jueves, 10 de julio de 2014

LEÓN Y LA ORDENACIÓN DEL TERRITORIO

Ha llegado a los ayuntamientos leoneses el modelo de ordenación del territorio de la Junta de Castilla y León. Se trata de una propuesta que persigue garantizar la prestación de servicios públicos de competencia local en todo el territorio y para todos los ciudadanos. Para ello se realiza una concentración de los centros de servicio en cabeceras, pero sin que se varíe la arquitectura de municipios. El planteamiento de la Junta ha sido buscar una solución sin tocar los ayuntamientos ahora existentes. Por más que se ha dicho lo contrario, va a existir una duplicación de estructuras y de puestos de trabajo, ya que la cuadratura del círculo no existe. Si no se suprimen instituciones municipales y se crean otras nuevas, los costes globales de la gestión aumentarán. La clave de mejorar los servicios estaba en la reducción de los costes de gestión, puesto que muchos ayuntamientos se han quedado sin habitantes, pero sus divisiones municipales son las mismas, así como sus costes. Por lo tanto la lógica estaba en realizar una fusión municipal global, programada, simultánea y racional. Así se evitaba que ayuntamientos que quedasen rezagados en el proceso tuviesen que unirse a otros ya fusionados y configurados de acuerdo a sus propios intereses. Por su parte el gobierno central sacó hace meses una ley de sostenibilidad de las administraciones públicas locales que contemplaba este problema y proponía la solución: forzar las fusiones. No es la mejor, como ya se han explicado, pero pone en evidencia que España tiene un problema con su estructura municipal y que es urgente resolverlo. Hay que planificar una nueva distribución de los municipios, que deben ser muchos menos, y dejar un mapa coherente con una buena calidad de prestación de servicios. En consecuencia, tampoco el gobierno central ha actuado con criterios de estado. ¿Y qué se hizo en otros países europeos? Este problema está resuelto ya en casi toda Europa occidental. Los gobiernos estatales han realizado fusiones generalizadas. En alguno de ellos incluso más de una en los últimos 50 años. Por lo tanto no hace falta inventar nada. Hay que fusionar los ayuntamientos desde el poder central preservando los intereses de los ciudadanos. Luego nos asombraremos de que el campo se despueble, de que los servicios públicos se presten mal, de que el transporte urbano sea ineficiente o de que el mantenimiento de calles, parques o cementerios sea deficiente. Si importa más mantener alcaldes que atender las necesidades ciudadanas ¿qué se puede esperar?

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