miércoles, 24 de junio de 2009

¿Cambio de modelo? Cambio de Actitud

El debate sobre la crisis de la economía española ganó intensidad en los últimos días. Ha llegado a un punto tal en la sociedad que nunca se había analizado la economía tan profundamente como ahora. La expresión de moda desde hace un par de semanas es el “cambio de modelo productivo”, una forma de expresar la necesidad de reformas en un país rico que pretende ser rico.
A fin de abordar los cambios que se reclaman se discute sobre una posible reforma laboral que reduzca la temporalidad y aumente la calidad del empleo. También se insiste en la necesidad de mejorar la enseñanza o de dotar de más formación a los trabajadores. Sin embargo se solapan otros aspectos clave para mejorar la competitividad.
Uno de ellos es la reforma de la administración pública, que reúne las mayores bolsas de improductividad del país –con las excepciones que se quieran hacer-. Ésta debería reducir su tamaño sin demérito de los servicios prestados, mejorando el rendimiento mediante métodos ensayados en el sector privado.
Otro problema grave es la falta de formación de los empresarios. Este colectivo atesora valores, como la audacia, la creatividad y el riesgo, importantes e infrecuentes. Sin embargo más del 95% de las empresas españolas son pequeñas por las dificultades en la gestión del crecimiento. Uno de los determinantes es la debilidad de conocimientos de sus propietarios para dirigirlas y controlarlas. Las escuelas de negocios españolas están entre las mejores del mundo, pero sus aulas se llenan con posgrados y trabajadores de multinacionales, no con empresarios o con sus hijos. Es un contrasentido.
Un aspecto relevante es la dificultad para crear empresas, labor que, requiriendo varios meses, debería resolverse en horas. Otro tanto podemos decir del registro de patentes sin el que no cabe hablar de tecnología. Su lentitud bloquea la rutina de registrar las innovaciones.
Como colofón, la universidad se ha desarrollado inadecuadamente. Un catedrático debe ser un docente/investigador, pero también un jefe de equipo con relaciones en el sector privado, cuya gestión pueda ser auditada. Sin esas habilidades y sin cierto nivel de exigencia ...

2 comentarios:

Alfonso Mielgo dijo...

Yo estudié empresariales en Valladolid... 80% del profesorado no han trabajado en una empresa en su día... terminaron la carrera y se quedaron. Se dictan unos apuntes heredados (o en el mejor de los casos sacados de un manual)y ya está... sin prácticas, sin estudiar supuestos prácticos...

Sin embargo, cuando realicé el postgrado en Madrid, el prefesorado era de élite... pero con pocos empresarios en el alumnado (sólo recuerdo dos en la clase)

Si además demonizamos a los empresarios, que son los que crean empleo y riqueza (arriesgando su dinero), como vemos a diario en las noticias, sí vamos a un cambio de modelo productivo... podemos elegir entre el del opio afgano, la soja argentina, especializarnos en propaganda politica como en Cuba... ni siquiera tenemos indigenismo como la Bolivia cocalera

Cisastur dijo...

Los empresarios no deben ser intocables, como no lo es ningún colectivo. Son ciudadanos como los demás y han de tener sus reponsabilidades, como los demás. La débil formación es una carencia que hay que manifestarles para que tomen conciencia y la subsanen. Esa es la clave por la que no crecen nuestras empresas.