jueves, 4 de septiembre de 2014

EL MODELO COYANZA

Uno de los fenómenos más comentados este verano ha sido el éxito de las piscinas de Valencia de Don Juan. La afluencia de visitantes diarios se cuenta por miles y se ha convertido en un emblema de la villa del castillo. Hace pocos días me hablaban bien de ella –para mi sorpresa- en Santander, hasta allí llega su impacto, pero es que hay personas de Asturias, que se acercan a pasar el día. Las piscinas se han convertido en un centro impulsor de la actividad económica y de la imagen de una pequeña ciudad de 5000 habitantes. ¿Cómo se ha llegado hasta aquí? Las piscinas de Valencia de Don Juan son el producto de una inversión continuada durante años. Han experimentado ampliaciones progresivas, añadiendo cada vez más vasos, servicios y oferta de ocio. Las piscinas son producto de una visión de largo plazo. Su éxito hace que puedan servir de ejemplo de cómo se debe realizar una gestión correcta de las iniciativas. Por añadidura el ayuntamiento no está especialmente endeudado y tiene fama de ser de los que pagan en tiempo y forma. En resumen, las piscinas no han supuesto una inversión que haya desequilibrado las cuentas municipales; antes bien, impulsan la economía local generando ingresos directos e indirectos. El caso de las piscinas no es una excepción en el municipio de Valencia de Don Juan. Estoy seguro de que hay cosas criticables en ese ayuntamiento. Sin embargo el balance global es tan positivo que hace palidecer cualquier crítica. El crecimiento de la población, cuando muchas cabeceras de comarca la pierden, el equilibrio financiero, cuando el endeudamiento es agudo en otros muchos municipios, y la generación de proyectos de largo plazo, cuando lo que predomina es el cortoplacismo y la falta de visión global, hace destacar la gestión, pese a las posibles críticas. Coyanza ha mantenido esta línea durante años y por eso hoy en día su gestión puede ser considerada un referente: el “modelo Coyanza”, en un momento que se caracteriza por el vaciado de gran parte del territorio leonés y, a un nivel superior, español. No se trata de si su alcalde cae mejor o peor, sino de que hay incontestablemente buenos resultados. Por ese lado merecen felicitaciones el equipo municipal y los empleados de la casa, que tan bien están cumpliendo su cometido, porque de todos es el éxito. Sería interesante que desde otras instituciones se aprendiese del “modelo Coyanza”. Cuando otros municipos pierden población de manera preocupante y continuada es necesario fijarse en nuevos referentes cercanos.

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