miércoles, 11 de junio de 2014

LEÓN Y EL NOROESTE

La nueva configuración de nuestro país como un conjunto de ciudades y sus áreas metropolitanas, rodeadas de vacíos, viene dado por los cambios en la distribución de la población. Grandes zonas rurales han visto marchar a sus habitantes a las ciudades o hacia las coronas de éstas, formadas por poblaciones dormitorio. Ni siquiera el borde cantábrico se ha resistido a esa tendencia en los últimos años. Por eso cuando hablamos ahora de la Provincia de León nos referimos sobre todo a las aglomeraciones de León y Ponferrada, diferenciadas, en las que se incluyen Cacabelos o Mansilla de las Mulas por ejemplo. El resto del territorio de la provincia, unas dos terceras partes, ha quedado casi vacío. Cuando se examina en la distancia esas áreas de vida ciudadana, llamadas rururbanos, se observa cómo el León metropolitano queda rodeado por la gran aglomeración del centro de Asturias, por la de Lugo, por la de Orense, por la de Zamora -menor que la de Ponferrada- y por la de Valladolid-Palencia, la segunda en tamaño tras la asturiana. La corona metropolitana del Bierzo es un enlace perfecto hacia Galicia y la de León un nexo con el resto de las urbes citadas. Son dos eslabones contiguos en una cadena. Ninguna de las zonas metropolitanas que circunvalan las de León tienen globalmente una periferia tan densa e importante como esta provincia y su capital. Unas por estar prácticamente empotradas en estrechos corredores de comunicación (por ejemplo Lugo u Orense), otras al borde del mar (el centro de Asturias) y otras por la debilidad y la lejanía de las ciudades que les rodean (por ejemplo Valladolid respecto a Soria, Segovia, Ávila o Zamora) no pueden comparar su posición geoestratégica con el rururbano leonés. En consecuencia se puede afirmar que el triángulo León-Astorga-Benavente ocupa el centro del noroeste de España y que es la zona óptima para fijar infraestructuras e inversiones que se asocien a la logística. Pese a esa centralidad la Junta de Castilla y León hace caso omiso y se permite incluso borrar de los mapas ciertas autovías, como la León-Burgos, para que León parezca excéntrico. Todo su interés se concreta en resaltar Valladolid. Por eso, aunque en muchas ocasiones los leoneses son un problema para su propio futuro, en las cuestiones de carácter estratégico la Junta es actor principal del declive de León. Esa institución vallisoletana tiene ya una deuda gigantesca con esta provincia con la que se comporta en ocasiones -como ésta- como una metrópoli frente a su colonia.

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