lunes, 21 de mayo de 2007

León, Junta y Hospitales

El traspaso de la atención hospitalaria a las comunidades autónomas perseguía que el Sistema Nacional de Salud se adaptase a las necesidades de cada lugar, a fin de mejorar la calidad del servicio en toda España aquilatando, a su vez, los costes.

En el caso de la autonomía en que nos colocaron, la atención hospitalaria pública viene manifestando un proceso de deterioro relativo traducido en aumentos del tiempo de espera para una intervención, la infradotación de personal o la centralización antisocial del servicio. Hoy tocaremos aspectos de calidad asistencial en la provincia leonesa.

Se trata de una de las más pobladas del interior de la mitad norte y la quinta del país en extensión. En consecuencia, para dar una cobertura adecuada de servicios hospitalarios se deberían seguir, entre otros, dos criterios clave: número de camas disponibles y localización de los hospitales cerca de las familias. En lo referente a las plazas ofertadas, podríamos aspirar a una cantidad suficiente con arreglo a la demanda que genere la idiosincrasia leonesa. Según el Catálogo Nacional de Hospitales 2006, del Ministerio de Sanidad y Consumo, León dispone de 1.419 camas en hospitales públicos. Como la población a 1 de enero de 2006 era de 498.223 personas, la ratio de camas por cada mil habitantes quedaría establecida en 2,85.

Esta medida está entre las peores de nuestro entorno, aunque Valladolid, Palencia, Lugo y Cantabria tienen una dotación ligeramente menor. Pero esta clasificación no es real por dos razones: la obra de reforma del Hospital de León –a costa de no construir uno nuevo como en Valladolid- redujo su capacidad desde los 1050 ingresados hasta menos de 1000, lo que nos emplaza en la cola del escalafón provincial. Dicho estado de cosas no es circunstancial, ya que las obras dieron inicio en 1998 y su conclusión rebasará 2010. A más abundamiento, León cuenta una población envejecida y, por tanto, con alta demanda de servicios hospitalarios. Sirva de comparación que, frente a los noventa mil pensionistas de Valladolid, León cuenta con ciento cuarenta mil.

Por añadidura, la distribución de los centros sanitarios en León, territorio montañoso y extenso, es deficiente. Sólo Ponferrada y la capital ofrecen hospitales a las familias. Como contraste, Asturias, con el doble de población y menos superficie, levantó centros en Langreo, Mieres, Avilés, Cangas de Narcea, Coaña, Gijón y Oviedo; Cantabria, con población similar y la mitad de superficie dispone de centros en Santander, Laredo, Piélagos, Reinosa y Torrelavega; Orense, menos poblado y extenso, en la capital, Verín y O Barco de Valdeorras.

En resumen, la Junta mantiene la Provincia de León en los márgenes del sistema sanitario. ¿No resulta urgente aplicar políticas propias en la Región Leonesa?

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