miércoles, 1 de agosto de 2012

FEVE se Tambalea en León

La empresa de Ferrocarriles Españoles de Vía Estrecha acaba de comunicar una drástica reducción de actividad en su trazado entre León y Bilbao. La compañía intenta con ese movimiento reducir las abultadas pérdidas que viene arrastrando, sumado a otros en el resto de sus líneas. Para León es una mala noticia, pese a que cualquier persona que haya seguido la evolución de nuestro “Tren de Matallana” sabía que esto habría de llegar más pronto que tarde. El tren de FEVE no es competitivo para recorridos largos por su lentitud. Cualquier medio de comunicación alternativo es más rápido y confortable. En consecuencia, la estación de Renueva había perdido esa batalla hace mucho tiempo. Por otra parte, la continua caída de los pasajeros de cercanías fuera del ámbito metropolitano no es más que la traslación de una nueva realidad poblacional en León: lejos de los rururbanos y áreas metropolitanas, las comarcas o se han desertizado o están en camino de hacerlo. Las vías de FEVE atraviesan la montaña cantábrica leonesa, la palentina, la cántabra y la burgalesa, zonas prácticamente vacías y escasamente articuladas por débiles cabeceras comarcales. En esas condiciones el número de viajeros de cercanías se desplomó. Sin embargo hay una parcela en la que se debe insistir porque, como se ha visto en otros lugares de Europa, tiene un buen porvenir. Se trata de la oferta de ocio. El uso de las vías para dar soporte al Transcantábrico, a rutas de naturaleza y paisajismo o, simplemente, a la posibilidad de turismo montañero de fin de semana, tiene una proyección positiva. La crisis condiciona el número actual de usuarios, pero no puede impedir que miremos más allá. En España van a pasar cosas muy parecidas a las que ya pasaron en otros lugares de Europa y una vía como la de FEVE recuperará fuerza con una oferta adecuada a los nuevos usos predominantes. Por esa razón hay que pensar en el tren de vía estrecha como un recurso en el que la explotación del viaje de ocio está por desarrollar. Cuidemos las vías y no permitamos que el invierno económico nos ciegue ante un futuro nuevo y prometedor que más pronto que tarde llegará.

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