viernes, 13 de noviembre de 2015

EL MITO DEL EMPRENDIMIENTO

Está de moda hablar de la conversión de los parados en emprendedores para salir de su condición. El emprendimiento se ha transformado en un mantra de las autoridades, que acompaña a otros como el de la movilidad geográfica del trabajador o la formación, cuando se hace referencia a las posibles salidas del desempleado. Sin embargo, como todo tópico, estos consejos han llegado a convertirse en palabras vacías y pueden llegar a ser pésimos. Que un trabajador se lance a crear su propio puesto de trabajo como autónomo supone que ha de hacerlo en sectores en crecimiento, capaces de absorber a más competidores. Si no es así, lo normal es que fracase o que expulse a otros del mercado de trabajo para ocupar su puesto. Si fracasa lo hará descapitalizado, tras haber invertido sus recursos en el intento, y sin derecho a paro, por ser autónomo. En ese momento el mito del emprendedor se puede convertir en un infierno. Y puede ser un infierno porque en un mercado de trabajo donde hay una activa rotación de los trabajadores no pasaría nada grave, quedaría inmediatamente integrado. Pero en un mercado laboral como el español, donde volver a entrar en la ocupación es muy complicado, resulta arriesgadísimo. En ningún otro país la gente se aventuraría demasiado con estos condicionantes laborales. No hay un estado con una presión laboral como la española, salvo Grecia, dentro de los países desarrollados. Y eso es algo que las autoridades nunca citan. Emprender en otro país no tiene los durísimos condicionantes y peligros que tiene en España. Entonces ¿dónde está la clave del empleo en este país? Parece haber dos pistas claras. Por un lado, una local: la necesidad de exportar para crear más empleo aquí y alejar el desempleo hacia los importadores. Para exportar es necesaria una mayor dimensión de la mayor parte de nuestras empresas. Por lo tanto un primer paso es impulsar el crecimiento de la pequeña empresa hacia un tamaño medio (organizaciones de 100 a 400 empleados), cosa en la que los sucesivos gobiernos han hecho muy poco. Por otra parte existe un nuevo vector a nivel mundial: las nuevas tecnologías, al contrario de lo que pasaba hasta ahora, no crean una cantidad equivalente de puestos de trabajo a la que destruyen. Eliminan más ocupación de la que crean. Por eso, incluso para los liberales, empieza a estar claro que se debe plantear un futuro con el horario de trabajo reducido y la limitación a la remuneración de los accionistas, a fin de evitar el empobrecimiento de los trabajadores y de toda la sociedad al fin.

1 comentario:

Anónimo dijo...

me aventuro a comentar aqui algo de lo que no se habla; el desmantelamiento de las redes locales en empresas de ambito estatal cuanto menos, sustituidas por atencion telefonica u online en la sede central, casi siempre en grandes ciudades; facturan servicios sin que generen el valor añadido que aporta un local, red comercial, consumo, impuestos...etc, a pie de calle o zonal, con el consiguiente deterioro del flujo economico entre todos los actores que pisan esa calle, y que se quejan de como "baja la cosa". yo personalmente, excepto en lo que no queda mas remedio, opto por dar mi dinero a quien tiene un local, un comercial de zona....etc, dan riqueza, comen, pagan alquiler, echan gasolina, hacen fotocopias, pagan impuestos, etc, etc......Quien no es consciente o llevado por las modas del tic, envian su dinero a madrid para cubrir una necesidad, teniendo su vida en leon por ej, y pudiendo optar por el servicio zonal, no puede esperar que le revierta en la demanda de su servicio a pie de calle. No olvidemos que por comprar un billete por net te cobran mas que si lo compras en ventanilla, asi que lo del supuesto ahorro, aun siendo a veces verdad, no tiene porque ser siempre.