miércoles, 24 de agosto de 2011

Ahorro y Reformas Institucionales

La crisis presiona desde 2008 en diversos ámbitos. El que más castigado se encuentra ahora es el de la deuda pública. Los mercados (es decir, los inversores) están castigando las emisiones que no son respaldadas por un recorte decidido del gasto. ¿Por qué?
A mi juicio Occidente está realizando una transferencia gigantesca de renta hacia Asia. Es evidente que los recursos traspasados hacen que seamos más pobres. En consecuencia se reducen los ingresos por impuestos, que pagan fundamentalmente las clases medias, principales víctimas de la crisis. En conclusión ni podemos aspirar a tener los mismos servicios –aunque yo creo que sí muy parecidos- ni el mismo aparato público.
Los mercados castigan a España porque pretende pasar de un 9% de déficit este año a un 6% el que viene, un 3% el siguiente y luego Dios dirá. Eso suponiendo que el crecimiento de la economía sea el que prevé el gobierno. Como “los mercados” dudan de esa previsión nos ven como morosos potenciales. En fin, que esos “monstruos especuladores” va a resultar que harían lo que cualquiera que no se fíe. Y a lo peor no van descaminados.
Frente a eso el gobierno anuncia como primeras medidas recortes en el gasto en los servicios públicos y aumento de los impuestos. Resulta asombroso que, en contraste, el monumental edificio institucional permanezca intocable ante sus ojos. Los ciudadanos convenimos en que sobran al menos 6000 de los 8000 ayuntamientos, que generan cuantiosas ineficiencias. Reconocemos que sobran en las autonomías defensores del pueblo innecesarios, consejos de cuentas que no auditan (si no ¿cómo se entiende que hayamos llegado a esto?), televisiones al servicio del gobierno de turno o consejos económicos sociales irrelevantes. Dudamos de la utilidad del senado y cuestionamos la existencia de microdiputaciones.
Hay todo un artificio institucional de escasa eficacia, pobre justificación y nula necesidad que cuesta una fortuna, pero nadie en los partidos levanta la voz recortar por ahí. Prefieren tocar la salud o las pensiones. Luego se asombrarán de que gente que no quiere entrar en política salga a la calle. ¿Qué otra solución queda?

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