jueves, 22 de abril de 2010

La Fiesta de Villalar y el 1100 Aniversario

Un año más la Junta de Castilla y León convoca a la celebración de la fiesta de Villalar. Llama la atención con qué énfasis se ha publicitado la inversión en la campa para mejorar sus servicios y dotarla de cierto empaque institucional. Eso contrasta poderosamente con la pobreza con que se divulga el 1100 centenario del Reino de León, una cuestión que la Junta ha querido tomar en sus manos y que pasa desapercibida para cualquier persona de fuera de la provincia.
No será por falta de fondos, pues más de 3 millones de euros que dedica la Junta al aniversario regio dan para realizar actos brillantes y para publicitarlos por todo lo alto. Sin embargo ni en la propia comunidad autónoma resulta relevante la celebración regia. Es evidente que la voluntad de ocultación no admite ahora cosmética alguna. Todos nos hemos enterado del sarao de Villalar, repudiado en León por una mayoría aplastante, y casi nadie puede citar tres o cuatro actos del undécimo centenario. Significativo. ¿Tienen algo que argumentar en este caso los que acusan de victimismo a los leoneses? ¿No será que tienen complejo de inferioridad y piensan que lo nuestro es menos importante?

7 comentarios:

Alfonso Mielgo dijo...

No viene a cuento, pero ahora los gallegos que quieren anexionar el Bierzo están probando de su propia medicina:

http://www.elcorreogallego.es/galicia/ecg/reclaman-4-concellos-lugo-principado/idEdicion-2010-04-23/idNoticia-539226/

Saludos

Anónimo dijo...

Ni los gallegos quieren el Bierzo, ni los asturianos quieren ningún concejo gallego. Estos son temas para llamar la atención, y en el caso que comenta Alfonso Mielgo me da que tiene mucho que ver con el carácter asturiano de responder con gilipolleces las gilipolleces gallegas de anexiones de concejos. En fin. En cuanto al tema de Villalar, es una fiesta a la que si nos ponemos puristas, ni siquiera se podría llamar castellana, sino pucelana. Tengo familia en Salamanca, y nadie va a Villalar porque ni hay tradición ni queda cerca (no porque sean leonesistas ni leoneses, pero esa es otra historia). Además añadiría algo interesante que ha soltado estos días Rosa Díez (que no es santa de mi votación), en lo que creo que tiene bastante razón, es una fiesta VICTIMISTA. Y tiene toda la razón del mundo. En los últimos años incluso evoluciona hacia el perroflautismo, lo anarko e incluso lo abertzale (que ya es decir, en Castilla). Creo que no es una fiesta que una ni Castilla con Léon, ni siquiera Castilla a secas, porque es algo planteado desde el partidismo de ultra-izquierdas y el sentimiento de víctima. Malos mimbres para un mal cesto. En todo caso, a los que sí se lo pasan bien en la campa con los críos y los suegros, salud, y a seguir muchos años, no es mi fiesta. Además no escupamos para arriba, tampoco existe una celebración que una lo leonés, que es una identidad con muchísimos problemas de disgregación y si nos extendemos a Zamora y Salamanca, un poquito entelequia y que jamás ha aglutinado sentimientos (no se me enfaden, pero es así, y de estas medias tintas e incapacidades de la identidad leonesa fuera de la provincia, e incluso en comarcas de ella, vienen muchas frustraciones autonomistas, que no toda la culpa la tiene Valladolid, sino que algo que pudo ser, nunca tuvo en el fondo la suficiente fuerza para llegar a serlo, y se quedó en una especie de querer, pero sin llegar, que es lo que es nuestro querido leonesismo).

Cisastur dijo...

Yo creo que los sentimientos en León, Zamora y Salamanca no eran menos intensos que en Andalucía, en Aragón o en Extrenadura en el periodo constituyente. La diferencia fue la voluntad política.
León reunía una voluntad popular inconfundiblemente inclinada a la autonomía propia en la provincia y, si se quiere, neutra o casi en las otras dos provincias. En total mayoría clara por la autonomía leonesa y, si hubiese sido uniprovincial, simplemente práctica unanimidad. El soporte histórico-ideológico era más sólido que el de cualquier otra región salvo vascos y catalanes.
No le demos vueltas ni revisemos cosas que no admiten interpretación: lo de León fue una cacicada. Los resultados (económicos, sociales, culturales, institucionales) abonan esa tesis. Esta autonomía no pasa de ser un marco oficial para una sociedad invertebrada. Hasta la fiesta parece el producto de la improvisación en la génesis y en sus alegatos de medio pelo.
El proceso de encaje de León aún no se ha cerrado, por lo que todas las vías hacia el futuro -unas improbables y otras no tanto- están abiertas.

Anónimo dijo...

En León tienes razón y lo que dices va a misa (¡León sólo sin Castilla¡), en Zamora no lo sé, pero lo que es en Salamanca, te equivocas de medio a medio. Salamanca siempre fue una provincia de sentimiento castellano hasta el tuétano de los huesos. Una frecuente metedura de pata del leonesismo es querer ver cinco pies al gato del supuesto leonesismo salmantino, cuando todo el mundo sabe que los gatos tienen tres pies. Espejismos y tonterías aparte, hay más posibilidades de hacer una región leonesa con Valladolid que con Salamanca (a no ser, claro, que nos saltemos la voluntad popular, pero creo que de eso ya tenemos bastante)

Alfonso Mielgo dijo...

Hablando de todo un poco:

- Por lo que he comprobado, en Galicia no se vería mal la incorporación del Bierzo (y no hace falta que sean del BNG). Otra cosa es que haya una lucha activa o una reivindicación incesante.
- Lo de Villalar es una estupidez supina... se idealiza la lucha de unos señoritos que perdían sus "cargos" y prebendas, y se confunde con un levantamiento del pueblo, del común, contra no se sabe muy bien qué... además tuvo repercusiones en toda la Corona castellana (reino de León incluído)
- Es cierto que hoy el sentimiento leonesista se circunscribe a la provincia de León (con algún residuo en Zamora), pero si en su momento se hubiese decidido tirar por la opción de las regiones históricas, nadie lo habría discutido (en las primeras elecciones, el PREPAL tuvo 13.000 votos en Salamanca, 1.000 más que en León) y hoy estaría tan consolidado como Aragón o Extremadura, pero ese tren pasó, y deberíamos centrarnos en nuestra provincia. Los que aprovecharon el tren fueron Santander, Madrid y Logroño, y nadie les discute su estatus, además, Albacete es más manchega que Ciudad Real... ¿quién se acuerda de su pasado murciano?... el tiempo lo legitima todo, y si no andamos listos, si dejamos que se apague la llama, legitimará también Castilla y León.

Ojo, yo desarmaría todas las autonomías (y si fuera posible, todas las diputaciones...)

Anónimo dijo...

En el curioso caso de Albacete (por lo de la Región de Albacete y Murcia), nunca hubo un sentimiento de formar nada con Murcia. La gente era manchega(con la excepción de unos porcentajes bajísimos de población en Hellín, que decían otra cosa). Todo esto lo digo de memoria y por unos estudios de los años 70-primeros 80, que pueden creerse o no y que tengo tirados por ahí con demás papeles y porquerías varias. Amén del trato que tengo con peña de Albacete (en Toledo hay muchos). No hay ningún movimiento ni social ni de nada por ir remotamente con Murcia ni a por tabaco. Digo todo esto PORQUE LAS REGIONES DE LA EPOCA DE FRANCO (y anteriores) HAY QUE COGERLAS CON PINZAS. Hay que tener mucho cuidado con dar carta de validez a "regiones" que se hacían de una forma poco sería y sin competencia administrativa de ningún tipo (en plan guía turística). No digo que no se tomen como base, porque SI reflejan afinidades culturales o geográficas, pero cuidado con tomar como el Evangelio una "Región Leonesa" con Valladolid o Palencia (fíjate que no meto a Salamanca por respeto a mucha gente leonesista, pero bueno...), que así figuró muchos años. Eso por lo menos para mi, no es serio.

Cisastur dijo...

La única base para la división territorial que se puede tomar con sustrato legal en el caso de León es el Real Decreto de 1833, vigente aún, pues no ha sido derogado. En él se establece que la Región Leonesa o Reino de León está formado por León, Zamora y Salamanca con los límites que en él se establecían, que son los actuales.
Luego hubo una época durante la dictadura en que se añadió Valladolid y Palencia, seguramente influidos por las tesis de Anselmo Carretero, pero sin base legal alguna.