar las playas de vías del espacio urbano así como la actividad de talleres, que es industrial, y que debe llevarse a un polígono adecuado. Si se lograse todo eso tendríamos la obra terminada.

viernes, 7 de marzo de 2014

LA ENSEÑANZA DE INGLÉS EN LEÓN

El conocimiento de la lengua inglesa es una herramienta imprescindible hoy en día. El inglés se ha convertido en el idioma vehicular por antonomasia en todo el mundo y en Occidente en particular. Quien quiera estar en el mercado laboral en un sentido amplio, es decir, más allá de las fronteras de su casa, ha de saber comunicarse en inglés. Por eso el aprendizaje de esta lengua se ha convertido en un negocio y en el objetivo de numerosas instituciones públicas. Tras el rotundo fracaso del sistema educativo, en el que se empieza a estudiar con 3 años y a los 16 aún no se habla ni se entiende con soltura, se abren diversas posibilidades para el que desea aprender esta lengua de verdad. Y digo de verdad porque las lenguas sirven para comunicarse y, por el contrario, hay abundantes casos en que las clases se pierden en una maraña de reglas gramaticales, que son necesarias, pero una vez se conversa. En León hay tres vías principales: la Escuela Oficial de Idiomas, el Centro de Idiomas de la Universidad de León y las academias de idiomas privadas. De la Escuela Oficial de Idiomas se puede afirmar que es ineficiente. Y se puede decir simplemente por comparación. Aprender en las clases de la EOI es mucho más lento que hacerlo en una academia. Una vez más aparecen los tics de hipergramaticalismo y todo queda subsumido bajo el mantenimiento de un plan largo, tedioso y de escaso fruto. Eso sí, te dan un título. Del Centro de Idiomas de la ULE debo decir que acabo de recibir quejas de tres alumnos extranjeros centroeuropeos por la falta de seriedad y de rigor, por lo que no volverán. Parece ser que el nivel es desigual en una misma clase y que los móviles suenan durante la misma, aparte de una incomprensible condescendencia con las faltas de puntualidad. No sé si todos estos defectos son tan marcados, pero alguien tiene que tomar nota de que los clientes se quejan: algo se está haciendo mal cuando hay gente que decide no volver al centro. En último lugar está la enseñanza privada de inglés. En este grupo hay de todo: buenos, regulares y malos. La cuestión es que los malos terminan por tener menos alumnos a favor de los buenos y la oferta se autorregula, cosa que no sucede en los dos casos anteriores. Recapitulando, hay que establecer como esencial la comunicación en inglés si queremos que nuestra sociedad tenga algo que decir en algún foro. Por esta razón debe existir un cierto grado de comparación entre todos. Sólo así se podrá acabar con ineficiencias como las que hoy existen en León.