domingo, 17 de noviembre de 2013

Congreso de UPL: voluntarismo sin plan

Este domingo se celebra el congreso de la Unión del Pueblo Leonés que decidirá quiénes quedarán al frente de la formación durante los próximos años. Y digo quiénes porque, una vez leídas sus cartas de intenciones (llamar “programas” a eso me parece un atrevimiento), no hay lugar para la reflexión ideológica, para saber qué se va a hacer y por qué. Cierto es que una de las candidaturas está encabezada por un personaje cercano a Chamorro que ha demostrado carecer de cualquier objetivo concreto para León, como se puede corroborar en sus escritos. De la candidatura alternativa se puede decir que representa algo parecido en tanto que son personas que llevan tiempo en política y se han relacionado con la dirección anterior. En ambos casos las manifestaciones previas se han desenvuelto entre propuestas como “potenciar las juventudes” (¿es que no habría que potenciarlas en cualquier caso y partido?) o “acercarse al leonesismo social” (¿es que hay otro leonesismo en este momento?). Por no quedarme en la simple crítica, voy a exponer -en realidad reescribir- algo expuesto varias veces; lo que la lógica dicta. El leonesismo tiene tres patas: 1-Cultural: trabaja en el estudio, mantenimiento y recreación de las tradiciones y singularidades que nos hacen sentir como un grupo. Son la base del sentimiento de orgullo colectivo leonés. 2-Económica: trabaja en el estudio, defensa y promoción de nuestros intereses económicos, así como en la planificación de lo que ha de ser la economía leonesa en el futuro. Es la base de la prosperidad económica proyectada que ofrece la alternativa leonesista. 3-Política: el leonesismo político debe trabajar en dos vertientes. La primera es en trazar un camino que haga posible nuestro progresivo reconocimiento político, a fin de lograr la prosperidad y el bienestar en el marco que más nos convenga. La segunda es trasladar al campo legal la mejor acomodación de nuestros intereses culturales, sociales y económicos, así como dar soporte financiero a la estructura leonesista que se halla fuera de las instituciones públicas. Por esta razón el leonesismo político no puede subsistir en el campo de la vaguedad, de la inconcreción y, en consecuencia, de los medros personales. El leonesismo político está para ser incómodo y quien no esté dispuesto a serlo debe quedar fuera de los puestos de representación. Un partido político leonesista ha de tener un decálogo que aplicar innegociablemente en cada institución donde gobierne y ha de forzar pactos que avancen fehacientemente hacia nuestro reconocimiento político independiente. El grado de independencia es algo a debatir internamente en función del bienestar de los leoneses, fin que ha de presidir todas las acciones. En resumen, León tiene intereses propios que han de ponerse de manifiesto en las instituciones y las leyes. El leonesismo político, el partido leonesista, es la herramienta para conseguirlo. Por eso si la UPL continúa siendo un fin en sí misma para repartir fama y regalías más vale enterrarla.

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