jueves, 29 de septiembre de 2011

Los Bonos de Transporte Metropolitano

Hoy quiero hablar de una lucha titánica y singular: la que he protagonizado tratando de cargar el abono de transporte metropolitano. Como voy a contarles, parece más un medio disuasorio para coger el autobús que una solución para garantizar la movilidad por toda el área metropolitana.
En primer lugar debo decir a los que no lo conozcan que la tarjeta abono de transporte de León es similar a una tarjeta de crédito personal con chip electrónico. La cuestión no es baladí porque este soporte es caro y, por lo que dice mi hijo, frágil. Por ejemplo en Lisboa, con su premio europeo de movilidad, la tarjeta de transporte es de cartón con un núcleo magnético, no es personal y dura un año; en resumen es barata, versátil y duradera.
La recarga de la tarjeta leonesa sólo se puede hacer en cajeros electrónicos de Caja España, porque si no te cobra una comisión. Además, se supone que necesitas tener una tarjeta de la caja para quedar libre de estos sobreprecios. Pero la mayor sorpresa llegó cuando me dijeron en varias oficinas que sus cajeros no están habilitados para hacer la recarga y que debía ir a alguna del centro. En Lisboa, por tomar esta referencia, se realiza en todas las estaciones y estancos con monedas o billetes.
En resumen, el uso del abono parece más una carrera de obstáculos que un facilitador para el uso del transporte público. Sería interesante que los nuevos equipos municipales hiciesen una revisión de este servicio porque, de lo contrario, el éxito del abono y, con él, del transporte metropolitano va a verse reducido. Ya es hora de aprender de otras ciudades que, con más complejidad, pero planteamientos más lógicos, obtienen mayores ventajas de movilidad.

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Reflotación Municipal

La situación de práctica quiebra económica de los ayuntamientos obliga a una reflexión en torno a las posibilidades para devolver su funcionamiento financiero a la normalidad. Todo parece indicar que, en el caso de León y su alfoz, los nuevos equipos hacen de la austeridad su bandera. No obstante, los caminos del ahorro y la racionalización son varios, y conviene repasarlos.
Hay que recordar que los ayuntamientos sostienen su estructura actual gracias a la descomunal demora en el pago a los proveedores. La conservación de los gastos municipales, que permanecían sin cesar por encima de los ingresos, se traduce así en despidos en el sector privado, ya que muchas de estas empresas o quiebran o caen en dificultades. En consecuencia, ninguna partida de gasto municipal podría considerarse intocable mientras existan puestos de trabajo en peligro en los proveedores.
En segundo lugar debiera suspenderse la prestación de servicios ligados a competencias impropias o no obligatorios según la ley mientras no se equilibren los ingresos y los gastos. León llegó a ser una suerte de ciudad-estado donde el ayuntamiento hacía de todo, menos lo que debía: pagar sus facturas, limpiar e iluminar correctamente las calles, etc. Si no se garantizan los servicios clave, sobra el resto.
En tercer lugar hay que redimensionar los ayuntamientos. De facto, la ciudad reúne 200.000 habitantes, es decir, es una urbe intermedia con una dimensión destacable. Sin embargo no aprovechamos esa ventaja porque está fraccionada en 7 ayuntamientos, que además emplean innecesariamente a cientos de personas. León debe incorporarse a la categoría legal de “gran ciudad” (175.000 habitantes) para reivindicar mejor ante el gobierno central y también para aprovechar la economía de escala. Un ejemplo: permitiría unificar el transporte público para reducir su déficit.
En conclusión, no gastar más de lo que se ingresa casi nunca, abandonar servicios no básicos y concentrar los municipios del alfoz son caminos para reconducir el gobierno de esta ciudad. Queda por ver si hay la valentía y la habilidad para afrontar esta renovación urbana en el equipo entrante.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

La Culpa Se Quedó Sola Porque Nadie La Quería

En las tertulias de Proyecto León se habla vehementemente de las causas de la postergación económica de nuestra tierra. En ocasiones el debate concluye en dos causas fundamentales a las que cada contertulio atribuye distinto peso: una es que la culpa es de los leoneses y otra es que la culpa es de la Junta de Valladolid.
El argumento que basa nuestro declive económico en los leoneses se asienta en la mala gestión que los políticos de aquí en unos casos y los ciudadanos en otros han mostrado en numerosas ocasiones. Tras el desastre que supuso la no consecución de la autonomía por la tibieza de unos políticos que no supieron estar a la altura de las circunstancias se pasa al desarrollo industrial, para el que parece que asentarse en León es una carrera de obstáculos, mientras en otras partes se facilita absolutamente todo. Los leoneses no lo ponen fácil.
Por otra parte, no se puede obviar el papel destructor de Valladolid, anulando la presencia de León cada vez que puede, invitando a las empresas más interesantes a trasladarse a Boecillo o concentrando inversiones en tierras del Pisuerga que por lógica deberían quedar en León.
Está claro que ambos argumentos son ciertos, el debate se centra en saber cuál pesa más. En todo caso hay algo que sí podemos hacer los leoneses: facilitar la implantación de nuevas actividades en León. Para eso no influye Valladolid y es frecuente que quien recibe las iniciativas no muestre interés ni implicación en su desarrollo. Ese es un capítulo que, aprovechando la crisis, debería cambiar sustancialmente si queremos echar las culpas a otros con la autoridad moral que da haber terminado los deberes bien.

La Diferenciación Turística de León

Reflexionaba ayer con unos amigos acerca del atractivo de la ciudad de León respecto a las más cercanas. Indudablemente aquéllas que cuentan con una fachada al mar, como Gijón, La Coruña o Santander centran su proyección en ese evocador aspecto. Además comparten una baja densidad monumental, por lo que no hacen hincapié en ese tipo de oferta. León no puede ni debe competir con estos destinos, que están perfectamente diferenciados.
Por su parte, Oviedo argumenta su proximidad al mar y una buena oferta cultural en su cercanía, pero la ciudad no es destacable monumentalmente y resulta incómoda por sus cuestas. Su valioso prerrománico es muy valorado por un estrato reducido de público, aunque no resulta espectacular para las mayorías. Ponferrada, Lugo, Orense, Zamora y Palencia son ciudades más pequeñas y con campañas proporcionadas a su tamaño, por lo que puede decirse que su apuesta está en otro nivel.
León cuenta con una densidad monumental poderosa: catedral gótica de primer nivel, San Marcos con una de las más espectaculares plazas de España, San Isidoro y su singular panteón regio, Botines, las murallas y el archifamoso Barrio Húmedo. Las arquitecturas moderna y contemporánea han dejado un ensanche muy interesante, el MUSAC, el auditorio y la “cúpula del trueno” de la Junta. A ello se suma una oferta de ocio y hostelería que no encuentran parangón en la mayoría de las urbes del noroeste. León es ocio, paseo y patrimonio en una ciudad plana.
Valladolid, que cuenta con el inigualable San Pablo y una plaza mayor entre las mejores del país, es llana, reúne buena gastronomía, pero no una oferta de ocio similar a la de León. Sin embargo, con un potencial menor, su promoción es muy superior a la leonesa. Hay por tanto cosas que aprender de la planificación del turismo en esa urbe.
Alguno pensará que planteo una carrera entre ciudades. Puede, pero hay que tener muy claro qué hay de relevante en León; qué es lo realmente extraordinario para que alguien quiera venir aquí en vez de a otro sitio. Es eso lo que hay que poner ante la cara de nuestros turistas potenciales con la seguridad de que Legio es diferente.

jueves, 15 de septiembre de 2011

La Vuelta del Verano

En el inicio del verano nos despedíamos con unas elecciones locales recién terminadas. Recuperamos nuestra cita en Onda 0 con un sentimiento de que aquello queda lejos a pesar de que hace poco más de dos meses que sucedió. Y es que en los tiempos que corren los acontecimientos se suceden a una cadencia de vértigo.
El verano no nos ha dejado descansar con su lluvia de noticias negativas sobre las finanzas públicas de España. Además se abrió el debate de la continuidad de las diputaciones con un resultado todavía incierto. Por añadidura los ayuntamientos han descubierto que han de devolver unos fondos transferidos erróneamente años atrás y no tienen recursos para hacerlo. Algunos consistorios se han declarado casi en la ruina, al igual que varias comunidades autónomas.
Por otra parte la fusión de ayuntamientos parece estar ya asumida en la agenda política de una forma más o menos clara según quiénes hablen de ella. La precampaña electoral de las generales se ha desatado y los candidatos afilan sus armas intercambiando declaraciones en los medios. El PSOE intenta rehacer sus filas con muchos problemas internos porque no hay puestos para todos. No existe otra motivación, ya que no hemos escuchado argumento político alguno en este devaneo de críticos y disidentes.
Por lo tanto cabe pensar que lo que queda hasta fin de año va a ser una etapa apasionante para los aficionados a la política. El plano internacional, el autonómico y el estrictamente local se entremezclan en las noticias con una densidad que no habíamos visto nunca. Ojalá esta marea sea aprovechada por todos para que de ella salga un León más fuerte, mejor preparado para la adversidad y mucho más moderno.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Fernández Ladreda y La Lastra

Una vez acometida la reforma de la calle Fernández Ladreda de la capital para revertir a la operatividad los carriles bloqueados, cabe hacer algunas reflexiones. La calle es un hervidero de vehículos durante gran parte del día, lo que ha supuesto un empeoramiento de la calidad urbana en esa zona. Si la transformación impuesta por el equipo municipal socialista supuso la desaparición de decenas de aparcamientos necesarios y el cierre de varios negocios –junto a una positiva dignificación-, ahora nos encontramos con una suburbialización de ese corredor por la saturación de tráfico –que se ha visto aliviado tras su estrangulamiento anterior-. Por eso convendría estudiar cómo dar alternativas a una parte de los vehículos que se desplazan entre la plaza de toros y la glorieta del hipermercado.
Cuando se busca cómo atravesar el barrio de La Lastra desde el puente sobre el Bernesga hasta la gasolinera se comprueba que está concebido como una barrera a los desplazamientos en tal dirección. Esa es la causa de la saturación de la calle Fernández Ladreda: no hay alternativa. La circunvalación LE-30 ni es un itinerario sustitutivo por lejano, ni lo será nunca para buena parte de los desplazamientos, que son de ámbito local. Si el concejal de tráfico actual encontrase una opción para poder unir la gasolinera de la antigua carretera de Valladolid con la glorieta central de la Lastra en ambos sentidos, buena parte de los vehículos que transitan por Fernández Ladreda tomarían este itinerario.
Por otro lado la problemática situación que se deriva del diseño de este barrio debería servir para que los nuevos polígonos urbanísticos no se conviertan en espacios cerrados que aíslan a la ciudad. Barrios como el Polígono 10, o San Pedro se convierten en un problema relevante para un núcleo urbano leonés que resulta ya de por sí poco accesible, pero al que todos necesitamos llegar. Si el transporte público no está preparado para cubrir esas necesidades de accesibilidad al centro –y falta mucho para que lo esté- es necesario que el ayuntamiento planifique accesos eficientes, rutas alternativas y aparcamientos adecuados.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

El Pulmón del Bernesga

El Ayuntamiento de León ha solicitado a la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) una intervención sobre el cauce del río Bernesga a su paso por la capital. El organismo hidrográfico ha accedido y se realizará, según dicen, un dragado del cauce para retirar lodos y restos que rellenan el fondo del río. En cualquier caso esta intervención debiera supervisada por los equipos correspondientes del municipio.
La experiencia en otros cauces muestra que las intervenciones del CHD están más cerca de la devastación que de la simple limpieza temporal del cauce. En consecuencia merecería la pena matizar la petición realizada a la confederación. El cauce del río Bernesga se ha convertido en un espacio conquistado por la naturaleza, donde conviven una flora densa con una fauna variada entre la que destacan los palmípedos. La capacidad de autodepuración del río en las actuales condiciones es alta, lo que contribuye a la limpieza del caudal. Además, el lecho fluvial se ha convertido en un atractivo por sí mismo. Resulta una delicia utilizar cualquiera de las pasarelas como observatorio de la actividad que puebla los mil rincones de ese micromundo en que se ha convertido el espacio lineal y verde que rasga la planicie de hormigón y asfalto sobre la que reposa la ciudad.
Por esta razón, si la intervención de la CHD va a consistir en hacer desaparecer todo rastro de vegetación y fauna, como en muchas otras que ya ha ejecutado (porque literalmente de ejecuciones se trata), vale más que no se realice. Poblar la mirada de hileras de hormigón y escolleras donde antes habían una panorámica para el relax no es precisamente lo mejor que se puede hacer por la ciudad.
Conviene que este tráfago por el orden que experimenta la nueva corporación, que tan fructífero está resultando en parques y jardines, no se transforme en mera demolición de un espacio casi natural en el caso del río. El Bernesga tal y como está es un valor más de la ciudad, como manifiestan numerosos visitantes y paisanos de la propia urbe. Por eso cualquier intervención debe ser selectiva, supervisada y alejada de aquellas a las que acostumbra la CHD.