jueves, 20 de febrero de 2014

DIPUTACIÓN Y ALIMENTOS DE LEÓN

La Diputación de León quiere entregar la promoción de Productos de León -que lucía con sello diferenciado- a Tierra de Sabor, una enseña para todo el territorio de la Junta de Castilla y León. La transferencia se produce en un marco de depresión de la economía leonesa que hace difícil comprender los motivos de tal maniobra. La marca Tierra de Sabor es un conjunto indiferenciado de productos de un territorio más grande que Portugal y que carece de imagen propia. La autonomía es un compendio dispar de espacios desarticulados. No hay un hilo conductor entre los paisajes humano, cultural o gastronómico de Soria, León o Ávila. Tierra de Sabor es poco más que un carnet con el que los productores reciben ayudas de la Junta de Castilla y León; pero a nadie le extrañaría ver bajo esa enseña un jamón de Montánchez o un turrón de Jijona, porque Tierra de sabor no remite a nada. Como bien muestra su logo, es una nube con forma de corazón, el colmo de la diferenciación, vamos. La marca promocional de Productos de León, en la que se lleva años insistiendo con el lema “lo bueno, de León” remite a un territorio concreto, a un contexto, al frío, al chorizo, a las montañas, a la Catedral, al botillo y a cosas que huelen a humo. Productos de León es un sello diferenciador, un valor añadido que se agrega al producto. En una tierra que viene sufriendo los devastadores efectos de la mala gestión, o mejor dicho, de la incompetencia, con oficinas de turismo en las que no se hablan idiomas extranjeros o promotoras de aeropuertos incapaces de incrementar los flujos de esas instalaciones, nos encontramos ahora con esto: uno de los sectores económicos que configuran un pilar clave de la actividad empresarial, junto con el biotecnológico, el de ocio y turismo, y el de tecnologías de la información, se deja de apoyar para entregarlo a la inoperancia. Tierra de Sabor no es nada fuera de esta autonomía, porque nada lo hace distinguible. Productos de León, un marchamo sonoro y perfectamente localizado, desaparece. Cuánta desidia. León ha mermado tanto en su dimensión económica que conocer ahora cuáles son los vectores principales de su desarrollo es muy fácil. Hemos llegado a ser un caso similar al de La Rioja. La diferencia es que en La Rioja nadie hizo dejación de su responsabilidad en apoyar esas actividades y aquí sí. No podemos conformarnos con dejar que estas cosas sucedan si mantenemos alguna aspiración colectiva. Hay que saber si queremos ser como Zamora o bien como Navarra. Ahí está el meollo.

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