miércoles, 24 de noviembre de 2010

Valladolid y la Mala Fama

Paseaba por Valladolid este fin de semana. La urbe luce colorista, viva y bonita tras un proceso de embellecimiento profundo. Es una ciudad con dos partes diferenciadas: ensache y centro histórico, y los barrios. El primero de ambos reúne un par de elementos excepcionales -la Plaza Mayor y San Pablo- y numerosos espacios de gran atractivo –la iglesia de la Antigua, el claustro de las Francesas, la Academia de Caballería, el Campo Grande, …-. Por el contrario, los barrios son un conjunto abigarrado de casas estéticamente feas.
Conversaba sobre la aversión que se profesa en nuestra tierra a Valladolid y todo lo que con esa ciudad tenga que ver. La visión desde allí es que en León hay una repulsión ciega que no se entiende. Y es verdad que existe un estrato sociológico que sustenta un odio casi antropológico a ese nombre. Para ese grupo Valladolid es el horizonte enemigo, la bestia, el mal que ha de ser vencido.
Sin embargo no todos los leoneses tienen esa visión indiscriminada. Es indudable que León ciudad lleva cuatro siglos siendo mucho más pequeño que la urbe del Pisuerga. La relevancia política legionense en el último siglo ha sido siempre menor que la de su vecina. León ha emergido desde un profundo estado de depresión que convirtió la capital en un villorrio rural al margen del juego del poder. Eso es indiscutible. Como lo es también que en León hay una ambición de liderazgo insatisfecha que no tienen otras ciudades. Son muchos los que ven esta doble realidad.
Pero cuando uno observa en Valladolid las enormes obras autonómicas del Centro Miguel Delibes, las Cortes, el Monasterio de Prado, el hospital militar, … por valor de cientos de millones de euros entiende cómo los leoneses han llegado a odiar tanto a esa ciudad. Desde las sedes de la Junta se maniobra para gastar la mayor parte posible del presupuesto en Valladolid, y se consigue. En León, cabecera de una provincia poblada y extensa, sujeto de derechos políticos históricos, se siente este expolio como un ataque pertinaz a sus intereses. Si en la Junta/Valladolid no se actúa de otra manera sólo pueden esperar en León una reacción de rechazo .

1 comentario:

Alfonso Mielgo dijo...

En pocas ciudades de ha destruído tanto y tan bueno como en Valladolid... palacios, iglesias, monasterios, teatros, edificios modernistas... es un caso de desarrollismo de libro.
No obstante, aunque no tenga un casco antiguo homogéneo (tiene islas) lo que queda es de gran valor, y este alcalde ha hecho mucho por poner en valor la ciudad.

Prefiero mil veces a un León de La Riva que se pega por su ciudad con la Junta, con los municipios del alfoz, con la Diputación, etc. (ojo, casi todos de su mismo partido), que a todos los políticos de León, pesebreros de mierda, que no reivindican nada que no sea de su interés propio y particular.

¿Dónde están los políticos de León para exigir que las inversiones de la Junta sean equitativas y no nos estafen metiendo como propios los fondos míner?... EN EL PESEBRE, BIEN FARTUCOS, sean del partido que sean, tirando flores al paso de Herrera y Villanueva, o de Óscar López, me da igual.