miércoles, 1 de noviembre de 2017

¿CAPITAL GASTRONÓMICA?

León ha sido elegida como “Capital Española de la Gastronomía 2018” en el certamen que convoca cada año la Federación Española de Hostelería y la Federación Española de Periodistas y Escritores de Turismo. Es un título que, bien explotado, puede ser un revulsivo económico importante y que debe dar también una proyección exterior a la ciudad que lo ostenta. También podría pasar sin pena ni gloria, si no se aprovecha la ocasión. La candidatura leonesa resulta especialmente atractiva porque ha sabido explotar los puntos fuertes que podía argumentar para recibir el nombramiento. Por un lado ha querido reunir la especialización gastronómica de toda la provincia, lo que va a suponer que, en realidad, este año va a ser de promoción de todo nuestro territorio. León es un área con una peculiarización gastronómica excepcional por su compartimentación durante siglos por montañas, ríos torrenciales con grandes avenidas y mucha nieve. Eso configuró un espacio muy fraccionado, donde podemos definir más de 20 comarcas tradicionales con un alto grado de autosuficiencia durante siglos. La idiosincrasia leonesa ha permitido que en las aldeas se fuesen definiendo razas autóctonas de animales y plantas. Solo así se explica que tengamos el mayor número de alimentos diferenciados de las provincias españolas, con la salvedad de Huelva. A eso se añade un ya veterano núcleo de restaurantes de autor en la capital: Cocinandos, Delirios, MUSAC y Pablo, insólito en esta dimensión urbana, a los que se suma una nueva generación, así como otros restaurantes innovadores por la provincia. Y la tradición de las tapas, que en su sencillez nos hablan de un gusto por el buen comer, por el ocio, por la plática y por la buena vida. Quizás por ese espíritu vividor y un tanto diletante, pare esta tierra tanto escritor y tanto cronista periodístico. León tiene que hacer valer… lo que vale; y vale mucho, como sabemos los que hemos viajado algo por la piel de toro. Vamos a exhibir toda esa despensa que es producto de siglos de explotar nuestros recursos, de una tierra de aldeas que amarra montañas, riberas y llanos en una cultura arcaica de cocinas de humo, de madreñas propias de tierras húmedas, de vinos hechos con uvas propias y de quesos de mezcla de toda leche porque aquí de todo había. Y vamos a refinarla también. El Ayuntamiento de León tiene mucho que decir, pero la Diputación también lo tiene que aprovechar porque este año es una oportunidad para para toda la cosmología leonesa. Y para las iniciativas privadas que nacen con facilidad de nuestro fuerte individualismo. ¡Vamos a seducir al mundo!

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