martes, 23 de julio de 2013

La Liquidación del Estado Servidor

Los continuos recortes que sufren la sanidad, la educación y, según se prevé, las pensiones hacen que el estado vaya cambiando su papel. La administración central, concebida como la gran redistribuidora de riqueza mediante la prestación de servicios a la mayoría de los ciudadanos, se deteriora. El estado da menos asistencia y de peor calidad. Hay casos extremos en que servicios públicos como los del Consejo Superior de Investigaciones Científicas o el del ejército, se sitúan al borde de la inoperatividad. Y ello a pesar de que ambos son cruciales. En el CSIC ya se ha comunicado una paralización casi total en breve plazo por falta de fondos para sostener la actividad. En el ejército, imprescindible para que ocupemos un lugar relevante en el mundo y para disuadir de posibles agresiones a potenciales adversarios, no hay dinero para mover los vehículos, para que los aviones vuelen o para mantener la flota. Con esta perspectiva el país se aproxima abiertamente al perfil de estado en desarrollo, de economía de las llamadas con paños calientes “emergentes”. Lo doloroso del caso es que, cuando uno examina qué sacrificios han realizado los políticos en paralelo a los recortes, concluye en que prácticamente ninguno. Hay los mismos asesores, enchufados, secretarios y demás tropa de carnet político. Todos ellos cobrando de la misma administración que se muestra incapaz de bajar del 10% su déficit presupuestario. La publicación ahora de las leyes de ordenación de las administraciones públicas central y autonómica sirve para corroborarlo: no se suprimirán ayuntamientos ni instituciones; las autonomías decidirán lo que les convenga; se seguirá gastando lo mismo con el dinero de todos y el de la deuda pública, que ya se aproxima al 90% del PIB. La sensación de que a los afines a los grandes partidos políticos les importa un bledo el país y de que están dispuestos a salvar como sea lo suyo, aunque nuestra economía quiebre, empieza a ser una certeza. Que los juzgados actúen contra sus desmanes sobre todo -aunque no solo- cuando la prensa presiona es un síntoma más. ¿A dónde nos conduce esta cuadrilla de irresponsables?

No hay comentarios: