miércoles, 25 de julio de 2012

Políticos, Recortes y Privilegios

En los días precedentes hemos podido observar cómo el interés que hay que pagar a quien compra deuda española crece. A pesar de ello, los compradores son fundamentalmente los bancos españoles porque, a lo que se ve, los inversores extranjeros prefieren adquirir otros valores. Si antes compraban deuda española y ahora no -o sólo con el interés alto- hacen lo mismo que haríamos nosotros si no creyésemos a quien lo ofrece. Ese es el resumen: la reputación del Estado Español como país cumplidor está en mínimos. No nos creen. Cuando se oye decir a los ministros que los deberes están hechos -más si se es español y se conoce los intríngulis de esta tierra- parece que fueran bobos. Los requerimientos de los inversores son claros: el déficit estatal primario (el que mide el equilibrio de ingresos y pagos excluyendo los cargos de la deuda) ha de ser cero para que nos crean. Eso no lo cumplimos, aunque lo adobamos con verborrea ministerial de que si somos un país serio, de que si España siempre cumple … Mientras tanto se cierran plantas de hospital, se recortan sueldos a los funcionarios y se reducen las ayudas de dependencia. Sin embargo no tocan el artificio institucional donde tienen colocados a los suyos, ni las dietas disparatadas, ni los coches oficiales. Los órganos autonómicos que dan consejillos, es decir, los que emiten dictámenes no vinculantes y que, por lo tanto, son prescindibles ahí siguen con sueldazos y asesores incluidos como si nada: Consejo Económico Social, Tribunal de Cuentas, Consejo Consultivo, Procurador del Común. Las fundaciones como la de Villamar, ineficientes y redundantes, no se tocan. Las estructuras centrales de las consejerías siguen con los mismos empleados. Y eso aquí y en el resto de autonomías. ¿Quién se va a creer que España cumple? Existe la percepción cada vez más arraigada entre los ciudadanos de que a los políticos les da igual el hambre ajena mientras no toquen “lo suyo”. En esas condiciones que el Congreso de los Diputados permanezca protegido por un cordón policial puede ser el inicio de algo mucho más grande, violento y catártico. Los políticos están jugando con fuego.

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