jueves, 26 de enero de 2017

CARBÓN, POLÍTICA Y ECOLOGÍA

El aumento que ha experimentado el consumo eléctrico en estos días por la ola de frío ha provocado un ascenso del precio del kilovatio hasta cotas desconocidas desde hace mucho tiempo. La subida ha dejado al descubierto que, cuando se eliminan o reducen ciertas fuentes de electricidad en el mix de producción energética del país, los precios suben. Ahora resulta que descubrimos que, si el viento, el sol y el agua aportan menos producción, el recibo de la luz crece. Eso quiere decir que las energías renovables no son tan caras como se ha difundido. Por otro lado parece ser que el carbón es necesario para compensar estos aumentos de producción. Pero resulta que el precio de importación, tan socorrido para descalificar la producción local, puede subir por encima del nacional, como se experimenta estos días. Y en medio de todo esto la planta de vanguardia, ubicada en la CIUDEN de Ponferrada, para aplicar tecnologías que hagan el carbón local -entre otros- menos contaminante está siendo liquidada por el gobierno central. Pero la última noticia, la más ofensiva para el interés general, es que las centrales que queman gas son las más caras de cuantas generadoras tiene el sistema. Si se valora que durante la etapa previa a la crisis se construyeron muchas y se edificó un parque gasístico muy por encima de las necesidades del país con criterios políticos, deducimos algunas cosas más. Por ejemplo que esa decisión errónea ha supuesto que varias centrales de ciclo combinado permanezcan cerradas casi todo el año, aunque estemos pagando sus gastos de amortización en el recibo de la luz. También se deduce que el hecho de tener un parque de generación que duplica la demanda que el país tiene la mayor parte del año ha sido producto de decisiones injustificables. Finalmente hay que concluir que en años pasados se ha empujado a España hacia el consumo de gas, que es una fuente de energía no autóctona, cara y que nos deja a merced de países poco estables. Esta forma de proceder no tiene que ver con la ecología, argumento al que se ha recurrido para liquidar el carbón; tampoco con el abaratamiento, discurso con el que se ha paralizado la inversión en renovables. Por lo tanto la causa que parece sustentar esa decisión es el beneficio económico de las empresas eléctricas, únicas interesadas en la importación masiva de gas natural. Urge que el gobierno de España dirija de verdad la estrategia energética para defender el interés general. La indolencia, la incompetencia y la sospechosa colaboración de algunos políticos nos han traído a esta detestable situación.

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