jueves, 3 de noviembre de 2016

DESPOBLACIÓN Y MAL DIAGNÓSTICO

Los últimos días se ha puesto de moda hablar de la despoblación en esta autonomía, como si se tratase de algo nuevo. Las cifras del Instituto Nacional de Estadística han mostrado que, frente al crecimiento de la población en España en los últimos 30 años (8 millones de habitantes), la autonomía ha perdido cien mil habitantes. Al hilo de esto algún medio de comunicación ha realizado reportajes especiales sobre el tema con cierta frivolidad. La noticia no es nueva. Quien haya seguido los datos de población cada año sabía ya que la autonomía es un ejemplo de lo que no tiene que pasar. Sin embargo la prensa llama a técnicos, a profesores universitarios, o a los miembros del Consejo Económico Social y el discurso que proporcionan es tan falto de rigor en este problema concreto y tan pobre en sus soluciones que uno toma conciencia de que no les importa apenas. Sin ir más lejos, escuchaba hablar en la radio de los datos de población de esta autonomía en los años sesenta. ¿Cómo se puede hablar de eso desde el ámbito académico si la Junta no existía? Al CES le pasa algo parecido, que no diferencia entre territorios y así les luce el pelo. El comportamiento de las dos regiones que conforman la autonomía ha sido diferente. Los sistemas de ocupación del territorio son diferentes. Los recursos para fijar población son diferentes. Lo único que parece uniforme es la incompetencia para hacer un análisis riguroso de los técnicos afines al régimen; para diferenciar territorios más o menos homogéneos y proponer soluciones adaptadas. El nivel de decadencia poblacional es directamente proporcional al grado de servilismo de la mayoría sedicentemente académica. En realidad hay que deducir que, pese a que la población se desploma en León desde hace años, es ahora cuando aparece la alarma porque empieza a caer en Valladolid. Incluso la ciudad pierde población. Pero nadie se pregunta qué ha fallado en el esquema global de promoción empresarial de la Junta. Porque el problema por el que se marcha la gente es la falta de oferta laboral. La política de la Junta, a juzgar por los resultados, es un desastre, pero nadie se atreve a decirlo claramente. Y por la misma causa hay que proclamar que, si continúan haciendo lo mismo, los resultados no cambiarán. Hoy no me toca hacer propuestas, aunque las tengo. Hoy toca subrayar que bajo estos pésimos resultados en la política de población lo que hay es incompetencia de unos, y cobardía y conformismo de otros. La situación es de extrema gravedad pero ¿alguien les ve preocupados de verdad o dispuestos a cambiar?

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