jueves, 18 de septiembre de 2014

REINVENTAR LEÓN

La crisis económica y los malos resultados de la gestión política, empresarial y social en León han situado a nuestra provincia en un estatus inferior al que tuviera antes de la depresión que todavía atravesamos. Se puede analizar las causas por sectores o, quizás por aspectos transversales como la actitud de los leoneses, pero dudo mucho de que a estas alturas eso sea de gran ayuda. Cada vez que se intenta acometer un análisis riguroso de las causas del declive leonés afloran fobias y odios que, justificados o no, nada aportan para conseguir la solución. En resumen, despotricar contra quien sea no ayuda a mejorar. Lo cierto es que no parece que muchos aspectos de León tengan una perspectiva de recorrido a la baja aún mayor. El empobrecimiento económico, la pérdida de relevancia a nivel nacional, autonómico y regional, el escaso reconocimiento de León fuera de su territorio o la debilidad de su entramado político, empresarial, sindical y asociativo no permite pensar que las cosas puedan ir a peor. Se diría que en muchos casos hemos tocado fondo. Por eso puede ser este un buen momento para olvidarse de las críticas furiosas y pensar en positivo cómo querríamos que fuese León en 10 años, por ejemplo. La provincia que empieza a salir de esta crisis poco tiene que ver con lo que era hace 20 años. Por eso es un buen momento para reinventarla, para trazar nuevos caminos, fijar horizontes nuevos y olvidar a aquellos personajes que no quieran colaborar. Hay bastantes figuras tóxicas para la iniciativa. Por eso lo mejor es ignorarlos e iniciar el movimiento de recuperación con los que quieran de manera fehaciente sumar esfuerzos. No se puede perder el tiempo con los malos y con los tontos porque, como dice un buen amigo, los tontos no descansan -lo son siempre- y los malos descansan a veces, pero no merecen la energía que se les dedica porque son malos. Una herramienta útil para reinventar León es trazar un plan a fin de llegar dentro a un escenario de León que todos deseemos. A eso se le llama “plan estratégico” y se puede pactar entre las fuerzas vivas y positivas de León. Las elecciones pueden ser una oportunidad para que ese plan estratégico se plasme, siquiera parcialmente, en los programas políticos. Ese es el reto de León en los próximos meses. No cabe esperar que ningún partido reflexione sobre León, sus problemas propios y sus soluciones porque o no hay la capacidad intelectual o falta la voluntad. Por eso habría que crear un foro de trabajo, pero sin sectarios, que para eso ya existe alguno.

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