domingo, 15 de septiembre de 2013

León: un vacío informativo.

La etapa que estamos atravesando puede quedar como la de la desaparición de León del debate público peninsular. Quienes tienen la función de dar el contraste para que el nombre de nuestro territorio aparezca más allá de nuestras lindes han abdicado de esos deberes. León se hunde no ya en la irrelevancia informativa, sino en la práctica inexistencia. La presencia de un territorio a través de su nombre en los espacios públicos le hace visible. Lo que no se ve no existe y por eso León y sus problemas pasan desapercibidos, no le importan a nadie fuera de León en estos momentos. Esta manifestación de abulia representativa de nuestros próceres debe ser compensada cuanto antes. Quienes tienen responsabilidades públicas no pueden constituirse sólo en gestores de la rutina. Han de saber marcar un tempo para la impostura, para la llamada de atención, para lanzar ideas nuevas, contracorriente, ilusionantes e incluso excéntricas. Nada de eso está sucediendo en León. Y no es esta entrada una crítica velada a los partidos o a las personas, sino a las actitudes. El abandono del deber de representación de nuestras autoridades trasluce debilidades que no son admisibles en esos puestos. No caben los complejos de inferioridad, ni el desconocimiento del territorio administrado, ni la pasividad porque sí, ni incluso la deficiencia formativa. Representar a una provincia o a una ciudad es un reto a la creatividad y una invitación a sacudir modorras, además de gestionar basuras, jardines o asfaltados. Las actitudes pasivas hacia la información pública no caben en León, que ha sido históricamente un colectivo con ciertas vocaciones de liderazgo más allá de sus fronteras. Puede haber diferencias en cuanto a la interpretación de lo que signifique ese liderazgo, pero ninguna que justifique la postración en la que viven nuestras dignidades públicas. Es posible que a todo esto subyazca una razón de fondo: la falta de una idea de cómo debe ser León y de qué papel tiene que representar. La solución en ese caso es sencilla: pregunten. En León hay personas que tienen un modelo (cada una el suyo) de lo que León deber ser en los próximos 10 años. Contrasten pareceres y definan un modelo propio. A partir de ahí saldrá todo lo demás: el camino a seguir, la defensa de los intereses territoriales, las aspiraciones en cuanto a servicios públicos, las ambiciones de desarrollo económico ...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

En mi opinión, el problema de León no es que no le importe a nadie de fuera (a nadie le suele importar nada fuera de su ámbito, a menos que medien manifiestos intereses económicos). El problema de León, es que León por no importar, no le importa ni siquiera a los propios leoneses, aunque a menudo no sean conscientes de ello.

Los leoneses saben de la decadencia progresiva de León y o bien se rasgan las vestiduras por ello o lo asumen con resignación y pena, pero nadie, o casi nadie, está dispuesta a hacer algo para remediarlo, excepto "delegar" esa tarea en el vecino, ya sea éste el vecino del piso de abajo, o el vecino alcalde o diputado en cortes.

Lo que hoy vemos es la consecuencia de muchas décadas de "delegación" del futuro de León en el vecino (que a su vez ha delegado en nosotros). Unos por otros, León sin barrer.
Todos estamos de acuerdo en que las cosas van mal, en que hay que hacer algo, sí, pero... que lo haga el vecino. Y el vecino piensa exactamente igual, por lo que tampoco hace nada

Carmen dijo...

En estos días hemos conocido lamentablemente, varias noticias, que reafirman el que León no importa. La sensación es que en León no puede haber nada nuevo, no hay futuro. Esto es muy duro. Pero es más duro si cabe, la indiferencia, la falta de interés, y de compromiso. Y el no hacer nada. Dejar pasar el tiempo, mirando la despoblación, el cierre de locales, la falta de inversión, de iniciativas, y en muchos casos el dejar ir algunas actividades que ya estaban funcionando, claro es que en otras comarcas las esperan con los brazos abiertos. Y aquí da igual. No hay ideas, ni programa. Y León tiene mucho para ofrecer, sólo hay que ponerse a trabajar.