Crisis, Poder y Contestación

El domingo se celebró una manifestación apolítica en la que se reclamaba la restauración de los principales valores democráticos. Las peticiones de una justicia que alcance a todos por igual -incluyendo a los poderosos-, de una participación ciudadana que rompa el monopolio de los partidos políticos, y de unas condiciones sociales y económicas dignas para todos centraron los lemas de la convocatoria.
Lo sorprendente de este acto es que ha sido organizado por una plataforma ciudadana espontánea y apolítica. El grupo “Democracia Real Ya” se formó hace poco más de dos meses en las grandes ciudades; en León apenas hace dos o tres semanas. Sólo con la actividad a través de los medios digitales han conseguido reunir a más participantes que los sindicatos el 1 de mayo. Sin duda sus inquietudes son compartidas.
Se trata de un colectivo variopinto de estudiantes, trabajadores, parados, … que representan a buena parte de la masa social del país. Manifiestan estar hartos de unos partidos en los que es frecuente encontrar miembros amorales, de cargos públicos entre los que la corruptela es habitual, de sujetos sin una mínima preparación para desempeñar el cargo público que ostentan. La plataforma se rebela contra el poder de los bancos, que rigen en buena medida los destinos del país después de haber enfangado su economía; protesta por la impunidad de quienes llevaron al desastre a las cajas; proclama la indecencia de unas medidas de ajuste que sufren sobre todo las clases medias, y apenas las altas y los políticos.
La manifestación del domingo está liderada por un colectivo de jóvenes que no tienen nada que perder porque el sistema les está hurtando el futuro. Son damnificados que piden reos, claman por una justicia que remolonea e invocan a Islandia, el país que empapeló a los banqueros culpables.
El éxito de la plataforma se explica porque se trata de un movimiento sincero y ampliamente asentido. Si los cambios no empiezan a llegar al ámbito de la política, la banca y la aplicación de la justicia, puede producirse un levantamiento social que se lleve por delante mucho más de lo que se llevarían las reformas.