jueves, 3 de noviembre de 2016

LA ARQUITECTURA DE UN REINO

Los 320 años que duró el Reino de León dieron para mucho: generaron centenares de documentos, una base legal fundamental para el ordenamiento actual, numerosas efemérides, personajes notorios, etc. Es tanta la herencia que podrían existir especialistas en el Reino de León en las instituciones. De todo ello lo más visible que ha llegado hasta nuestros días es la arquitectura de la época. Una parte guarda elementos comunes con otras de ese momento, sobre todo en los últimos 180 años, en el románico. Otra parte, fundamentalmente anterior a 1050, es de gran singularidad. Son 140 años en los que se construyó con criterios peculiares y con un marcado carácter local. Es tal singularidad lo que da un valor extraordinario al conjunto. Cuando los visitantes extranjeros llegan a León buscan aquellos aspectos que no pueden encontrar en sus lugares de origen. No es fácil sorprender a un francés con un edificio románico. Sólo si cuenta con unas pinturas como las del panteón de San Isidoro les resulta exótico. Incluso la catedral, siempre apabullante, sorprenderá menos a un centroeuropeo. Sin embargo visitar la cúpula de la iglesia de Palat del Rey, del novecientos y pico, donde escuchó misa Ramiro II, es emocionante para ellos; o la ventana trifora (una ventana de reyes por tanto) del palacio del Conde Luna, trasladada probablemente desde el primer palacio real, que es otra rareza. Por supuesto una visita a San Miguel de Escalada, con una zona netamente prerrománica leonesa y otra del primer románico, en la que probablemente hubo un scriptorium, puede mover al público culto. O ir a Santo Tomás de las Ollas o a la iglesia de Peñalba de Santiago e imaginar la liturgia mozárabe, que puede ser alucinante para el turista formado. Y existe también el capítulo de la arquitectura que empieza a ser románica, pero aún guarda detalles del prerrománico leonés como Vizbayo, en Ponferrada, como la entrada al panteón de San Isidoro desde la iglesia, como la iglesia de Villarmún, o las ventanas del ábside de la iglesia de Destriana y la torre de San Esteban de Corullón, o restos como el cancel de Felechas. León está lleno de lugares con arquitecturas y restos peculiares, ligadas al Reino de León y que merecerían quedar agrupados bajo un sello, enseña que podría extenderse fuera de la provincia. Hablar de Lebeña (Cantabria), del oratorio de Samos (Lugo), de Celanova (Orense), de Santa Marta de Tera (Zamora), de Mazote (Valladolid), de Priesca (Asturias), de Lourosa (Portugal) o de Olleros de Pisuerga (Palencia) es hablar del Reino de León. Y eso hay que ponerlo en valor.

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