miércoles, 12 de septiembre de 2012

La Rentabilidad del Museo Catedralicio

Hace unos días los gestores del Museo de la Catedral de León advertían de las dificultades que se avecinan ante la fuerte bajada de visitantes a este espacio expositivo. Se atribuye una parte importante de esta caída al cobro de entrada en el templo catedralicio. Desde que se comenzó a pagar por entrar a la Catedral, se ha concluido que la medida ha sido un éxito. El número de visitantes es enorme, la valorización del templo para el visitante mucho mayor, se han creado puestos de trabajo y además se recauda para su mantenimiento. La entrada de pago en la Catedral era una necesidad hace muchos años, por más que el cabildo se resistiese, y no debe tener marcha atrás. Lo sucedido con el museo es parte de un proceso normal en la creación de negocio –porque de eso se debe hablar sin tapujos-. No se puede comprender cómo se ha estado mendigando subvenciones mientras la entrada era libre. Eso se hace ya en pocos sitios: los más retrasados en la gestión de monumentos. Ahora hay que dar al producto “Museo de la Catedral” un nuevo valor. Quizás se puede hacer una entrada conjunta con la Catedral, o vender aspectos destacables que ahora no se ponen de relieve en absoluto. Hay que decir que en mi última y reciente visita al museo, magnífico por la calidad de las piezas, nada se dice del edificio donde se muestra. Conviene recordar que son contadas las construcciones medievales de uso no religioso que se pueden visitar en este país. Una de ellas es el espacio que ocupa el Museo de la Catedral de León, por más que haya sido modificado para habilitarlo. Quizás se debería ofrecer una explicación del continente y el contenido. Otra posibilidad es dar acceso a las zonas más antiguas del Palacio Episcopal para completar la exposición. Y, por supuesto, hay que desmontar el armatoste de colorines que afea el claustro. En resumen, estas son un par de ideas, pero puede haber muchas más para que el Museo de la Catedral atraiga más visitantes. Recursos tiene sobrados, pero una vez cubierto el aspecto histórico hacen falta técnicas de ventas. Y si no se quiere oír hablar de esto quizás se tenga que pedir dinero a una ONG.

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