jueves, 22 de junio de 2017

LEÓN Y EL PESIMISMO

Un aspecto que llama la atención en los comentarios de los leoneses es el pesimismo en general. Bajo mi punto de vista esto se debe a la mezcla de dos elementos: el declive económico largo y pronunciado de León, del que todos somos conscientes, y la falta de medidas para reconducir esa situación. El declive económico se palpa más crudamente desde 2012, cuando León entró en una pérdida anual de entre cinco y seis mil habitantes, lo que le aleja con rapidez del más de medio millón que mantuvo durante decenios. La falta de medidas correctoras es consecuencia de que León está descabezado. No hay políticos que defiendan y proyecten sus intereses como prioridad máxima. La calle es plenamente consciente de este abandono y se descorazona. En síntesis esta provincia tiene sectores productivos y singularidades que necesitan una atención directa y una óptica leonesa para abordar medidas, negociaciones, incentivos y acción política. Quien tendría que hacer eso es la administración autonómica, pero ha demostrado que no existe sino para garantizar los servicios mínimos. La Junta es una simple gestoría de servicios públicos. La promoción, el impulso, la peculiaridad y los recursos económicos proporcionales no existen para esa institución. Si a León llegasen los 1800 millones de euros anuales que le corresponden por su población y extensión, procedentes de los presupuestos autonómicos, tendríamos bastantes problemas menos, aunque la gestión estratégica seguiría siendo mala y no nos iría del todo bien. Quiero aportar un dato de mis tablas que no he utilizado hasta ahora en las columnas del jueves. En las cifras sobre la evolución de los cotizantes a la Seguridad Social entre un mes y el mismo del año anterior comparo los datos de España y los de León desde el año 1999. Pues bien, siempre han sido bastante peores los datos de León que los de la media española, salvo en un lapso de tiempo: entre 2007 y 2010. ¿Qué pasó en ese momento? La situación se revirtió porque las instituciones hicieron llegar más dinero a León (en realidad el que correspondería en condiciones normales), se creó un ambiente propicio a la inversión, se visualizaron una serie de obras y existía un conjunto de proyectos para dar a León un perfil superior. Después de ese periodo se ha producido un desplome sin precedentes. Lo que cambió en esa época es que hubo autoridades que, con todos sus defectos (inconsistencia intelectual, frivolización de la política …) apostaron sin rodeos por León. Lideraron. Ahora no las hay y León anda descabezado. Por eso el pesimismo se adueña de la calle. Algo habrá que hacer.

AYUNTAMIENTO: MEDIO MANDATO

Se cumple en estas fechas la mitad del mandato de los alcaldes emanados de las pasadas elecciones municipales. Es bueno realizar una evaluación de sus logros, ya que en los dos años que restan deben definir la herencia de su etapa municipal. En el caso de León está todo por definir. La obra más sonada es la de la Plaza del Grano, que resulta problemática en tanto que atenta contra el patrimonio. Otra cosa es que termine siendo más que una plaza histórica una amplia terraza mona para los bares aledaños. De las grandes obras en curso que se encontró el actual equipo municipal no se ha resuelto ninguna. La integración de FEVE era uno de los grandes proyectos para la ciudad en términos de permeabilidad urbana y sostenibilidad ambiental, así como de regeneración de las áreas por las que discurren las vías. No se ve avance práctico alguno y obras son amores y no buenas razones. Respecto a la integración del ferrocarril de vía ancha, no hay avances sustanciales a la vista. Todo esto va retrasado o prácticamente parado. Aunque no sea el ayuntamiento quien hace estas obras, es parte principal en su impulso. Un éxito podría ser la reciente aprobación del plan León 21 XXI con una dotación europea de varios millones de euros dentro de las estrategias de “Desarrollo Urbano y Sostenibilidad”, pero ¿será capaz el ayuntamiento de hacer visible algo práctico con ello antes del fin del mandato? Se habla también de la posible redacción del Plan Estratégico León 2020-2027. Esta sería una labor crucial, pero debe ser bien vendida para que la gente lo acoja como algo importante, ya que pocos conocen lo que es un plan estratégico. En el orden de la proyección de León en el exterior se tenía este año la celebración de los mil años del Fuero de León, un documento fundamental en la historia medieval de Europa. Parece que los fastos se están quedando en una serie de actos de consumo interno, sin proyección en Madrid, Barcelona, Valencia…. donde se mueven las grandes tendencias del país. Ni hay dinero municipal, ni autonómico, ni estatal en las cantidades proporcionales a la importancia de lo celebrado. Sí lo hay para las conmemoraciones en torno a Zorrilla, escritor romántico de segunda fila de Valladolid cuya obra cumbre es el Tenorio. El carro delante de los bueyes, qué le vamos a hacer. Por último hay que hablar del mantenimiento de la ciudad, con árboles mal podados, maleza en solares, isletas y aceras, grafitis y un casco antiguo descuidado. En conclusión el equipo municipal de León se tiene que dar prisa si quiere dar una cara positiva al final de mandato.

sábado, 10 de junio de 2017

PATRIMONIO OLVIDADO LEGIONENSE

Hablábamos la semana pasada de la posibilidad de considerar León una ciudad patrimonio. Todos conocemos una serie de monumentos de primera línea que no hace falta enumerar. Sin embargo, esparcidos por la trama urbana hay un grupo de edificios con valor histórico e interés para el visitante que resultan desconocidos hasta para los propios leoneses. Este conjunto sería relevante en muchas ciudades que no cuentan con un San Isidoro, una catedral como ésta, o un San Marcos. ¿Por qué no se completa una ruta para ponerlos en valor y hacer así una oferta del León ciudad total? Por ejemplo pocos leoneses conocen que la iglesia de San Martín, en pleno Barrio Húmedo, cuenta con una cabecera de estilo gótico probablemente de la etapa de la catedral. Solo lo puede apreciar quien entre en el templo. Da para una breve visita con la anécdota incluida de su “absorción” en el falso consistorio de la Plaza Mayor, que se construyó mucho después. Otro ejemplo de iglesia interesante y olvidada es la de Santa Ana, con unos tramos góticos y pinturas interesantísimas en sus paredes. También da para una explicación hablando del mercado que hubo al lado, de Buenaventura Durruti… Y por qué no mirar a la iglesia del Mercado, un edificio románico que se derrumbó y reconstruyó de otra manera en época posterior. Tiene unas celosías románicas de hierro que forman un conjunto impresionante, y una portada románica oculta, y el camarín con los techos pintados, y el barco del Conde de Rebolledo, y… Pero quedan más cosas que ver, como la olvidada iglesia de Palat del Rey, la primera capilla palatina de los Reyes de León, cuya techumbre debería ser visitable por encima(hay una escalera para subir y asomarse) porque está coronada por una cúpula de gallones con 1100 años aproximadamente. ¿Y qué me dicen de San Pedro de los Huertos? De estilo popular de las que ya no quedan en ninguna gran ciudad. Pero es que las saeteras orientadas para la fusilería en Puerta Moneda también merecen una breve visita. O la torre de los Ponce, a la vera de la Plaza Mayor, última torre romana a la vista. O el patio del Palacio de Jabalquinto para saber lo que fue la baja nobleza leonesa . Hay docenas de lugares curiosos por los que darían dinero muchas capitales españolas sin apenas patrimonio reseñable. El ayuntamiento debería redactar un catálogo, adecentar los entornos de estos lugares y poner en valor la ciudad como un todo donde la ruta callejera sea algo divertido y ameno además de artístico. Eso es lo que hace a una ciudad atractiva: mostrarse a sí misma como es: remarcando su identidad.

jueves, 1 de junio de 2017

PATRIMONIO E INCOHERENCIA

El lanzamiento del turismo como uno de los elementos centrales del desarrollo de León implica la atracción de visitantes para disfrutar de un lugar diferente. Si León llegase a ser como cualquier ciudad, tendría la misma incidencia turística que Ciudad Real o Huelva: muy poca. Lo que puede dar una ventaja a León en el campo turístico es su condición de ciudad patrimonio. Desde un planteamiento puramente economicista interesa preservar todo aquello calificable de raro o infrecuente. Mucho más si tiene el valor de lo antiguo. Sin embargo las últimas actuaciones en el campo del patrimonio en la ciudad legionense son incoherentes con la pretensión de convertirla en destino turístico. Al margen de las despedidas de soltero y del chateo en los bares del Barrio Húmedo -que es turismo necesario, divertido, pero económicamente de medio pelo-, existen otros segmentos de público. Quien pueda venir con un poder adquisitivo superior quiere ver normalmente cosas valiosas y peculiares. Y en ese sentido, puramente contable, es destructivo lo que se está haciendo con la Plaza del Grano, o con el derribo de una casa de cinco siglos en la Calle de los Cubos, o, yendo más lejos, la destrucción de Sublantia, el yacimiento arqueológico a los pies de Lancia. Por más que todo esto pueda no interesar a mucha gente, los que más pagan por viajar sí quieren verlo. Y la economía es cuestión de números, por lo que si se aspira a una ciudad turística hay que redactar un inventario de patrimonio, una reglamentación estricta -dentro de la lógica- para cumplirla y un plan de valorización de todos los recursos, tratados éstos como parte de un conjunto que se va a ofrecer. Lo que se ha hecho hasta ahora es declarativo pero poco real. Las cosas van saliendo más o menos porque el AVE trae gente, y es rápido y barato. Si pretendemos un turismo potente y comprador hay que hacer algo más. A este respecto y por empezar la casa por los cimientos, habría que plantearse el papel de la comisión de patrimonio. O falla la comisión o fallan sus miembros porque el funcionamiento en los casos citados ha sido lamentable. Permitir una autovía sobre una zona arqueológica fue una pifia. Dejar que la obra del Grano continúe es otra. El derribo de la casa de los Cubos es un episodio más. Hay que cambiar la comisión o los miembros, si se quiere actuar en serio para ser una ciudad patrimonio. No se trata de culpabilizar a nadie, sino de gestionar algo que no funciona como debe. Pero en definitiva, se debería hacer un inventario rápido de patrimonio y un programa de valorización urgente. ¿Habrá voluntad y coherencia para ejecutarlo?