viernes, 13 de diciembre de 2013

LEÓN Y EL PALACIO DE CONGRESOS

El futuro Palacio de Congresos de León constituye la mayor obra de construcción que se desarrolla en la ciudad en este momento. Situado sobre los restos de la antigua Fábrica Azucarera Santa Elvira, despliega su costillar de hierro y ladrillo más allá de las vías de la RENFE. Se trata de un proyecto arquitectónico de autor, una estructura que evoca singularidad y magnificiencia. Con él la ciudad completará un ramillete de edificaciones modernas de primer nivel en el que se encuadran el auditorio, el MUSAC, el EREN, el tanatorio de SERFUNLE, la cúpula del edificio de la Junta y el Centro del Fuego, un conjunto con el que muy pocas ciudades españolas podrían competir. Sin embargo no es el avance de las obras del Palacio lo que más puede preocupar en este momento, ya que parecen haber recibido un impulso decisivo en estas últimas semanas. Lo que más incertidumbre genera es la gestión futura del complejo, de la que nadie parece preocuparse aún. La explotación del llamado “palacín”, anejo a las obras, no invita al optimismo, puesto que parece desocupado e inhábil la mayor parte del año. Del Palacio de Congresos depende la sutura de los barrios de la ciudad en esa zona creando un nuevo centro de actividad. Sin embargo si ese recinto se convierte en un enorme cascarón vacío el efecto es justo el contrario. Por esta razón, si se quiere dar actividad a un equipamiento tan grande, que debería estar terminado dentro de dos años, el ayuntamiento debe empezar a pensar en cómo dotarlo de una programación de actividades adecuado a su rango. Y se ha de tener tanta previsión porque para llenar un espacio así se requiere unos niveles de organización de cierta complejidad, sin precedentes en nuestra ciudad. Item más, la institución municipal debería ir formando el equipo que se responsabilizará de la puesta en marcha y el funcionamiento del Palacio de Congresos, tanto si se realiza una gestión directa como si se subcontrata a un tercero. No se puede esperar a que la obra esté terminada para decidir lo que se va a hacer con ella tras la enorme inversión que supone. Es previsible además que quienes rijan los destinos del Palacio requieran una primera fase de formación y posteriormente un periodo de inmersión en el campo de la organización de congresos que requieren tiempo. De esta manera se llegaría a la inauguración con un cronograma de partida con el que el Palacio no pasaría a engrosar la lista de infraestructuras de propósito fallido que salpican el mapa de este país.

No hay comentarios: