jueves, 6 de febrero de 2014

LEÓN, INFRAESTRUCTURAS Y GESTIÓN

Durante muchos años los leoneses hemos clamado por la construcción de infraestructuras, especialmente de comunicación, que nos pusiesen al mismo nivel que las zonas desarrolladas del país. En cualquier caso nunca podría llegar a lograrse puesto que, aparte de la importancia de disponer de una autovía, es fundamental hacerlo en un plazo adecuado. Los distintos corredores de comunicación compiten entre sí y, cuando una vía llega tarde, lo normal es que los tráficos ya se hayan establecido por otros corredores, creando una malla secundaria de infraestructuras de apoyo (gasolineras, polígonos industriales, áreas de descanso, zonas logñisticas, etc). Así le sucedió a León, que hoy tiene una de las mejores redes de autovías de las que pueda disponer una provincia, pero que llegaron tarde. Hay que recordar que la autovía León-Benavente, que conectaba León ciudad con la red general de vías de gran capacidad, se abrió en diciembre de 2000, cuando ya se habían desplegado miles de kilómetros de homólogas por toda la Península. Con el AVE va a pasar lo mismo. Con el aeropuerto también sucedió algo parecido, aunque se trata de un medio de transporte mucho más dinámico y capaz de reconfigurarse rápidamente. Al hilo de esto se comentaba desde la Federación Leonesa de Empresarios la falta de compromiso de los políticos de León. Es cierto, pero no lo es menos que lo que subyace aqueja igualmente a los empresarios y a la sociedad leonesa en general. Lo que afecta transversalmente a los leoneses es una deficiente capacidad de gestión, con todas las salvedades que se quieran poner, que las hay. Las infraestructuras llegaron tarde, es verdad, pero diez años después –o quince, o veinte- hay que preguntarse qué se hizo para desarrollar el potencial de esos activos. La respuesta es clara: en muy pocos casos los responsables de la gestión y las inversiones han aprovechado todo lo que se ha hecho. El caso del aeropuerto es palmario. Una infraestructura que llegó a tener más de 160.000 pasajeros en un año hoy llega con trabajo a 30.000. La crisis es fuerte, pero nada explica un descenso así. Hay una gestión deficiente, incompetencia en definitiva. El Parque Tecnológico es otro ejemplo de cómo, a pesar de las trabas de Valadolid, que sabemos que son clamorosas, tampoco en León se ha actuado con diligencia e inteligencia. Así podríamos repasar otros casos, lo que nos lleva a pensar si la descapitalización humana de León no está dañando irreparablemente nuestros recursos intelectuales colectivos.

No hay comentarios: