jueves, 20 de noviembre de 2014

EMERGENCIA TÉRMICA

En las últimas semanas se ha filtrado la información de que la empresa propietaria de la central térmica de Compostilla podría estar contemplando la posibilidad de cerrarla. Llama la atención la pasividad de las autoridades políticas e intelectuales de la provincia ante tal eventualidad. León cuenta con una parque térmico de 3 instalaciones: Compostilla y Anllares, en el Bierzo, y La Robla, en la comarca de Alba. Se trata de grandes instalaciones industriales preparadas para obtener energía eléctrica a partir de la combustión de carbón. La razón de ser originaria de estas centrales fue la proximidad a las minas para reducir los costes de transporte a la mínima expresión. Por lo tanto la relación entre las minas de carbón y la presencia de centrales térmicas es estrecha. De ahí que la búsqueda de nuevos sistemas de explotación más eficientes, limpios y baratos debe ser un empeño para las empresas mineras, los operadores térmo-eléctricos y los investigadores de León. Plantear el cierre de una central térmica de carbón aquí supone asumir el cierre definitivo de las minas que hay en su cercanía. Lo contrario no tendría sentido. Por otra parte, Compostilla puede ser un globo sonda de la empresa y del gobierno –ambos competentes en esta decisión- para saber cómo seria acogido el cierre del resto de térmicas leonesas. Y parece que nada se mueve en León. Para valorar el alcance de esta decisión hay que saber que estas industrias dan trabajo a varios miles de personas entre empleados de la propia compañía generadora y los numerosos subcontratistas con que cuentan estas instalaciones. Las centrales de combustión de carbón son estructuras con una fuerte base de ingeniería, que implican a técnicos y puestos de trabajo cualificados. Perder esto es una descapitalización intolerable. Por esta causa se puede afirmar que en torno al ciclo del carbón trabajan en León miles de personas entre mineros, empresas de movimiento de tierras, técnicos en explosivos, vigilantes, transportistas, recambistas, asistentes de maquinaria industrial, ingenieros, operarios de las centrales, personal de mantenimiento, administración pública en torno a ambas actividades, empleados de ferrocarril, servicios de apoyo de todo tipo (gasolineras, talleres, grúas, mayoristas de material químico …). Que se esté desmantelando el sector mientras las autoridades no dicen nada y los catedráticos de la Escuela de Minas dormitan, clama al cielo. O falta responsabilidad, o capacidad intelectual, o están muy ocupados en vaya usted a saber…

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