martes, 30 de abril de 2013

Recortes Públicos Donde no se Debe

No soy de los que creen que la austeridad en el gasto público sea un pecado. Este país ha realizado una transferencia enorme de recursos hacia otras economías y ahora el aparato productivo ya no produce un excedente suficiente para mantener el sector público que se creó. Lo que estamos viviendo es una simple acomodación entre lo que la economía privada es capaz de aportar y lo que el aparato del Estado puede gastar en función de eso. No vale como contraargumento decir que tenemos una economía sumergida grande porque incluso los países nórdicos tienen un porcentaje similar. Sí se puede esgrimir que los impuestos a las grandes empresas y a las no menores fortunas son bajos. Y en la discusión no vale decir que entonces se irán. Quien quiera estar en este país que se ajuste a las reglas del juego. Si se van, que se vayan, pero sepamos en qué equipo juega cada uno. Finalmente, sepamos con qué y con quiénes contamos. Sin embargo lo más doloroso no está siendo eso. Lo más lamentable es descubrir que se cierran plantas de hospitales públicos, comedores escolares o se rebaja las coberturas sanitarias mientras los gastos prescindibles se mantienen. En este país se podrían reducir en un 75% los ayuntamientos, se podrían eliminar la mitad de los canales de televisiones públicas, se podría reducir el número de diputados autonómicos, se podría eliminar la figura del asesor en nómina, se podría acabar con los defensores del pueblo autonómicos, con los consejos autonómicos de todo tipo, con el 90% de las empresas públicas. Se debería reducir drásticamente los escalones profesionales de la función pública y restringir los niveles jerárquicos, además de eliminar los puestos de libre designación por debajo del segundo o tercer nivel. Todo eso ahorraría miles de millones de euros, pero no se acomete aunque la economía del país se derrumbe. Luego habrá quien se queje de los escraches. Lo que me sorprende es que aún no haya habido alguno de esos padres que no pueden comprar comida para llevarles a sus hijos que le haya dado una paliza a un político. Lo más sintomático de cómo están las cosas es que mucha gente lo comprendería.

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