viernes, 14 de octubre de 2016

LEÓN, JUVENTUD Y ALIMENTOS

La feria de los productos de León es una cita anual imprescindible para los que queremos tomar el pulso a la industria alimentaria leonesa. Nos permite conocer los nuevos productos, así como los nuevos productores que se incorporan al mercado. Sin que la feria llegue a ser una recopilación global de las novedades y productores, sí que actúa como un indicador de lo que se cuece en ese sector tan importante de nuestra provincia. Este año ha venido a confirmar una tendencia que se había manifestado en años pasados: que aparecen nuevos productos, reinvención de otros anteriores, como el queso de cabra con castañas, la cerveza con un toque de miel, los puerros o pimientos en dulce, o el queso con un acabado de tipo camembert. Eso muestra que existe una capacidad de innovación y cambio para buscar nuevos nichos de mercado, otras salidas a situaciones de estancamiento comercial y, especialmente, habilidades para avanzar hacia la diferenciación, cualidad imprescindible para mejorar precios y márgenes. Otro aspecto llamativo es el del nacimiento de iniciativas en comarcas leonesas atacadas por la despoblación. Que jóvenes residentes en las zonas urbanas de León y Ponferrada se desplacen para elaborar productos nuevos a las zonas de origen de su familia es una gran noticia: Fornela, el Curueño, Babia o Laciana son escenarios de este renacer económico, siquiera a pequeña escala. Una carencia dolorosa es que existan comarcas leonesas donde es muy difícil encontrar algo autóctono que comprar cuando acudes de ruta turística, sea unas pastas, un embutido, fruta o cualquier otro pequeño manjar. Que en La Cabrera, en La Cepeda o en el Selmo sea difícil adquirir una diversidad de productos de origen autóctono es una triste realidad que hay que subsanar si se quiere que estas áreas recobren población y atractivo para los que las frecuentamos como visitantes. Hay que producir y hay que distribuir con la implicación de los establecimientos locales más cercanos. Sin duda es difícil que la población autóctona tome la iniciativa en muchas comarcas por envejecimiento, desinterés o falta de perspectiva. Pero hijos de esos pueblos que hoy viven en León y Ponferrada, y que tienen la edad, las ideas y las ganas pueden tomar el relevo. Y las autoridades locales y los vecinos debieran poner todas las facilidades para que sus comarcas vuelvan a ser puestas en el mapa, para que signifiquen algo más que un vago recuerdo para los que no son eruditos ni folcloristas. La recuperación de la producción de alimentos con esos toques de innovación y modernidad puede ser la solución.

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